Cultura

Juan Villoro: “Tenemos un futbol donde se traicionan las ilusiones de la gente”

El aficionado padece el que su jugador consentido lo vendan o que su equipo se vaya a jugar a otra ciudad, añade. El escritor presenta su libro “No fue penal”

Mi equipo, el Necaxa, juega ahora en Aguascalientes que nada tiene que ver con sus orígenes, dice Juan Villoro.

Mi equipo, el Necaxa, juega ahora en Aguascalientes que nada tiene que ver con sus orígenes, dice Juan Villoro.

Adrián Contreras

Futbolistas que no les gusta el soccer, jugadores agotados de vivir encerrados en un hotel o lesiones que arruinan las esperanzas de la afición, son hechos que no siempre se conocen cuando se mira en televisión un partido de futbol, comenta el escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) a propósito de la publicación de su reciente libro “No fue penal”, en donde narra el rompimiento de la amistad de dos jóvenes futbolistas.

“Cuando vemos un partido por televisión nosotros vemos exclusivamente las jugadas pero cuando narramos un partido en la literatura podemos conocer la vida secreta de esas jugadas”, señala.

Villoro comenta que su libro editado por Almadía plantea la relación de la vida privada con las jugadas que vemos en los estadios. “El libro es la historia de dos grandes amigos que se enfrentan en una jugada que hace que ambos tengan que dejar el futbol, esta tragedia los marca y los enfrenta porque una de las posibilidades de la amistad es la traición”.

Los amigos son “El Tanque”, un mal jugador pero apasionado del futbol que termina siendo director técnico, y Valeriano Fuentes, un delantero estrella que no le gusta el soccer y que una lesión lo retira de las canchas.

“Hay una jugada que ellos padecen en la juventud y que arruina sus carreras futbolísticas pero muchos años después, cuando uno de los ex futbolistas es entrenador de un equipo que se juega el descenso y otro es el video árbitro que debe sancionar ese partido, vuelven a tener una jugada que los enfrenta: un penal”, expresa el Premio Crónica.

Una peculiaridad de la historia es que el primer capítulo presenta la versión de “El Tanque” sobre la lesión de Valeriano y del momento en que su equipo ejecutará un penal, mientras que el segundo capítulo es la versión de Valeriano sobre los mismos hechos.

¿Hay jugadores que no sientan pasión por su deporte?

Tuve la oportunidad de conocer al futbolista argentino Batistuta en el Mundial de Alemania, hablé mucho con él porque compartimos transmisiones de televisión y me dijo que le encantaba el deporte, pero que muchas veces prefería jugar tenis o hacer surfing que jugar futbol. Batistuta fue un gran protagonista del futbol sin ser aficionado a este deporte.

Hay otras figuras que son líderes dentro de la cancha y que sirven para crear grupo. En una ocasión compartí vuelo con el equipo Atlante, había un jugador que estaba todo el tiempo caminando por el pasillo haciéndoles bromas a sus compañeros, prometiéndole un regalo a otros, dando consejos. Ese jugador era el Piojo Herrera, no era figura elegante como Beckenbauer pero era entregado y apasionado, respetado y querido por sus compañeros.

Esos dos extremos plantea Villoro en su libro ya que Valeriano Fuentes se desentiende de la pasión pero está dotado naturalmente para triunfar en el juego, y “El Tanque” es un tronco que golpea y destruye más de lo que construye en el juego pero es un apasionado del futbol.

¿Hay mártires del futbol?

México ha tenido mártires terribles, si pensamos en algunos de los mejores futbolistas de nuestra historia como Alberto Onofre que se fracturó en vísperas del Mundial de 1970. Es cuando mi generación supo que había huesos llamados tibia y peroné porque todas las ilusiones que teníamos de destacar, se esfumaron.

Otro de los héroes trágicos fue Manuel Manzo, quizá el mediocampista más fino de la historia que se malogró por el alcohol.

¿La violencia ha llegado a espacios de entretenimiento?

Tenemos una narcoeconomía que influye en los más distintos negocios. Las barras se han convertido en zonas de reclutamiento del crimen organizado, estamos en una situación grave y eso tiene que ver con la excesiva comercialización del futbol mexicano, se especula tanto de los jugadores y se abusa tanto del aficionado que obviamente esto no genera una educación en las tribunas

Por qué se va a comportar bien el aficionado que tiene que padecer que a su jugador consentido lo vendan a otro equipo o que todo el equipo se vaya a jugar a otra ciudad: Atlante se fue a jugar a Cancún y mi equipo, el Necaxa, juega ahora en Aguascalientes que nada tiene que ver con sus orígenes.

En un futbol donde se traicionan las ilusiones de la gente, es lógico que los aficionados no sientan la decisión de tener una conducta ética.