Cultura

Descubren obra hidráulica colonial en la Catedral de San Bernardino de Siena, en Xochimilco

En 2021, el INAH identificó una serie de canales en el segundo patio del inmueble y en las inmediaciones de su arcada; fue hecha por manos indígenas

arqueología

Aunque data del periodo colonial temprano, un aspecto importante del acueducto es su ejecución por manos indígenas, manteniendo el sistema constructivo sin arcos.

Aunque data del periodo colonial temprano, un aspecto importante del acueducto es su ejecución por manos indígenas, manteniendo el sistema constructivo sin arcos.

INAH

Un complejo sistema hidráulico estuvo oculto por más de cuatro siglos en el subsuelo de la Catedral de San Bernardino de Siena, en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México. En 2021, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lo descubrieron a 1.5 metros de profundidad y en tramos casi a nivel de piso, consta de canales de diversos tamaños y una caja de agua.

La responsable de las exploraciones, la arqueóloga Rocío Berenice Jiménez González, adscrita a la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA), da a conocer el hallazgo después de que concluyeran las exploraciones, iniciadas en 2020 y desarrolladas hasta agosto de 2021, en terrenos del inmueble religioso y sus colindancias, cuyos resultados revelan los reacomodos sociales y territoriales experimentados por los antiguos xochimilcas hacia la segunda mitad del siglo XVI, cuando buena parte su población había sido diezmada.

Aunque data del periodo colonial temprano, un aspecto importante del acueducto es su ejecución por manos indígenas, manteniendo el sistema constructivo sin arcos, de herencia prehispánica, similar al del complejo de irrigación de la Zona Arqueológica Cerro Tetzcotzinco, conocida también como Baños de Nezahualcóyotl, en Texcoco, Estado de México.

Debido a trabajos planeados por la Alcaldía Xochimilco, un equipo de la DSA intervino en un pequeño espacio ubicado en el segundo patio del edificio religioso, usado como estacionamiento, donde identificaron cinco metros de longitud de un acueducto recubierto de estuco, cuyo ancho es de 43 centímetros; asimismo, se reconoció una esclusa que sirvió para regular el nivel del agua.

Sin embargo, ante las afectaciones de la catedral por el sismo del 19 de septiembre de 2017, las autoridades de la demarcación también iniciaron trabajos para el retiro de una jamba del muro perimetral, por lo que se requirió de nuevo la intervención de los especialistas del INAH. Eso permitió confirmar que la red de canales rodeaba todo el predio llegando hasta la arcada, lo cual indica que, desde época temprana, las dimensiones del terreno eran las mismas a las que conserva hoy.

En la zona de la arcada que da la bienvenida a la catedral, la excavación se extendió hasta los 18.51 metros de largo por 4.66 metros de ancho, y se detectó otra serie de canales similares a los localizados previamente, y otros más pequeños (de 20 cm de ancho) de una época posterior, además de pisos de baldosas y una caja de agua paralela al muro perimetral, la cual conserva 3.86 metros de largo y un metro de altura de sus dimensiones originales.

Otro descubrimiento fue el de un entierro del siglo XVI, correspondiente a un individuo adulto (de entre 18 y 25 años), el cual revela un sistema de enterramiento que combina la usanza española e indígena, indicativo de un cambio en el sistema de creencias. Si bien el cuerpo fue depositado en una fosa en posición cristiana, amortajado y de manera extendida, el que fuera colocado por debajo de uno de los acueductos, demuestra que persistían ciertas costumbres funerarias de tradición mesoamericana.

Aunque falta contar con los resultados de diversos estudios, entre ellos de arqueomagnetismo, y la indagación en archivos históricos, la propuesta del equipo es que “se trata de una obra hidráulica del siglo XVI que fue adaptándose con desniveles para irrigar el centro del terreno, la cual fueron extendiendo mediante canales más pequeños y elementos como la caja de agua, durante las centurias posteriores, siglos XVII y XVIII”.

Dada la importancia del contexto, las exploraciones contaron con el apoyo de especialistas del Laboratorio de Análisis Espacial y Digital, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, lo que permitió obtener fotogrametrías y hacer un mapeo con tecnología LiDAR, y con ello ubicar espacialmente ciertos elementos con respecto a la topografía del terreno, como el trazo y longitud del acueducto en las inmediaciones del atrio, lo cual da una idea más clara de las dimensiones de la obra hidráulica, que no brinda la excavación arqueológica.

Las secuencias estratigráficas obtenidas de las excavaciones, revelan que la superficie que ocupa la Catedral de San Bernardino Siena fue un asiento importante desde al menos el año 650 d.C. (dado el hallazgo de materiales cerámicos del tipo Coyotlatelco) y hasta la Colonia, siendo factible que ahí se encontrara uno de los templos más importantes de los xochimilcas prehispánicos, como ha señalado la historiadora del INAH, Araceli Peralta Flores.

Si bien todos estos vestigios fueron nuevamente enterrados para su conservación, el proyecto prevé hacer un análisis con georradar para saber si la obra hidráulica solo se distribuye en los terrenos de la Catedral de San Bernardino de Siena o cruzan su extensión, lo cual permitiría además tener un cálculo de la cantidad de agua que era necesario conducir en ese momento.