Cultura

Narran el robo de escultura del Reina Sofía sin que nadie se percatara

Juan Tallón, en su libro “Obra maestra”, cuenta la insólita desaparición de “Equal Parallel / Guernica-Bengasi”, de Richard Serra

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Este libro es un intento de cómo pudo perderse una escultura de 38 toneladas, dice Juan Tallón.

Este libro es un intento de cómo pudo perderse una escultura de 38 toneladas, dice Juan Tallón.

Teresa Rodríguez

¿Cómo robar una escultura de 38 toneladas de acero que fue expuesta y pensada para una sala del Museo Reina Sofía? Es la pregunta que mueve la investigación de Juan Tallón, quien en su libro “Obra maestra” narra, a partir de 72 voces, cómo la escultura “Equal Parallel / Guernica-Bengasi” resguardada por el museo español desde 1990 fue robada sin que nadie se diera cuenta.

“Este libro es un intento de cómo pudo perderse una escultura de 38 toneladas sin dejar rastro, no basta con interpelar a una persona en concreto porque no sólo quieres entender la vida de la escultura, tienes que entender el país en el que se producen esos hechos, cómo funciona el mundo del arte y qué es arte”, indica en entrevista el autor.

“Obra maestra” reúne 72 voces que incluyen al autor de la obra robada, Richard Serra (Estados Unidos, 1939), policías, autoridades culturales, empresarios, investigadores y artistas.

¿Una obra abandonada es sinónimo de desecho?

No todas las propuestas artísticas permiten ese decaimiento de la obra artística al mover o cambiar su disposición. Si tomas “Guernica”, de Picasso, y lo mueves a una habitación pequeña o al garage de tu casa y sigue siendo el “Guernica” de Picasso.

Pero si tomas una escultura de Richard Serra y la retiras de su espacio original donde Serra estuvo y pensó esa escultura, deja de ser escultura porque Serra trabaja así, va al espacio, estudia ese espacio pero si sale de ahí ya no funciona porque la obra tiene la capacidad de activar el espacio.

DEUDA

En 1990, narra Tallón, la obra se retiró del Museo Reina Sofía y se llevó a una bodega propiedad de la empresa Macarrón pero a ésta el gobierno español le quedó a deber dinero y entonces entró en crisis hasta desaparecer.

“Puedes pensar que la gran víctima de este episodio es el artista y el museo pero la gran víctima es la empresa que guardaba la escultura, Macarrón, era la más importante del sector y de Europa, se fundó en 1985, fue la encargada de llevar las grandes obras maestros del Museo del Prado cuando estalló la Guerra Civil de España en el 36, las trasladó de Valencia a Suiza”, cuenta el autor.

En 1992 se organizó la Exposición Universal de Sevilla y Macarrón entró en dificultades económicas porque el ministerio de cultura le adeudó centenares de millones de pesetas por sus servicios de montaje.

“Se fueron a la ruina y el gobierno embargó la nave de Macarrón, no obstante, la empresa le hizo saber al museo que la escultura estaba ahí para que se responsabilizara de ella porque la empresa dejaría de existir. El museo no reaccionó”, afirma.

El libro.

El libro.

Una de las líneas de investigación que fijó la policía española de patrimonio histórico es que la escultura se robó íntegra, no por ser una obra de arte, sino por ser de acero, material que puede revenderse. La otra teoría es que se la llevaron por trocitos cuando quedó abandonada por el Reina Sofía.

“Según la policía su valor era de 9 mil euros. La teoría de Serra es que su escultura se fundió y convirtió en millones de pequeños objetos como navajillas de afeitar”, señala Tallón.

El autor indica que el museo no asumió sus errores, nadie fue cesado, nadie dimitió, buscaron una solución audaz para tapar la crisis de prestigio internacional: hacer una réplica y que Serra la reconociera como original.