
Un facsímil del Lienzo de Tlaxcala, documento elaborado a finales del siglo XVI; el óleo Cortés y la Malinche en Centla, del artista Daniel Lezama; fotografías de 1910 que muestran cómo fueron los festejos del primer centenario de la Independencia y las ilustraciones que José Guadalupe Posada hizo sobre la Conquista, son algunas de las 200 obras que conforman la exposición Constelaciones de la memoria. Relatos y contrarrelatos de la Conquista, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte.
La muestra que estará abierta al público hasta el 29 de mayo de 2022, reúne piezas de la colección del Munal, así como de su Fondo Reservado Pérez Escamilla y de acervos como la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, la Colección Fundación Televisa, el Centro de Estudios de Historia de México y Museo Soumaya.
“La exposición es una reflexión de cómo se ha construido un discurso histórico de la Conquista a través de las diferentes reinterpretaciones plásticas. Hicimos una selección de este relato y de sus personajes para comprender que la Conquista no es una situación que pasó sino que fue pasando y sigue pasando”, señaló el co-curador David Caliz Manjarrez.
La intención no es desmentir o ver cuáles discursos canónicos son válidos, añadió. “Queremos mostrar cómo estos discursos se han reinterpretado y cómo siguen siendo factura de diversos artistas”, dijo.
Una de las primeras construcciones de relatos sobre la conquista son las ediciones del libro Historia de la Conquista de México, impreso por Ignacio Cumplido en 1844 y escrito por William Prescott, con anotaciones de Lucas Alamán. La muestra también exhibe el óleo Escenas de la conquista (1887), del michoacano Félix Parra, donde se ven a los soldados españoles sometiendo a indígenas.
“Parra no nombró la pieza tal cual, fue Manuel Ignacio Altamirano quien refirió que se trata de la Matanza de Cholula, por lo tanto, es un historiador del siglo XIX quien le dio el nombre a una pieza y a cada personaje, creando una versión maniqueísta de la conquista”, destacó Caliz Manjarrez.
Una sala de la exposición está dedicada a Malitzin, en donde se puede apreciar cómo cambia la forma en que es representada: aparece en Lienzo de Tlaxcala, relato de la conquista hecho a finales del siglo XVI, y después en litografías de Genaro López en 1892 donde figura como personaje clave del mestizaje.
“Tenemos una escultura que realizó Manuel Vilar (en 1850), y que fue un proyecto que también incluía la realización de una escultura de Moctezuma, Iturbide y Hernán Cortés. Fue un proyecto que el artista catalán empezó cuando llegó a México, a la Academia de San Carlos, para la renovación de los programas educativos y académicos”, comentó.
Una representación actual de Malitzin se plasma en el óleo Cortés y la Malinche en Centla, hecho en 2019, por el artista Daniel Lezama (Ciudad de México, 1968), quien recupera la iconografía del siglo XIX, en artistas viajeros y litografías de aquella época y, en especial, en el libro México a través de los siglos, de Vicente Riva Palacios.
La exposición reúne fotografías del desfile que se hizo para conmemorar el primer centenario de la Independencia en 1910, donde se observa la representación de indígenas y españoles, es decir, la historia como una teatralidad.
“Diez años antes, en 1900, los hermanos Muacci, en Barcelona y con las ilustraciones de José Guadalupe Posadas y los textos de Heriberto Frías, editaron la Biblioteca del niño mexicano, fabulaciones de la fundación de Tenochtitlan y del encuentro de Moctezuma y Hernán”, expresó el curador.
Otras salas muestran con fotografías el momento en que se dio la exhumación de los restos de Hernán Cortés encontrados a un lado del Hospital de Jesús, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y el momento en que se encontraron los supuestos restos de Cuauhtémoc, en Guerrero.
Siete núcleos.
Constelaciones de la memoria. Relatos y contrarrelatos de la Conquista se recorre, a través de siete núcleos: Novelas de caballería, El desfile de la historia, Osario, El apocalipsis y Los Teules, Fulgores, Leyendas y Resistencias.
Destaca la exhibición de las propuestas que el pintor José Clemente Orozco realizó en la segunda mitad de la década de 1940: el mural que ocupó una bóveda del Templo de Jesús Nazareno (donde hoy yacen los restos de Cortés) y la serie de cuadros inspirada por las crónicas de Bernal Díaz del Castillo.
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