Cultura

“Un país posible”, de Julio Madrazo

Fragmento del libro Un país posible, de Julio Madrazo. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México

Detalle de los Murales de la Industria de Detroit, de Diego Rivera. Detalle de los Murales de la Industria de Detroit, de Diego Rivera. (La Crónica de Hoy)

                                             Capítulo 1

                               ¿Se agotó la capacidad de

                               nuestros sistemas político y económico

                               de generar mayor bienestar social?

¿De dónde vienen nuestras

reglas políticas y económicas?

Una idea que se sostiene a lo largo de este texto es que las sociedades han venido evolucionando y determinando formas de organización y gobierno durante toda su existencia. Desde que fuimos tribus nómadas, cada una de las sociedades que han existido establecieron sus normas y reglas, tenían sus propios valores, principios y rituales.

En términos del sufragio, por ejemplo, en su origen solo votaban los hombres blancos con propiedades, después pudieron votar todos los hombres blancos. La primera Alianza Internacional para el Voto de la Mujer se realizó en junio de 1904 en Berlín, Alemania, con representantes de Australia, Alemania, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Noruega, los Países Bajos y Estados Unidos.1 Casi 15 años después, el derecho al voto de las mujeres se ganó por primera vez en la historia en Inglaterra en 1918,2 siempre y cuando fueran mayores de treinta años y propietarias de tierra. El voto universal para las mujeres en Francia se otorgó en 1944,3 y en México fue en 1953. En temas raciales ha sido aún más reciente, el voto de los negros en Estados Unidos no se concedió sino hasta 1965.4

En México, como parte del mundo occidental, somos herederos de la cultura del liberalismo y del capitalismo que se forjaron en los siglos xviii y xix. Estos dos «modelos» de organizarnos nacieron y han evolucionado juntos. Son hermanos mellizos. El óvulo de la naciente modernidad fue inseminado por dos espermas: liberalismo y capitalismo.

El liberalismo es la expresión de una filosofía política de cómo resolver la lucha y la competencia por el acceso al poder, mientras que el capitalismo es su sistema económico, fundado en la propiedad privada, el libre mercado y la competencia por consumidores. Son la pierna izquierda y derecha de un «cuerpo social», pero no siempre han sido lo que hoy entendemos por estos conceptos. Han significado cosas muy distintas a lo largo del tiempo. La consigna francesa de «libertad, igualdad y fraternidad» promovía conceptos que no aplicaban de manera universal ni igual para todos los ciudadanos. A finales del siglo xviii y durante 150 años hasta mediados del siglo xx, eran conceptos y principios que se ceñían a la igualdad entre los ciudadanos de primera; los blancos, en el caso de Europa y Estados Unidos, y, una vez importados a América, los criollos. En cambio, los indígenas, los negros y las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres blancos.

No es el propósito de este texto revisar la historia de la evolución del liberalismo y la democracia, pero es importante señalar que la democracia no ha sido estática y que más bien ha ido cambiando mucho. De la polis griega a las revoluciones de Inglaterra, Francia y la Independencia de Estados Unidos (con el largo paréntesis de la Edad Media y las monarquías absolutistas), se han ido forjando las normas o reglas de lo que se entendía por un gobierno liberal y democrático, así como los derechos y obligaciones que les competen a los gobiernos y sus ciudadanos. El «contrato social» que implica estos arreglos ha ido cambiando mucho, esa es su naturaleza.

El antropólogo y activista David Graeber lo sintetiza con mucha claridad:

La palabra democracia ha tenido múltiples significados a lo largo de

la historia. […] En realidad la noción de democracia tardaría bastante

en identificarse con la noción actual de un sistema en el que los ciudadanos de un Estado eligen a sus representantes para que ejerzan

el poder en su nombre. […] Solo tras la transformación del término,

cuando democracia incluyó el principio de representación —término que a su vez posee una historia curiosa, pues como señalaba Cornelius Castoriadis, originalmente se refería a los representantes del

pueblo ante el rey, y no a individuos que ejercieran ningún tipo de

poder—, solo tras esa transformación, el término adquirió el sentido

que le damos en la actualidad.5

Liberalismo y capitalismo

En Inglaterra, de 1642 a 1689 se vivió la Gran Revolución que terminó por instaurar la monarquía parlamentaria. En medio de esta guerra civil británica, se publicaría en 1651 el Leviatán de Hobbes (1588-1679) que, por primera vez en la evolución de la sociedad moderna, definía el uso legítimo de la fuerza como una facultad fundamental del Estado para construir y conservar la paz y la estabilidad social, económica y política que una sociedad requiere para prosperar.

La independencia de Estados Unidos en 1776 marcó un quiebre en la historia del pensamiento y desarrollo político de la sociedad occidental. Los llamados padres fundadores (Washington, Jefferson, Madison, Adams, Jay, entre otros) se levantaron en armas y declararon la independencia de las colonias frente al Imperio de la Gran Bretaña para construir la primera nación liberal. Este Estado quedó plasmado en la Constitución de 1789, que se votó por la Asamblea en marzo de ese año en la ciudad de Filadelfia.

1 Penny A. Weiss, Feminist Manifestos, New York University Press, 2018, p. 119.

2 En 1918, primera vez que se le otorgó el voto a las mujeres, el parlamento del Reino Unido votó una ley (en inglés Representation of the People Act 1918) acordando el derecho de voto a las mujeres de más de treinta años, siempre que fueran propietarias de tierras, o bien, arrendatarias que tuvieran un ingreso anual superior a cinco libras, o bien, egresadas de la universidad.

3 Si bien, el voto universal de las mujeres se otorgó en Francia en 1944, la lucha por la equidad de género ha sido una batalla permanente, que culminó con la Ley de Paridad, aprobada en el año 2000. Ver Joan Wallach Scott, Parité! Sexual Equality and the Crisis of French Universalism, Chicago University Press, 2005.

4 La Ley de Derecho al Voto de 1965 (en inglés Voting Rights Act of 1965) es una ley histórica dentro de la legislación estadounidense, ya que prohibió las prácticas discriminatorias en el derecho al voto a los afroamericanos en Estados Unidos.

5 David Graeber, El Estado contra la democracia, Errata Naturae, Madrid, 2021, pp. 16 y 57.

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