Cultura

“Las placas en calles del Centro Histórico muestran el poder político y cultural en turno”

Pedro Ángel Palou presenta su reciente libro “México”, una historia de ruinas y esplendor de la capital · Para la presentación realizó un recorrido por las calles y monumentos del centro

Novedad editorial

Pedro Ángel Palou recorrió las calles del Centro Histórico para presentar su libro.

Pedro Ángel Palou recorrió las calles del Centro Histórico para presentar su libro.

Cortesía

Colocar placas y cambiar el nombre a las calles de cualquier ciudad son actos insuficientes para entender el pasado, es necesario hablar de los personajes desde su vida cotidiana, desde sus tragedias, desde la intimidad y no únicamente referir a la vida de los políticos. Bajo esa premisa el autor Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966) realizó un recorrido por el Centro Histórico de la Ciudad de México a propósito de su reciente novela "México".

La obra editada por Planeta, narra los años de 1521 a 1985 a partir de cuatro familias: los Cuautle, los Santoveña, los Landero y los Sefamí, en donde la Ciudad de México resurge siempre desde abajo, desde sus ruinas.

La novela.

La novela.

“Abarco muchos siglos, amalgamo todo porque mi idea es que sea una serie de sacudidas para que el lector se imagine la ciudad desde re-imaginar el pensamiento colonial”, dijo.

A manera de antiguía, Palou inició el recorrido con medios de comunicación en la Alameda Central enfatizando que la ciudad es la protagonista de su novela. “Es la ciudad de familias que tienen vidas distintas, de clases sociales distintas, de culturas distintas y de religiones distintas porque una familia es judía y llega a México en el porfirismo”.

La Alameda es un lugar que casi no visitamos más porque la sustituimos por los malls, añadió. “La Alameda fue durante mucho tiempo el sitio de reunión y no el zócalo, que le llamamos así porque Santa Anna quiso hacerse una de sus tantas esculturas y le habían puesto un zócalo, una especie de tarima, a lo que hoy es el zócalo”.

Lee también

La nueva generación de jóvenes merece una versión desmitificada de la historia de México: Pedro Ángel Palou

Reyna Paz Avendaño
“Las placas en calles del Centro Histórico muestran el poder político y cultural en turno”

La Alameda estaba rodeada de canales y eso plasma el autor en su novela. “Esta fue una ciudad lacustre y se nos olvida salvo porque los edificios están ladeados, se nos olvida que el transporte y comercio se hacía por agua”.

Palou citó a la historiadora Bárbara E. Mundy con quien concuerda al plantear que el mundo indígena y el mundo español -incipiente de unos cuantos soldados misioneros-, debían tener un diálogo permanente.

“El antiguo control gubernamental indígena, las parcialidades o los barrios estaban controlados por un gobernador indígena. Esta ciudad no expulsó a los llamados indios del Centro Histórico, convivió con ellos”, comentó.

El autor señaló que es necesario cambiar dos grandes mitos con los que fuimos educados los mexicanos, el primero es la idea de que Tenochtitlan cayó en 1521.

“Nunca cayó esta ciudad. Los misioneros usaron la caída de Jerusalén como un parangón para decir que venía una nueva Jerusalén que estaban fundando con el catolicismo, pero con al ver la gobernanza de los barrios y de cómo convivían queda claro que la ciudad nunca murió, siempre estuvo habitada, siempre fue mestiza, mezclada”, indicó.

Otro mito que derribar es que el tlatoani Moctezuma no era supersticioso.

“No estaba convencido de que los españoles fueran seres superiores, todos fuimos educados de que ellos tenían pólvora y caballos, pero no es cierto, fue una guerra de cuerpo a cuerpo exactamente como eran las guerras sin españoles, con armas que herían y no mataban porque la idea era tener prisioneros”, dijo.

El autor comentó que las placas que se colocan en las calles del Centro Histórico señalan lo visible según el poder político y cultural en turno.

“La única manera de romper eso sería ampliando el canon y el repertorio de la gente que estuvo viviendo aquí, por ejemplo, cuántas mujeres, cuántas monjas importantes hubo, no solamente fue Sor Juana, está Mariana Águeda de San Ignacio, la primera monja teóloga del orbe hispano. Si uno hiciera eso, sí valdría la pena las placas o los cambios de calles .Mejor conozcamos la ciudad”, expresó.

Palou afirma que siempre ha habido lugares de democracia social en la Ciudad de México y ahí es donde coloca a las familias de su novela.

Lee también

“Es una tristeza vivir en un país que está secuestrado por la violencia”: Pedro Ángel Palou

Reyna Paz Avendaño
“Las placas en calles del Centro Histórico muestran el poder político y cultural en turno”

RECORRIDO POR EL CENTRO HISTÓRICO. 

Además de la Alameda Central, Pedro Ángel Palou también recorrió el Palacio de Minería, el Nacional Monte de Piedad, la Catedral Metropolitana, Templo Mayor, el Hospital de Jesús y la Casa de Humboldt.

Entre otros datos históricos que nutren su novela, narró que Güemes, virrey de la Nueva España en el siglo XVIII, realiza la traza de la ciudad y llega el pensamiento criollo: decir somos españoles pero esto es de nosotros, no tiene que irse a España, es algo que estamos construyendo. Ese virrey trajo al primer músico español a la Corte, un músico italiano: Ignacio de Jerusalem y Stella, que tuvo la suerte de ser el primer músico contratado por el estado.