
El montaje “Dios juega videojuegos y yo soy su puto Mario Broz” se propone como un arcade escénico interactivo, en el que los asistentes son más bien jugadores y deben tomar decisiones que determinarán resultados distintos. Se presenta hasta el 12 de febrero, de jueves a domingo, en el Teatro Benito Juárez.
En entrevista, el dramaturgo, actor y director de la compañía Kraken Teatro, Richard Viqueira apunta que buscaba una estética nostálgica de las maquinitas de juegos que precedieron a los videojuegos en los 80s y 90s.
“Entrabas a las maquinitas o arcades donde había distintos juegos y tu distribuías tus monedas según el juego que te interesaba más. Me interesó recrear esta temática, pero con la idea existencial que, en vez de monitos, sean personas de carne y hueso”.
Explica que el cuestionamiento principal de esta obra es ¿qué tanto somos presos de las decisiones de otro? “Aquí es evidente, un espectador tiene una moneda y juega con un actor para lastimarlo, impulsarlo o hacerle que confíe sus recuerdos íntimos”.
De esta manera se reflexiona sobre el poder que ejerce cada persona en sus relaciones cotidianas y se establece una metáfora muy significativa para Richard:
Tanto desde el ámbito político “somos dominados por clases regentes” como desde el existencial, en el que existe un dios y estamos supeditados a sus deseos… o somos jugados por un jugador supremo.
Este proyecto es posible gracias al apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales. Participan en el elenco: Valentina Garibay, Nane Aguilar, Omar Adair, Pastor Aguirre, David Blanco, Ángel Luna y el propio Richard Viqueira.
El diseño de dispositivos interactivos es obra de Mario Marín del Río y la música original/ acción sonora es una aportación de Edwin Viqueira.
"Dios juega videojuegos y yo soy su puto Mario Broz" se escenificará del 2 al 12 de febrero, los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19.00 y domingos a las 18:00 horas, en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, Metrobús Reforma).
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