Cultura

“Fuego de mis entrañas”, un testimonio de la extinción de una época del periodismo: Rafael Cardona

El actual periodismo cibernético se debe más al talento de las máquinas que al talento de quienes las operan, añade el columnista

entrevista

Rafael Cardona y su reciente libro “Fuego de mis entrañas”.

Rafael Cardona y su reciente libro “Fuego de mis entrañas”.

Alberto García

En “Fuego de mis entrañas” (Ediciones Gernika, 2022) quise generar en cualquier persona con inquietud por el periodismo una noción: el periodismo no es lo que ahora estás viendo, dice el periodista Rafael Cardona Sandoval, sobre su reciente libro.

En su opinión, el periodismo cibernético actual “debe más al talento de las máquinas que al talento de las personas que operan las máquinas” y es muy diferente de aquel otro periodismo que le tocó vivir y que tenía ver con ‘la vivencia’.

“Así como no te tocaron los aztecas ni los mayas”, me aseguró que ese periodismo ya no me tocará nunca, se acabó como los cazadores de ballenas.

“Ahora existen barcos balleneros industrializados que extinguen ballenas, pero los balleneros como el capitán Ahab que luchaba y cruzaba el universo para encontrar a la ballena que le había arrancado una pierna … eso se acabó”.

TESTIMONIO.

Rafael Cardona empezó a vivir del periodismo a sus 19 años –quizás empezó a ser periodista desde antes - y ha trabajado en todo tipo de medios de comunicación. Durante la pandemia se puso a escribir este libro y concede que su publicación tiene una parte de impulso nostálgico.

Sin embargo, subrayó el intento de convertir ese sentimiento en algo vivo, “escrito a la manera de cuando las cosas se hacían de otra manera. Está producido al amparo de alguien que en todo caso es parte de la nostalgia”.

Consideró, también, que el mérito de este libro es la retrospección, como testimonio de la extinción de una época del periodismo.

“La nostalgia es un poco chillona y aquí yo no lloro de que las cosas ya no sean así, simplemente trato de decir que eran de otra manera. Que me guste más aquello que esto no quiere decir que, ante mis ojos, no exista. Existe y tiene grandes ventajas, la inmediatez e instantaneidad… sí, ¿pero para qué la velocidad? ¿Qué pinche prisa tienes?”.

En ese sentido, aseguró que a él no le ha interesado dar la noticia antes que los demás, sino escribirla mejor. “Precisar más y darle a las cosas una perspectiva diferente”.

En este libro, Rafael destaca algunas anécdotas y aspectos de ese otro periodismo que fue la mayoría de su trayectoria, como estrechar la mano de Mario Aburto, donde estuvo la clave para narrar una de las historias más importantes de su carrera. “Una mano blanda, sin fuerza, pero tuvo la fuerza suficiente para jalar del gatillo y cambiar la historia de México”.

CRONICA.

Actualmente, Rafael es columnista en La Crónica. Cuando le marqué para hacer esta entrevista me pidió que fuera a redacción por un libro y me dio tiempo de leerlo antes de platicar.

En su oficina, me dijo que le parece mentira la objetividad de los periodistas. “A la chingada, eso no es cierto. Los periodistas deben teñir con su sensibilidad las cosas que hacen. No es que alteres la información con tus emociones, sino que incorpores tus emociones a la información”.

Añadió que esa información debe ‘valer la pena’ para que el periodista le de importancia y observó que en nuestra época hay una saturación de datos que nada tiene que ver con la calidad del periodismo.

P: ¿Y entonces cuál va a ser el papel de reportero/periodista ahora?

R: “Su papel fundamental es que nunca renuncie a su condición de testigo: ver, estar ahí. No creer, no ser un transmisor de lo que te dicen, saber cuándo te quieren engañar o ver la cara. Experimentar, vivir. El periodista necesita vivir con intensidad y para eso eres periodista, para vivir las cosas que los demás no conocen. Si no sirves para esto, no sirves y punto. El deseo de ser torero tiene que ser más grande que el miedo a las cornadas”.

Momentos antes, el periodista Carlos Díaz Barriga estaba en la oficina. Rafael firmó un libro y le dijo “quedas despojado”. Al recibir el ejemplar, Carlos afirmó el despojo efectuado por su amigo. El libro se puede conseguir en Amazon.