Cultura

“La mal llamada zona periférica también es parte de la Cuenca de México”

Hay poblados con más de 500 años de historia donde aún hay voces vivas de ese pasado, dice Jorge Pedro Uribe. Presenta su libro “Crónicas de la verdadera conquista”

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En la Cuenca de México, en un sentido más amplio llamémosle el Anáhuac, hay poblaciones tan antiguas e interesantes, por ejemplo, el pueblo de Tlaltenco, señala Jorge Pedro Uribe.

En la Cuenca de México, en un sentido más amplio llamémosle el Anáhuac, hay poblaciones tan antiguas e interesantes, por ejemplo, el pueblo de Tlaltenco, señala Jorge Pedro Uribe.

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La Cuenca de México no sólo es el Centro Histórico de la Ciudad de México también lo es la mal llamada zona periférica, esos municipios no son un apéndice de la antigua Anáhuac, son poblados con más de 500 años de historia en donde aún hay voces vivas de ese pasado. Así lo indica el cronista Jorge Pedro Uribe Llamas a propósito de su libro “Crónicas de la verdadera conquista”.

En esta obra editada por Crítica, el también miembro asociado del Seminario de Cultura Mexicana hace un recorrido por la conquista no a través de sus personajes sino de los lugares que perviven.

“En la Cuenca de México, en un sentido más amplio llamémosle el Anáhuac, hay poblaciones tan antiguas e interesantes, por ejemplo, el pueblo de Tlaltenco en Tláhuac tiene miles de años de existencia ininterrumpida prácticamente en el mismo lugar, Chimalhuacán es parte del Acolhuacan que también lleva poblado miles de años y en Naucalpan estuvo la civilización tlatilca”, expresa.

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El poemario.

No obstante, eso se olvida porque la Ciudad de México concentra la atención por ser sede de los poderes, añade.

“Se nos olvida que aquella cosa abstracta que llamamos mancha urbana, en realidad no es una mancha urbana, no son las afueras de la ciudad, no son los suburbios, no es la zona metropolitana, tenemos que empezar a entender que esta supuesta periferia tiene su propia historia, su propio patrimonio”, afirma.

Uribe Llamas indica que todos formamos parte de un mismo corpus geográfico, histórico y patrimonial.

“Me interesa visitar Naucalpan porque ahí se refugiaron los españoles y sus aliados, los que quedaban después de la Noche Triste (1 de julio de 1520), llegaron al cerro de Otoncopolco que es donde está el santuario de la Virgen de los Remedios, ahí los otomíes recibieron a los conquistadores”, narra.

Por eso considera que Naucalpan es parte de la narrativa de la conquista y de la narrativa actual.

“Hay que atender más a esos sitios como centros en sí mismos. En Chimalhuacán estuvo la presencia dominica de manera temprana y ahí están los últimos los pescadores del Lago de Texcoco, ellos son memoria viva a la que tenemos que escuchar, esas voces no siempre están en el Centro Histórico, tenemos que aprender a buscarlas en la mal llamada periferia”, expresa.

Un dato que el autor menciona en su libro es que Cortés, antes de llegar al país, estuvo ocho años en Cuba y siete en La Española, es decir, no llegó sin conocimientos previos de las culturas indígenas.

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“Siempre se nos presenta a Hernán Cortés apareciendo en Veracruz caminando hacia Tenochtitlan y sometiendo a los mexicas, es una narrativa lineal, fácil de contar, pero la realidad es mucho más compleja e involucra datos que no son fáciles de encontrar, hay que hacer un zoom para entender quién era este personaje, cómo introdujo el ganado”, comenta.

El cronista indica que pocas veces nos preguntamos quiénes eran los españoles que acompañaron a Cortés. “Casi nunca nos ponemos a pensar en que había africanos, griegos, sicilianos y un nigromante, que había también mujeres y animales como los perros”.

Uribe Llamas aclara que no es propenso a la narrativa de víctima-victimarios ni de vencidos-vencedores. “No creo que nos toque juzgar el pasado sino tratar de entenderlo, entonces sin filias y sin fobias uno puede adentrarse en estos personajes, en sus temperamentos, en sus historias de vida”.

Otro tema que cuestiona es el cambio de nombre de las calles, por ejemplo, Puente de Alvarado a México-Tenochtitlan.

“Parecen acciones de índole simbólica, pero en realidad son políticas de índole cosmética. Hay que respetar estas buenas intenciones y concederle el beneficio de la duda a nuestras autoridades, sean del color que sean, pero a veces también vale la pena preguntarse ¿hace falta? ¿a quién se consultó para este cambio de nomenclatura?, ¿por qué no cambiar el nombre a la calle Isabel La Católica?”.

CRÓNICA MIXTA

En palabras del autor, los verdaderos protagonistas de la conquista o del encontronazo de dos mundos no son Hernán Cortés, Moctezuma, Cuauhtémoc, Pedro de Alvarado o los tlaxcaltecas; los verdaderos protagonistas somos nosotros en el presente.

“Para contar mi versión de la conquista he acudido al presente, por supuesto también a los hechos históricos, a las fuentes acostumbradas, pero al final voy viajando de lo que ocurrió a lo que ocurre ahora, es una crónica mixta que va de 1517-1521 a 2018-2022”.