Cultura

Los gitanos en Europa y América

Artículo sobre el libro "Nombrar y circular. Gitanos entre Europa y las Américas, innovación, creatividad y resistencia"

fil de guadalajara

La portada del libro.

La portada del libro.

con los ludar en México, inicia de forma franca con una estancia en el Laboratorio de Antropología Urbana del Instituto Interdiciplinario de Antropología de lo Contemporáneo (CNRS), con Patrick Williams, en París, en 2013. A partir de ese momento, mis actividades académicas giraron en entorno a los ludar, a quienes conozco desde 1995 y quienes celebraron mi matrimonio religioso. Me propuse dar a conocer en México y en América Latina, las investigaciones que se efectuaban en Europa, tratando de llenar también las lagunas que existen en la antropología mexicana sobre esta población. De manera que, el ColSan traduce al español Nous on en parle pas. Les vivants et les morts chez les Manouches De eso no hablamos. Los vivos y los muertos entre los manuches y el artículo Une ethnologie des Tsiganes est-elle possible? “Una etnología de los gitanos es posible?”, de Patrick Williams. Contacté también a Leonardo Piasere, especialista de los rom de Italia, para que aceptara la Cátedra Joaquín Mead, del Programa de Estudios Antropológicos del ColSan. Enseguida obtuve financiamiento de Ciencia Básica de Conacyt para un proyecto en México. Programé un coloquio entre Europa y las Américas, como un homenaje a la trayectoria de Patrick Williams, en vida. Ante su respuesta “¿un homenaje…? [será] hasta que me muera”. Debido a su jubilación no participó en el proyecto. Este libro es resultado del coloquio citado, el cual fue publicado en diciembre del 2020, pero la pandemia hizo que lo tuviera en mis manos, en septiembre del 2021, tiempo que permitió dedicarlo como homenaje, con la desaparición de Patrick Williams, en enero del 2021.

Descubrir la antropología de los gitanos, me hizo observar el potencial metodológico y epistemológico, sumamente innovadores para la disciplina, aún cuando continúen las referencias a estas investigaciones como “etnología de los gitanos”, por parte de quienes insisten en reproducir la Gran División entre los nortes y los sures, siendo la distinción entre etnología/antropología, otra de sus acepciones. Ese potencial al que me refiero se ha dado, en descubrir el cuestionamiento de conceptos antropológicos, formas de producir conocimiento y como menciona Leonardo Piasere, la antropología se crea cuando la etnografía la pulsa.

El diálogo que este libro prende continuar, refiere a las temáticas reiteradas sobre la nominación y la circulación de los gitanos entre Europa y las Américas, descubriendo que la innovación, la creatividad y la resitencia son temas comunes y en grados diferentes en las contribuciones de este libro. La nominacion porque el nombrar sitúa y permite situar. El nombrar continúa siendo importante en las diferentes situaciones, de los países de ambos continentes, en donde se ubican los gitanos. La circulación porque como categoría politética ha permitido analizar múltiples sociedades que se reproducen en la movilidad y en el tiempo. En el caso de los gitanos, la movilidad y los estacionamientos cobran sentido por los regímenes que cada familia impone y que cambian entre una y otra. De tal forma que la movilidad entre Europa y las Américas, como lo ha analizado Adèle Sutre, desde la historia y la geografía, es un tema aún escaso en varios países del Continente Americano. El parentesco, por ejemplo, también es poco abordado y desaparece del paisaje sin considerar que conforma uno de los pilares desarrollados por la antropología, como lo es lo religioso. El parentesco pues, analizado entre los gitanos, ha dado reflexiones importantísimas que han alimentado la antropología general, tema desarrollado por Nathalie Manrique, entre los gitanos de españa.

La innovación, la creatividad y la resistencia son otros tópicos que explican las complejidades de las relaciones que establecen los gitanos con las poblaciones de sus entornos, en el tiempo. En la primera parte: nominación y circulación; resistencia, innovación y reconstrucción, dan cuenta de estos procesos las diferentes contribuciones. Los autónimos colectivos en Europa, de los cuales el más antiguo es el romanichel, como lo indica Leonardo Piasere; la circulación y el estacionamiento entre los ludar, de Neyra Patricia Alvarado Solís, indican formas complejas, múltiples y específicas de vivir el espacio; el cuestionamiento al nomadismo y la permanencia de los calons de Brasil, de Martin Fotta o el análisis de los apellidos de Nathalie Manrique, entre los gitanos de España.

En la segunda parte, los imaginarios y estereotipos: absurdos, prejuicios y estrategias, se abordan de diferentes formas, con la hipótesis de que los gitanos que salieron de la india se emparentan a los toltecas prehispánicos en México, de Fernanda Baroco, lo que continúa en la línea de fascinación y rechazo hacia esta población; con el estigma y el racismo hacia los gitanos en la prensa potosina en tres décadas del s XX de Saúl Iván Hernández y con el proceso inquisitorial practicado a una mujer de “nación gitana” que navegaba en embarcaciones entre continentes, de Mariana Sabino.

En la tercera parte, Antigitanismos, paticipación política, mujeres y literatura, se aborda con la participación política de los gitanos de España desmitificando su aparente apatía en las políticas de los Estados-Nación, de Rafael Buhigas; con la reivindicación de la quiromancia como oficio femenino y el antigitanismo hacia las mujeres, de Sol-Ho Morales (mis pensamientos por su desaparición este año) y en la literatura, de Jorge Nedich.

Los comentarios finales a la obra de Elodie Razy y Charles Edouard de Suremain y de Jean-Pierre Cavaillet.

Quisiera detenerme en algunas reflexiones metodologógicas respecto a cómo el antropólogo puede abordar la historia y al creciente cuestionamiento en aplicar la antropología europea a los contextos latinoamericanos.

La metodología antropológica, al practicar la historia regresiva de Marc Bloch, como lo hace Leonardo Piasere, no solo permite identificar términos desapercibidos por los escritores de documentos antiguos, introduciendo fallas que el antropólogo puede reconocer a partir de la etnografía, argumentando una forma en que el antropólogo puede trabajar la historia. O también, como lo hace Nathalie Manrique, al comparar los diferentes matrimonios en el tiempo, en su base de datos de archivos diocesanos y parroquiales, entre gitanos españoles, evidenciando la importancia de los matrimonios mixtos con apellidos en constante reelaboración. En ambas contribuciones la historia está presente en la antropología. Sobre los matrimonios mixtos, también observo la recurrencia e importancia del redoblamiento de matrimonios exógamos entre los ludar con las mismas familias “mexicanas” entre diferentes grupos parentales y generaciones. ¿Cuál es su sentido, además del dinamismo y apertura en el tiempo?

Aquí se impone, aún cuando parezca difícil -desde antes del interaccionismo-, el dinamismo y las complejidades de las formas mútiples de relacionarse por parte de los gitanos y específicamente “a la manera romanès, gitana, ludar…”, así como los movimientos del interior y exterior que practican y son vigentes en los diferentes contextos y situaciones en los que se desenvuelven. Esta comparación con las especificidades, ha permitido alimentar aproximaciones, la metodología y la epistemología antropológicas. Ver por ejemplo, la ética, la participación y la posición política del investigador en estas investigaciones, que ya Patrick Williams discutía desde 1988 y que continúan siendo vigentes en la antropología.

De una antropología llamada “clásica” al dinamismo cotidiano de los ludar y entre los ludar.

Después de haber investigado nahuas de la Sierra Madre Occidental, pápagos (tohono o’otham) de los desiertos en Sonora y Arizona, peregrinos en los desiertos, habitantes del desierto en el Altiplano potosino y sierra de catorce en San Luis Potosí y los ludar, en el norte de México, en cada caso he implementado formas antropológicas diferentes de abordarlos. ¿Debo acudir a la etnografía multisituada, al interaccionismo cuando esto es practicado por los ludar y con innovaciones? Recuerdo el artículo de Leonardo Piasere sobre la hermeneutica practicada por los gitanos más que por el investigador mismo, en los años 90’s. ¿Cómo hacer?, ¿reivindicar una antropología que se queda corta para explicar estos fenómenos? o ¿partir de la etnografía para dar la justa aproximación antropológica? No dejo de pensar que en las investigaciones, muchas veces los temas, geografías y poblaciones están más vinculados a las expectativas de la sociedad de la que forma parte el investigador, que a conocer y dar a conocer a la población en cuestión. Lo anterior, es cuestionado por las investigaciones efectuadas sobre los gitanos. La antropología practicada “a la manera romanès”, es decir, que considera la etnografía de los gitanos, la cuál integra la interpretación que los gitanos expresan de su vivir en y con el mundo, ha alimentado constantemente a la antropología general, como lo señalado Stefania Pontrandolfo y Marco Solimene.

Lo anterior me lleva a abordar el cuestionamiento de la antropología jurón, como parte del capítulo en este libro de Martin Fotta. Señala que es una preocupación de los investigadores abordar la dicotomía sedentario/movilidad siendo también distinciones de los Estados-naciones. ¡Aprendemos de los ancestros! Eso mismo le comentó Patrick Williams en la presentación del número Tsiganes de la Revista Bresil(s) de 2012.

Los movimientos decoloniales o de estudios críticos en América Latina cuestionan la aplicación de las ciencias sociales y humanidades europeas en América Latina, como una forma de terminar con la Gran División entre los nortes y los sures. Esta distinción está en el centro de la división entre ciencia básica y aplicada. Ésta última, se ha desarrollado de largo aliento en América Latina, pero sus resultados no son considerados en las bases de datos internacionales evaluadoras. Entonces, no se consideran, aún cuando reflexiones metodológicas, epistemológicas y teóricas subyacen a estas investigaciones. Desde un inicio, nuestras investigaciones evidencian las desigualdades, la violencia del trato de las sociedades industrializadas y democráticas hacia estas poblaciones mal llamadas “minorías”, produciendo un racismo mucho más feroz que el que intentan erradicar. Por lo anterior, no nos presentamos como expertos pues la ética, la participación y la posición política del investigador conducen a la antropología llanamente. Es un tema que aún debe reflexionarse. Respecto a las investigaciones sobre los gitanos, sabemos que cada caso debe comenzarse desde cero, aún cuando el comparatismo ha dado muchos elementos de reflexión, como los expuestos en este libro.

Finalmente, quiero indicar que la participación de rom, ludar y gitanos en esta obra ha sido natural, debido a su iniciativa y a la necesidad de exponer que su colaboración ha sido fundamental en la búsqueda de documentos de archivo y en el trabajo de campo, generando nuevas reflexiones metodológicas antropológicas. Además, las contribuciones de ludar y gitanos, forman parte de las redes que se van tejiendo entorno a estas investigaciones.