Cultura

La dependencia audiovisual hace confundir la educación con el entretenimiento

Bernardo Fernández "Bef" dice que su cotidianidad universitaria vive una “especie de exigencia generacional de que las clases sean divertidas” y es difícil mantener la atención de sus alumnos cuando el contenido no les entretiene

entrevista

“Yo soy científico frustrado. Me chifla la ciencia”, confiesa Bernardo Fernández “Bef”.

“Yo soy científico frustrado. Me chifla la ciencia”, confiesa Bernardo Fernández “Bef”.

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Hay una dependencia cada vez más grande de lo audiovisual para generar interés en la gente, “entonces la educación se empieza a confundir con el entretenimiento y eso es un gran riesgo”, observa el escritor y artista gráfico Bernardo Fernández, “Bef”.

Se toma el tiempo de pensar sus respuestas, dirige su mirada hacia arriba y hacia otros rincones de la sala de prensa en la que nos encontramos. Quizás, como ilustrador necesita ver las palabras adecuadas antes de decirlas.

En conversación con Crónica, una media hora antes de presentar el libro “Sofía en el País del Infinito” (Sexto Piso, 2022), realizado con Gabriela Frías Villegas para su hija, Sofía, ‘Bef’ comenta algunas perspectivas que tiene sobre la educación, a partir de su propia postura didáctica y experiencia docente.

Desde hace unos 20 años, “Bef” da clases en la Universidad Iberoamericana y se ha percatado de cambios en la percepción de la educación que le parecen problemáticos.

“Decía mi profesor de matemáticas en la prepa -yo nunca entendí nada, pero todos decían que era muy bueno- que nos tenía que traer un guiñol para explicar cálculo. El tema ahora es que ya se exige ese guiñol: hay una exigencia por esta formación/deformación audiovisual que tenemos en que todo debe entretener o divertir”.

Para él, que ha enfocado una gran parte de su trabajo en la divulgación de conocimiento, es evidente que la educación tiene muchas caras y formas, “te educas a veces sin darte cuenta”, pero le parece importante recordar que “la educación no está obligada a ser una extensión del mundo del espectáculo”.

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Con esta advertencia, “Bef” señala un problema que no tiene que ver con la calidad de formas de entretenimiento educativo, sino con la frivolización de la educación formal.

“Creo que si en el entendimiento te educas, es el mejor entretenimiento, pero no es necesario que a la hora de educar estés divirtiendo a la gente. Esa es mi preocupación”.

Distinto a lo que pensarían los medios que pidieron un espacio de entrevista con él, “Bef” dice que en su cotidianidad universitaria vive una “especie de exigencia generacional de que las clases sean divertidas” y le parece difícil mantener la atención de sus alumnos cuando el contenido no les entretiene.

“Como si fuera un favor que te pongan atención, eso me parece que es un riesgo para la educación. Yo doy clase en educación superior, no quiero pensar cómo están en secundaria o primaria”.

CIENTÍFICO GRÁFICO

En paralelo a lo que el escritor denomina una “queja de académico universitario”, se encuentra su trabajo de historietista didáctico, con el que reitera su opinión de que un entretenimiento que educa es de calidad.

Indica que dentro de esta tradición, en México, nos resultan muy cercanos personajes como Rius, “un gigante de la historieta didáctica que construyó toda su carrera en ello”.

Si bien la palabra “didáctico” le parece complicada porque “cuando la gente escucha que les quieres dar clases, salen corriendo”, “Bef” no vacila con la mirada, ni con la voz, al manifestar que se considera heredero de esa tradición.

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“Además, fui amigo de Rius y fue muy importante para mí como autor y persona. Siempre he pensado que la historieta o cómics se pueden utilizar para hablar de temas complejos, explicar cosas muy complicadas de forma muy accesible”, añade.

Opina que hacer ese ejercicio no solo es complicado, sino generoso, pues lo realiza “la gente que comparte lo que sabe” y se acuerda del biólogo Enrique Ganem, a quien admira por “El Explicador”.

La fascinación de tomar algo que parece difícil y volverlo sencillo sobresale en todas las anécdotas que “Bef” puede recordar durante los breves 15 minutos de conversación que tiene antes de presentar su reciente libro, el cual aborda uno de los conceptos matemáticos más abstractos: el infinito.

Hacer que la gente lea me parece prodigioso y me llena de mucho orgullo, pero que además lean de estos temas, que en la lectura puedas ayudar a explicar cosas, me parece hermoso”, agrega al respecto.

Le gustaría poder decir que el proceso de abstracción que se requiere para sintetizar en imágenes resulta similar a la que debe realizar un matemático, pero considera que no tiene la mente numérica que se requiere para dar una opinión.

“Yo soy científico frustrado. Me chifla la ciencia”, confiesa. “Yo soy más de vocación de biólogo, las ciencias llamadas suaves, no hubiera podido ser físico o algo así, aunque me hubiera encantado ser astrónomo”.

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Detalla que también por ese motivo -y todos los anteriores- le interesa la ciencia ficción, “porque siento que promueve el pensamiento racional”. Así como “un cuento infantil en el que se explica un concepto matemático muy complejo, me parece que está sintonizado con este interés por la ciencia y comunicación”.

 ¿Cuál te parece que es el lugar y la necesidad que tienen la ciencia ficción hoy en día?

“Es primordial en nuestra cultura. Ray Bradbury decía que no podía escribir de otra cosa. Nunca en la historia habíamos tenido una relación tan compleja y estrecha con la tecnología; y Carl Sagan agrega que nunca habíamos tenido una sociedad tan ignorante sobre la ciencia”.

Sobre las posibilidades que tiene la gráfica didáctica en las redes sociales considera que “las redes sociales no están para educar, son para otras cosas que no acabo de entender del todo. Es como el Gansito, que se le ataca por no ser un alimento, pero nunca nadie lo pensó como alimento, es un dulce. Creo que hay que separar esos ámbitos”.

Por otra parte, en términos de lo que sucede con la gráfica en redes concede que los memes son “súper contundentes”.

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“Afortunadamente, no soy caricaturista político porque los memes les han robado un montón de atención, por su capacidad de síntesis. Me parece impresionante la capacidad de síntesis”, expresa, con las cejas ligeramente alzadas.

 Nos encontramos en tiempos muy fogosos, en los que nos encontramos muy necesitados del ejercicio de síntesis, ¿qué herramientas para lograr esto?

 “Eso es un tema de tesis de maestría, pero creo que conocer las cosas por su cauce, si no lo conoces averiguarlo de manera metódica, ayuda mucho. Hay dos formas de relacionarse con el mundo: la magia o pensamiento racional. Yo elegí el pensamiento racional porque me parece más confiable y es hasta una decisión política”.

UN NOVELISTA, DIBUJANTE...

Bernardo Fernández nació en Ciudad de México en 1972. Es conocido como “Bef”, novelista, dibujante de cómics y diseñador gráfico que ha publicado las novelas Ojos de lagarto, Gel azul, Hielo Negro, Cuello Blanco, Ladrón de sueños, Tiempo de alacranes; varios libros de cuentos y literatura infantil con libros como Soy el robot, Vacaciones en Marte, ¡Groar!, Cuento de hadas para conejos, etc…

Es uno de los escritores mexicanos actuales más reconocidos y su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, holandés y chino. Ha recibido varios premios como el Premio Nacional de Novela Otra vuelta de tuerca, el Premio Grijalbo, el Premio Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón, el Premio Ignotus de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror.