Cultura

Dinu Flamând: “En la poesía rumana y de AL existe una sensibilidad similar”

Ofrece lectura de poemas y conversatorio en la Universidad del Claustro de Sor Juana.  César Vallejo es el poeta que más me ha influenciado, dijo

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La editorial Círculo de Poesía otorgó el Premio Siglo de Oro al poeta, ensayista, periodista y traductor Dinu Flamând

La editorial Círculo de Poesía otorgó el Premio Siglo de Oro al poeta, ensayista, periodista y traductor Dinu Flamând

La editorial Círculo de Poesía otorgó el Premio Siglo de Oro al poeta, ensayista, periodista y traductor Dinu Flamând (Transilvania, Rumania, 1947), tras un conversatorio y lectura de poemas que el autor llevó a cabo en el Auditorio Divino Narciso de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

En el recinto ubicado sobre av. Izazaga, en el Centro Histórico de la CDMX, el escritor conversó este jueves con alumnos de la Universidad, así como con su rectora, Carmen López-Portillo, el doctor Rafael García Pavón y, junto a la traductora Gabriela Capraroiu, Dinu respondió a las preguntas de la asistencia sobre sus influencias y perspectivas poéticas.

En la poesía rumana y latinoamericana existe una sensibilidad similar. “Líricos, barrocos, irónicos, partiendo de la idea de que la poesía es algo esencial en la vida del ser humano me encuentro a mí mismo asombrado en América Latina frente a salas absolutamente llenas de gente que escucha poesía y vienen a escuchar poesía: el poeta parece príncipe aquí”, comentó el autor.

En respuesta a un alumno que preguntó por su primera motivación para escribir, Dinu Flamând compartió la anécdota de juventud en que dio con una antología de poesía norteamericana, donde encontró un poema de Robert Frost, conocido como “los abedules”.

“En mi aldea había una pequeña biblioteca pública donde había una antología de poesía norteamericana. Milagrosamente, ese volumen escapó a la censura y no se había quemado, como sucedió con otros libros obras representantes de la infame burguesía”, relató con humor.

“Después de sobrevivir unas cuatro novelas soviéticas encontré ahí un texto que no llenaba la página, que había versos más largos, versos más cortos y ahí Robert Frost hablaba de sí mismo de niño, de cómo se subía al abedul y se dejaba caer desde él. Yo hacía exactamente lo mismo, sin darme cuenta de que se podía escribir un poema con eso”, continuó.

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Recordó sentirse asombrado de ese espacio de infancia que era completamente natural, pero al mismo tiempo podía ser atrapado a través de la palabra. “No alcancé entonces a describir la poesía, pero me quedó este sentimiento de sorpresa entre la emoción y la palabra”.

“Esto me hizo pensar más tarde en que el poeta no sabe a quién se dirige y no sabe cómo su obra o texto viaja en el tiempo, así como nosotros tampoco sabemos cómo la poesía da nobleza a las palabras cotidianas, porque la emoción no necesita la palabra, se expresa directamente: el que quiere hacer poesía tiene que derrotar una gran incompatibilidad entre emoción y semántica”.

Respecto de los autores de habla hispana que han influido en su obra, Dinu indicó que el poeta que mayor influencia ha tenido sobre él ha sido César Vallejo, de quien aprendió a aullar y gritar hacia el interior.

“Que se oiga ese aullido hacia adentro, en el interior fue una revelación para mí. La primera vez que leí los poemas de Trilce y me di cuenta de que la poesía a través de la palabra el lenguaje puede liberarse”

Asimismo, compartió que el poemario “Residencia en la Tierra”, de Pablo Neruda, fue un descubrimiento especial porque no se conocía en Rumania en la época del comunismo. Él mismo lo tradujo y ahora existe una antología más completa en ese idioma.

Por su parte, Carmen López-Portillo dio la bienvenida y leyó el poema “La vida ensayo”, que confesó ser uno de sus favoritos del autor porque tiene que ver con la vida y la libertad y, posteriormente, durante la sesión de preguntas, la rectora preguntó en torno al ejercicio de traducción.

El escritor respondió que existe una responsabilidad de traer a la lengua que uno habla los libros que nos hacen sentir acogidos en la casa de un genio que nos supera en talento.

Destacó la importancia de, sobre todo, traer el aliento o soplo vivo de la poesía: “la traducción también puede ser una horrible de vivisección porque uno tiene que analizar las estructuras subyacentes y en ese momento la obra se deshace, pero ese cadáver tiene que resucitar, tiene que estar vivo y hablar tu lengua en el momento en que lo haces resucitar. Todo lo mejor que hay en ti va en esa traducción, ese acto. Sin alma no existe traducción”.