
Juan Rafael Coronel Rivera sitúa en contrapunto 31 pinturas de la pintora María Izquierdo (1902-55) y a la ceramista Teodora Blanco (1928-80) con 83 de sus esculturas. Estás 114 obras de 19 colecciones públicas y privadas de México y EU, coinciden en este mismo museo con la muestra, “Nacimientos, Arte y Tradición Popular”.
Al referir Coronel a Máximo Pacheco (1905-82) o Mardonio Magaña (1865-1947), más que “desoccidentalizar” al arte, lo que Blanco e Izquierdo demuestran es como las innovaciones formales pueden tener una profunda raíz popular y cultural híbrida. Coronel destaca cómo Blanco desafió a su época al ir más allá de la artesanía y convertirse en escultora, y como ambas artistas subvierten a la academia occidental del rígido dibujo realista con una conmovedora mano expresiva entre Moderna y Popular que anticipa a artistas como Germán Venegas o Julio Alarcón.
El sentido de lo cotidiano en Izquierdo y Blanco y los personajes fantásticos de Teodora tienen contrapunto con Marcelino Vicente (1933-68), creador de los diablos de Ocumicho, a Teodoro Martínez y su vínculo con el FONART y hasta Nana Bárbara Jiménez o Zenaida Rafael Julián artesanas que junto a otras han politizado, erotizado y depurado la herencia de Vicente, cumpliendo lo dicho por la antropóloga Eva Garrido (elartefacto.net 03May2019 ): Cómo los artesanos de Ocumicho “agarraron muy rápido la idea del arte occidental”; fundamentada en innovación y diferencia.
El contrapunto entre Arte Moderno y Popular evoca la tirantez descrita por Mónica Mayer (El Universal 15Sep1993) entre Mercedes Iturbe (1944-2007) y Teresa del Conde (1938-2017) al realizar “Ocumicho: Arrebato del Encuentro”, 1993, Museo de Arte Moderno; y quienes vimos tanto esta muestra del MAM como la de María Izquierdo y Teodora Blanco, constatamos que entre arte y artistas nunca hay oposición, ya que siempre existe un diálogo intercultural híbrido.
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