Cultura

"El lenguaje de la educación"

Un 30 de octubre de 1925, nació el filósofo Fernando Salmerón, quien fue miembro de El Colegio Nacional · A propósito de la efeméride, la institución noscomparte un fragmento de su discurso de ingreso, que dictó en 1972

Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano
Fernando Salmerón. Fernando Salmerón. (ECN)

Un día como hoy, pero de 1925, nació el filósofo Fernando Salmerón. Su producción filosófica se desarrolló en dos líneas principales de trabajo: por una parte, la ética y la filosofía de la educación; y la historia de la filosofía, por la otra. A propósito de esta efeméride, compartimos con los lectores de Crónica un fragmento de su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, que dictó el 25 de octubre de 1972.

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Pienso que el juicio del Consejo de los miembros de El Colegio Nacional —juicio que no puedo menos de calificar de benevolente— por el que he sido llamado a formar parte de la institución, debe ser entendido no en consideración a los resultados de mi trabajo sino a la perseverancia de mis tentativas. El honor concedido es una manera de alentar a la vez mis tareas al servicio de la educación y mi dedicación a la filosofía. Y como estas actividades constituyen desde hace muchos años mi ocupación central —más exacto sería decir, exclusiva— me ha parecido que no podría hacer nada mejor en esta primera serie de lecciones, que examinar ante ustedes algunas cuestiones fundamentales de la educación desde el punto de vista de la filosofía.

El primer paso consistirá en aclarar lo que se quiere decir con esto, porque la palabra “filosofía” puede ser usada en varios sentidos, de los cuales, por lo menos dos resultan pertinentes a propósito de la educación. No voy a detenerme, sin embargo, en la consideración de todas las cuestiones que envuelve esta distinción, en primer lugar, porque el asunto exigiría demasiado tiempo y llegaríamos al final del curso sin haber tocado los temas que nos interesan de educación; en segundo lugar, porque de algunas cuestiones me he ocupado con cierta amplitud en un libro reciente, y no debiera repetir lo dicho allí ante un público que probablemente conoce aquel trabajo.

Lo que aquí me interesa hacer es precisamente la aplicación de aquella distinción fundamental en el campo de la educación, utilizando como punto de partida lo escrito en otro lugar y dando por supuesto su conocimiento. Esta tarea dará materia para las dos primeras lecciones y permitirá mostrar, en la primera, algunas características del lenguaje de la educación, junto con las razones por las cuales la empresa de los educadores se ha encontrado siempre ligada a la filosofía tradicional, en el sentido más amplio en que usamos la voz “filosofía”. Una vez reconocida esta relación fundamental, trataré de precisar, en la segunda conferencia, los problemas más propios de lo que debe ser una filosofía de la educación en su sentido más restringido.

La tercera lección ofrecerá un ejercicio de esclarecimiento del concepto mismo de educación, haciendo aplicación de los métodos del análisis al lenguaje de la educación, especialmente al de aquellas disciplinas científicas que han contribuido a dar a este lenguaje alguna precisión. El resultado de este ejercicio permitirá proyectar alguna luz sobre los temas de la última conferencia: el contenido y los métodos de la educación.

Después de estas advertencias, vengamos a nuestro asunto. “En su acepción más amplia, la palabra ‘filosofía’ alude a ciertas representaciones o doctrinas que pretenden expresar la estructura del mundo por medio de una conexión más o menos coherente de conceptos o simplemente de imágenes. En estos intentos, el filósofo trata de comprender a un tiempo el destino de sí mismo y el sentido del mundo, por eso presenta entrelazadas sus ideas sobre la estructura última de la realidad con principios de valor y con ideales morales que dan razón de la conducta de un individuo o de una comunidad entera”.

“Pero también usamos el término ‘filosofía’ en un sentido más estricto para referimos a una actividad, a una empresa intelectual analítica y teórica que, dominada por una energía propiamente científica, se enfrenta a problemas de diversa índole —problemas lógicos, semánticos, epistemológicos— haciendo uso de ciertos métodos sobre los cuales, como ha dicho B. Russell, hay un acuerdo general”. Empresa que, por otra parte, en cuanto intento de clarificación de conceptos básicos de la ciencia y de ideas generales de nuestra experiencia diaria, y en cuanto examen de técnicas de la investigación, nada tiene de nueva, sino que se remonta —en la historia de la civilización occidental— por lo menos a fechas anteriores a Platón.

Lo que la investigación contemporánea ha venido a añadir a la tradición filosófica, no es siquiera una mayor insistencia en la claridad y en la exactitud de los instrumentos del análisis, sino apenas una visión más precisa de la diferencia de las funciones de la sabiduría y de las concepciones del mundo, frente a las tareas de la filosofía en sentido estricto.

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