“No creo que los escritores puedan cambiar el mundo, pero pueden crear entendimiento. Para mí, un escritor es un buzo que va debajo de las aguas oscuras que representan el inconsciente colectivo, el escritor recoge algunos objetos dispersos que están ahí y que existen pero que no los conocen las personas”, señaló Dacia Maraini (Italia, 1936) durante la apertura del Salón Literario Carlos Fuentes de la FIL de Guadalajara.

En conversación con Guadalupe Nettel, la autora de “Isolina”, “Amor robado” y “Cuerpo feliz” añadió que los escritores no inventan nada e invitó a pensar en aquellos que no cambiaron el mundo pero que crearon conciencia, civilización y cultura.

Maraini también habló sobre el feminismo, comentó que no es una guerra entre hombres y mujeres.

“Si fuera así, uno se vuelve racista y no hay dos razas, hay dos culturas diferentes, pero los hombres que matan son aquellos que  identifican la virilidad con el dominio y el control; pero si el hombre cambia y entiende la necesidad de libertad y autonomía es un hombre justo”, dijo.

Sin embargo, aquellos que no quieren perder el dominio sobre la mujer a veces se vuelven asesinos, agregó. “Esto lamentablemente es la realidad. Es muy peligroso decir que es una guerra de sexos. Es verdad que las mujeres son más solidarias, pacíficas y correctivas, pero no por motivos biológicos sino por motivos históricos”.

La autora italiana se refirió a la escuela como el lugar donde se aprende la democracia.

“En familia hay demasiadas peleas, movimientos psicológicos, demasiadas emociones que no ayudan a aprender la democracia; pero en la escuela todos somos iguales, ahí sí se aprende la democracia desde niños. En Italia, hoy en las pre primarias, el 60% de los niños son extranjeros, pero Italia fue un país de inmigración, en 1900 hubo 20 millones de italianos que emigraron y fueron increíbles en integrarse”, compartió.

Maraini lamentó la indiferencia que existe sobre los actuales migrantes. “Somos un país de acogimiento de inmigrados, tenemos un problema de inmigración y no hemos desarrollado una cultura de inmigración, ese es el gran problema de este momento: crear una ética de acogimiento porque no puedes dejar a las personas en el mar”.

En los años 70, dijo, el mundo italiano de la cultura era muy unido, había una solidaridad que hoy se perdió porque la situación cultural es diferente. “Había ideas divididas, pero un país es sano cuando tiene ideas compartidas y eso se vuelve una ética, la ética está hecha por ideas compartidas. Ahora hay buenas ideas pero todo está fragmentado, eso es el problema”.

Aprovechando que el invitado de honor de la FIL es la Unión Europea, la autora explicó que para ella, en Europa, hubo tres conquistas importantes: la paz, sistema de intercambio de los jóvenes para estudiar en varios países (Erasmus+) y el euro.

“La Europa da un ejemplo hoy de gran riqueza e inteligencia política, aunque hay problemas como siempre. Trato de defender la idea de unidad de Europa, donde la identidad es una red y no una sola identidad”, afirmó.

Finalmente, sobre las guerras expresó que deben ser condenadas. “Tenemos que condenar las invasiones, cada pueblo debe de tener su integridad, no se puede invadir un pueblo en el nombre de la identidad. Ucrania que conquistó su independencia no puede ser invadida, tenemos que defender de quien se defiende su nación”.