
Uno de los mejores fagotistas del mundo llegó a vivir al país en 1949: Louis Salomons, aquí instaló un taller, construyó el primer fagot para México y ese instrumento después fue adquirido por Sergio Rentería, integrante de la orquesta de la Ópera de Bellas Artes. Crónica presenta la historia de este instrumento de viento madera que pocas veces es reconocido por el público en las orquestas y en los conciertos.
ORIGEN Y POPULARIDAD. La invención del fagot se le atribuye a Afranio Teseo, canónigo de Ferrara (hoy Italia), y su antecesor fue el dulcián, instrumento del siglo XVII que fue mejorado en cuanto a su sonoridad.
Juan Carlos Villaseñor, único fagotista en ofrecer recitales de fagot solo en el Palacio de Bellas Artes, narra que, a inicios, el instrumento estaba muy colocado en las orquestas, sin embargo, compositores como Mozart empezaron a crear conciertos para fagot, pero quien lo puso bajo los reflectores fue Stravisnky con ‘La consagración de la primavera’.
“Stravisnky abre con un polémico solo de fagot, lo pone en el registro agudo y los compositores empezaron a ponerle atención, a partir de entonces se generaron obras para fagot e inició a ser más popular”, narra.
Las obras clásicas están escritas para dos fagotistas, aunque las orquestas modernas tienen tres e incluso seis como sucede en la Filarmónica de Berlín y existen obras como las de Héctor Berlioz que contempla cuatro fagotes.
FAGOTES DE MÉXICO PARA EL MUNDO
En el México virreinal los músicos tocaban varios instrumentos, no se especializaban en sólo uno como sucede hoy, es por eso que varios aprendieron a tocar el fagot, entre ellos, la hija de Ignacio de Jerusalem y Stella. Después, en la época de bandas militares, el fagot adquirió un auge.
Algunos maestros de este instrumento y que hicieron escuela en el país fueron: Lazar Petrof, Jerzy Lemiszka y Louis Salomons.
“Salomons fue un fagotista muy notable que llegó a México, era principal de Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam. Vivió en el país y tuvo un accidente en Holanda que terminó con su vida. Fue el constructor del primer fagot mexicano, montó un taller acá, era íntimo amigo del fundador del sistema del fagot (Heckel). A la muerte de Salomons, el músico Sergio Rentería adquirió su taller”, narra Villaseñor.
¿El fagot tiene demanda?
Hace 30 años no había muchos fagotistas, es un instrumento caro para los estudiantes, no baja de 40 mil pesos y uno usado 25 mil. Un fagot profesional cuesta arriba de los 200 mil pesos. Además, se tiene que considerar el precio de los accesorios y las cañas. El mantenimiento por desgaste es caro y antes no había mucha gente que hiciera reparaciones en México
El boom de este instrumento se dio con la proliferación de las orquestas Esperanza Azteca. Por ejemplo, platica Villaseñor, en el 2000 la Filarmónica de Querétaro tenía dos años sin segundo fagot, hoy para una convocatoria llegan 25 postulantes.
A la pregunta de si existen encuentros de fagot en México, el músico y compositor menciona el que organiza la fagotista Wendy Holdaway: Encuentro Nacional de Fagot Ollin Yolitztli, que este año celebra su décima edición y que se realizará del 14 al 17 de noviembre.
“A nivel internacional tenemos pocos porque no es que exista demasiado público y gente interesada en pagar. El mundo del fagot se rige más sobre el trabajo. En los concursos, las personas están más pendiente de quién gana la última convocatoria para la Orquesta de Viena que el premio del Concurso Internacional Chaikovski (que en 2019 añadió categoría de viento madera)”, indica.
Juan Carlos Villaseñor fue ganador del Concurso de Alientos Madera del Conservatorio Nacional de Música de México en 2012, ha publicado los libros “Tres piezas virreinales para fagot y cuerdas. Las ruinas de Catedral” y “Retratos musicales de Fagot-Frutos de la Nueva España de los siglos XVII y XVIII”. Actualmente recupera las obras contemporáneas escritas para fagot y crea un método de fagot con música mexicana en Estados Unidos que incluirá traducción a lenguas indígenas.
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