Cultura

La obra libertaria y onírica del kosovar Petrit Halilaj llega al Museo Tamayo

“Quizás también las gallinas pueden volar”, dice el artista la presentar su exposición, vestido como esa ave

exposición

Una vista de la muestra de Petrit Halilaj.

Una vista de la muestra de Petrit Halilaj.

Eleane C Herrera Montejano

“Quizás también las gallinas pueden volar”, manifiesta el artista visual kosovar, Petrit Halilaj, respecto de la gallina que ha inscrito en un Boeing 737 para viajar a lo largo del continente americano, de modo que este animal incapaz de volar finalmente surcará los cielos en el marco de su primera exposición en América Latina.

Disfrazado de ave, el artista da un recorrido en inglés por la exposición “Petrit Halilaj: RUNIK”, que se puede visitar en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo hasta abril del 2024.

Una polilla gigante y amarilla junto con otras criaturas, así como estructuras de madera que remiten a la casa de sus padres, flores y aves creadas en distintas épocas conforman una travesía por la trayectoria artística de Petrit Halilaj, quien a los 12 años vivió en Runik, pueblo al noroeste de Kosovo, el estallido de la guerra (1998-1999)

El artista sobrevivió en un campo de refugiados en Kukës, Albania, donde la imaginación artística fue una herramienta importante y se convirtió en un vehículo para desafiar nociones de libertad, pertenencia y lugar.

Entre las piezas exhibidas sobresale la estructura de madera flotante que recibe a los asistentes del recorrido y representa la casa construida por el artista y su familia en Pristina, luego de que su antiguo lugar quedara destruido.

También llama la atención la última parte del recorrido, una especie de plaza donde se reúnen distintas aves del artista.

“Es también una especie de jardín. Veo muchos de estos trabajos juntos por primera vez. Elegí aquí un sol con arbustos y animales -que viene de una exposición que no hice-, estos dibujos los hice cuando tenía 13 años, en el campo de refugiados; fueron escaneados, impresos y cortados”, explica.

“Cuando los hice en ese entonces mezclé sueños y aves y soldados… pero aquí no necesito traer el proyecto, sólo me encanta tener esta ave que hice en 1999, que comparte espacio con este pájaro que hice para un teatro en 2018, con una flor de 2020 y una polilla que hice con mi mamá… es como un primer encuentro para mi trabajo también”, ahonda.

Petrit Halilaj, vestido como gallina.

Petrit Halilaj, vestido como gallina.

Eleane C Herrera Montejano

En cuanto a los colores que acompañan la muestra, el artista señala que sigue sus instintos y, aunque el color es un elemento muy importante en su trabajo, no tiene una teoría del color.

“Hay muchos amarillos, de la polilla al vestido a los pájaros… me gusta el contraste – no lo haces mejor, sólo lo usas, tan real como es- y me encanta el esfuerzo de la gente por inventar color, belleza y mezclarlo, es una atención que quiero construir y una conversación”, indica.

TAMAYO.

Por su parte, la directora del Museo Tamayo de Arte Contemporáneo, Magalí Arriola, comenta que ésta fue “una de las exposiciones que desde muy al inicio cuando tomé la dirección del Museo quise hacer”.

“Lo invité desde 2020, fue la primera vez que hablamos de esto, luego vino la pandemia y lo tuvimos que posponer un poquito –bastante- pero también creo que fue lo que permitió… lo platiqué con él y José Esparza, curador de la muestra y empezó un diálogo de los últimos 3 años, que permitió que llegáramos a esto”, relata.

Asimismo, la directora considera importante el aspecto circunstancial de esta muestra que cambia el planteamiento curatorial del museo. “Toma otra dimensión, con lo que está pasando en Medio Oriente, hablando de ocupación de espacios y campos de refugiados, creo que tiene toda la pertinencia ahora”.

En el sentido de fomentar la reflexión y conocimiento en torno a estos temas, Magalí Arriola informa que hará un programa de actividades paralelo, “que todavía está empezando a generarse”.

Para más información sigue la página y redes oficiales del Museo Tamayo.