Cultura

“En México no sólo desaparecen personas, sino también sus bosques y ríos”

Diego Rodríguez presenta su libro “Drenajes”, una serie de ensayos sobre el entubamiento del agua en el Valle de México

entrevista

: Me parece que hay una relación inmediata entre la expoliación, la enajenación de tierras y la cultura, dice Diego Rodríguez Landeros.

: Me parece que hay una relación inmediata entre la expoliación, la enajenación de tierras y la cultura, dice Diego Rodríguez Landeros.

“En México, la desaparición no sólo son de personas, también lo son de cuerpos de agua y territorios. Es una comparación que me eriza la piel, pero es muy clara: un territorio en el que se desaparecen sus ríos y sus bosques, por lógica termina siendo un lugar en el que terminamos desapareciendo nosotros mismos, es un ataque contra la vida”, expresa Diego Rodríguez Landeros (Mazatlán, 1988), autor de libro “Drenajes”.

La obra editada por Almadía reúne 13 ensayos en donde se habla de cómo el agua del Valle de México se ha entubado, se ha convertido en aguas negras y cómo eso ha estado acompañado de intereses políticos y de personajes que desde la marginación luchan por sus territorios.

“Soy oriundo de Mazatlán, Sinaloa, y vivir en la Ciudad de México fue un primer golpe de impresión pasar de un lugar donde tenía un contacto cotidiano con el mar a una urbe que en apariencia está totalmente desligada del agua, está entubada, negada. Pero descubro, como muchos ciudadanos, que no siempre ha sido así, que ha sido un plan ejercido desde los gobiernos y que ha costado siglos para concluirlo, me parece una historia literaria dramática”, comenta.

En uno de sus textos, Rodríguez Landeros habla de “El Chango”, ejidatario que defendió ante la Suprema Corte de Justicia los terrenos de Potrero del Rey y la Laguna, en el Estado de México, proceso que duró 25 años cuando la resolución del amparo fue que esos terrenos pertenecían a los ejidatarios de Guadalupe Victoria y nadie los podía comprar. Después de eso, la represión llegó a la comunidad.

VALENTÍA

“México está lleno de personas, hombres y mujeres que reaccionan ante los atropellos de expolio y de extractivismos, ellos me parecen personajes fenomenales, fuertes, llenos de valentía. Me interesaba cómo esos personajes parecieran estar en la sombre, a lado de los grandes protagonistas, los tiranos famosos como Echeverría o el dictador rumano Ceausescu”, señala.

Un ejemplo de esos personajes a la sombra es Marcela Dávalos, historiadora que se adentró en la historia de los desechos durante la Nueva España, temas que para el autor le resultan de riqueza historia y literaria.

“Revillagigedo fue uno de los últimos virreyes de la Nueva España que encabezó o trajo las ideas ilustradas, él encuentra que la capital de la Nueva España era un desastre higiénico: no había un sistema de alcantarillas para tirar las heces. Revillagigedo buscó implementar reglas para que la gente dejara de defecar en la calle, pero la población fue bastante indómita al respecto, hay una especie de conexión en ese interés y los futuros descontentos independentistas”, indica.

- ¿La desecación de un cuerpo de agua es la muerte también de una lengua?

Me parece que hay una relación inmediata entre la expoliación, la enajenación de tierras y la cultura de las personas que viven ahí. En el libro, hablo del historiador Ricardo Flores Cuevas, originario de Mixquic, alcaldía Tláhuac, él traza el camino histórico de la desecación del Valle de Chalco y la pérdida del náhuatl en esas comunidades.

Al ser expoliado su territorio y sobre todo de su agua, intentan defenderse, van a los tribunales como hablantes del náhuatl, pero el náhuatl no les sirvió para defenderse, entonces como una estrategia de sobrevivencia tienen que aprender el español, sin embargo, fue muy tarde, pierden el agua y pierden la lengua. Esto es una pérdida biocultural.

El libro.

El libro.

En ese sentido, añade Rodríguez Landeros, la modernidad ha sido un extermino de la riqueza biocultural del país. “Son las comunidades no urbanas que tienen un contacto y que saben ocupar la naturaleza, son quienes nos podrían dar la claves para guiarnos en un momento de cambio climático y crisis ecológica, pero son ellas las más afectadas”.

Esperanza

“Pese a todo no hay que caer en el discurso de que todo está perdido y, por lo tanto, ya no importa”, indica el autor.

En el caso de la construcción del nuevo aeropuerto cancelado en Texcoco el argumento fue que esas tierras y el lago ya no existían, que estaba contaminado, que el daño era tan irreversible que había que construir un aeropuerto, añade.

“Ese discurso es el que más le echa tierra al problema, hay que saber que los ríos siguen así, el problema es que se contaminan cuando bajan de sus manantiales. Hay que darse cuenta que no todo está perdido y podemos hacer algo todavía”, comenta.