Cultura

¿Dónde quedó la madera generada por construcción del Tren Maya”


Cuál fue su aprovechamiento o dónde se usa, son las preguntas que lanzan investigadores

entrevista

La tala por el Tren Maya.

La tala por el Tren Maya.

Greenpeace

La madera que arrojó el desmonte hecho en varios puntos de la Península de Yucatán a propósito de la construcción del Tren Maya ¿a dónde se llevó? y ¿cuál fue su aprovechamiento forestal? cuestionan habitantes e investigadores dedicados al manejo forestal de zonas tropicales, quienes en entrevista piden el anonimato por temor a hostigamientos.

“Habíamos esperado que mucha de esa madera que se estaba extrayendo de los tramos del tren se le diera un seguimiento correcto, es decir, conocer cuál es la tasa de aprovechamiento de la madera que se obtuvo, en qué se está aplicando y a dónde se está yendo, ¿o se está vendiendo en los mercados negros?”, preguntan.

Una de las voces demandantes añade que en México la madera legal no se paga de manera justa, gran parte de la ganancia se queda con intermediarios.

¿El gobierno paga por aprovechamiento de maderas?, se le pregunta. “Las personas acceden a recursos por parte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), sin embargo, es una de las organizaciones que se ha venido diezmando y más en este sexenio, ya no hay tanto dinero para apoyar la actividad forestal”, responde.

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En el caso de la Península de Yucatán, los ejidos forestales aplican la norma mexicana con un método que se llama manejo forestal de zonas tropicales, en donde las comunidades y los estudios dictan la vocación de la tierra: ganadería, agricultura, vivienda y manejo forestal.

Las personas que trabajan en ese servicio ambiental explican cómo es su trabajo: “el terreno se divide en 29 años, es decir, en 29 fragmentos en los cuales se identifican qué maderas existen y cuál es su potencial de aprovechamiento, a partir de eso, la ley indica una serie de especificaciones, por ejemplo, que se deben cortar ejemplares con de 45 centímetros de diámetro”.

El detalle de las especies arbóreas existentes es enviado a la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), institución que les especifica cuántos y cuáles árboles se pueden cortar.

“Te indican un porcentaje para un año y en el siguiente año esa área se reforesta y empezamos a trabajar con un segundo fragmento de los 29, eso da tiempo a que los árboles no cortados puedan crecer”, narran.

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El tema es complejo ya que la paga del trabajo que genera el Tren Maya no se compara con el pago de servicios ambientales. “La obra del tren se ve como una gran oportunidad de trabajo, pero en los ejidos forestales hay carencia de personal, quienes se dedicaban a hacer extracción de madera se fueron a trabajar a las obras”.

¿Cuánto paga el Tren Maya?, se le pregunta. “Casi 4 mil pesos a la semana”, responde.

“No se les debe calificar de morenistas ni de ninguna manera, están respondiendo a una necesidad que por años ha habido en el territorio, al haber tanto abandono, falta de oportunidades, de escuelas, de carreteras y de agua, las carretas de dinero que llegan a la zona deslumbran y no hay competencia frente eso. La situación es delicada porque ante una situación de vulnerabilidad esto parece una gran alternativa”, agrega.

Otra reconfiguración del territorio que observan las personas entrevistadas es la venta descontrolada de bonos de carbono.

“Hay intermediarios y empresas cooptando ejidos que están en el paso del Tren Maya para poder iniciar estudios y hacer ventas por captura de bonos de carbono, actualmente no hay una regulación del mercado y están haciendo que las personas firmen contratos a 30 años, matándoles el precio de sus bonos, además los estudios que se requieren no se hacen de manera adecuada”, denuncian.