
Cuál es la función de la literatura es una pregunta que el escritor español Ray Loriga responde con estoicismo: “Desde luego no es una función sanadora. Tampoco he pretendido nunca exorcizar ningún mal personal con la escritura, ni me sirve como terapia, ni ninguna de esas cosas. Para mí, es un hermoso trabajo de la lucha contra la forma: la forma en que se escribe y cómo se conciben las novelas”, expresa en entrevista por su reciente publicación "Cualquier verano es un final" (Alfaguara, 2023).
A estas alturas de su carrusel de entrevistas, Ray Loriga no toma agua, ni café, ni nada. Aguarda con educación las preguntas. “Me quedé seco. Si me preguntas, te contesto, pero así que yo tenga voluntad de decir algo…”
El parche que lleva en el ojo era inevitable. El tumor que le extirparon era inevitable.
-¿Consideras que esta operación ha sido un evento importante en tu vida? ¿Esto marca diferencia en tu escritura?
“Ha sido molestamente importante, pero estaba ahí delante. Es como pegarse con una roca que está delante en el camino y te das con ella. No le doy una trascendencia mayor porque la enfermedad es algo cotidiano que nos puede pasar a todas y todos en cualquier momento con mayor o menor gravedad o agonía y nos iguala de alguna manera”.
Que todos somos iguales en la enfermedad es algo que el Premio Alfaguara de Novela 2017 considera haber aprendido durante su proceso médico.
“En un hospital aprendes a no considerarte importante, pero definitivamente es un acontecimiento personal –meramente personal- que supone una diferencia notable. La enfermedad y también de eso trata el libro, te tiene la mar de entretenido”.
En cuanto a entretenimiento se refiere, el escritor desmenuza etapas. Preoperatoria, la operación, y todo el proceso posterior, durante el cual muchas veces las personas no pueden hablar o caminar… “y tienes que ir con fisioterapeuta y hacer un montón de clases, aprender cosas cada día”.
“Actividades totalmente ajenas a tu vida y oficio de pronto ocupan toda tu vida y lo asumes como algo curioso que no habías hecho antes y que ahora resulta que tienes que hacer lo mejor posible si quieres seguir adelante”.
Lo que más le interesaba a Ray Loriga durante su “larga y tediosa recuperación” era volver a sentarse tranquilamente para ejercer sus dos pasiones: la lectura y escritura. A lo que se dedica.
Admite una postura de imperturbabilidad ante las cosas que la vida impone y confiesa que sí, “la verdad me considero bastante estoico y ante lo inevitable no grito. Lo inevitable lo acepto y así voy aceptando las cosas”.
CUALQUIER VERANO.
“Cualquier verano es un final” se presentó en enero, en España. Sin embargo, en México el proceso de impresión y distribución en librerías concluirá en los próximos días. Por el momento, se puede adquirir en su versión digital.
El título de la novela hace referencia al “verano que queda por disfrutar antes de que llegue el invierno”, a modo de brindis por la vida frente a la muerte. La historia narra los abismos de Yorick y Luiz, alrededor de lo cual se elabora sobre la amistad, el amor y el final de la juventud.
“Pasé una enfermedad bastante grave y cuando empezaba la larga y tediosa recuperación cayó lo de la pandemia. Entonces se me hizo un larguísimo periodo de aislamiento. No tuve mucho contacto más que con mis ideas y trabajo, empecé a pensar… o lo pensé incluso desde el hospital, utilizar mi propia experiencia como arranque de una novela de ficción que he terminado escribiendo”, explica el autor.
A 31 años de haber publicado su primera novela, Ray Loriga opina que el trabajo de escribir una novela es, más o menos, lo mismo. Estará un par de días más en México, pues vino también a participar en la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, en Guadalajara y después volverá a la gira de promoción del libro.
Eso si no hay problemas con los vuelos por la cenizas del Popocatépetl, que ya lo retrasaron de venida. Se despide con un cigarro en la mano.
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