Cultura

La religión es una cosa que uno no domina, dice Hugo Hiriart

El escritor presenta su reciente libro "Lo diferente", sobre su conversión al catolicismo, la muerte y su vida de casi 80 años

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El escritor Hugo Hiriart. El escritor Hugo Hiriart. (La Crónica de Hoy)

Al escritor Hugo Hiriart (Ciudad de México, 1942) le gusta vivir de manera animosa aunque sienta que llegar a los 80 años es sobrevivencia, además es alguien que se convirtió al catolicismo gracias a su amigo y maestro José Manuel Gallegos Rocafull y es una persona que no le teme a la muerte.

Varios de esos temas, Hiriart los aborda en su reciente libro Lo diferente, 16 ensayos donde confiesa su amor a Dios, explica cómo concibe la religión y aterriza reflexiones de pensadores como William James, Rudolf Otto, Simone de Beauvoir, Romano Guardini y sus maestros José Gaos, Luis Villoro y Gallegos Rocafull.

-Menciona que la religión se siente, ¿hay sentimientos que le ha evitado la religión?

-Eso es muy individual, es muy difícil determinar si una persona es religiosa o no, hay muchas personas que lo son sin saberlo. La religión es una cosa que uno no domina. Un sentimiento es difícil de dominar, no se puede. Los sentimientos son algo más profundo, algo más rebelde.

-¿Dios es el numen temible por poderoso y heterogéneo?

-No se puede definir porque es lo otro, es lo diferente, lo que no se parece a nada, lo que no hay manera de situar. Imagínese una entidad que está en todas partes y que no se ve, que sólo se siente. Los crédulos sentimos que hay algo adentro de nosotros que nos conoce perfectamente, al cual queremos y nos quiere, es un cariño inexplicable.

-¿Cuál es la causa de que hoy existan pocos creyentes?

-Lo que dañó mucho a la religión, lo que le dio la mordida que le dolió tanto es la burguesía. El burgués es una persona utilitaria. En el libro pongo un ejemplo de un editor burgués que le va contratar un libro a Lucien de Rubempré, pero le va bajando la paga conforme mira cómo vive. Todo el tiempo ese burgués está pensando, cuánto ganar, cuánto le pago, cómo mejorar mi negocio.

“La burguesía se adueñó del poder después de la Revolución Francesa y ya no paró, es la que manda ahora, la que domina todo, es la que ha puesto el mundo en los graves problemas con su afán demente de hacer dinero. Es la que siempre está inquieta porque quiere ganar más, quiere subir, quiere tener una oficina mejor, quiere cosas y está siempre pensando cómo hacerle”, responde.

Hiriart recuerda cuando le preguntaron a Tolstoi ¿cuál fue la palabra que le hizo más daño a la humanidad? “El viejo maravilloso se quedó pensando y dijo la palabra ‘más’, ‘más’”, narra.

-En su libro hay recuerdos de José Manuel Gallegos Rocafull…

-Él me enseñó qué era la religión, yo lo quería muchísimo y también él me quería. Mis maestros fueron refugiados españoles, casi todos, Luis Villoro no porque era mexicano, pero Gaos y Gallegos Rocafull fueron los que me formaron. Gallegos Rocafull fue suspendido a divinis, es decir, no podía ordenar, no podía oficiar misa, no podía vivir de sacerdote porque no había apoyado a los fascistas de Franco sino a la República, entonces la jerarquía de España lo persiguió muchísimo, El Vaticano lo suspendió, pero en México le levantaron el castigo y oficiaba en la Iglesia de la Coronación, cerca del Parque España.

-¿Le teme a la muerte?

-No. Soy ya un sobreviviente, voy a cumplir 80 años el año que entra, pero de todos modos me gusta vivir, siempre he sido animoso, no soy depresivo. No le tengo miedo porque es una necedad tenerle miedo a la muerte, es gastar la energía a lo loco. La muerte no es peligrosa, es como respirar. La hermana muerte, le decía San Francisco de Asís: cuando venga por mí la hermana muerte. Hay que tomarlo así.

El periodismo. 

En Lo diferente, editado por Literatura Random House, Hiriart narra el momento en que dejó de beber y en entrevista confesó que cuando fue periodista se hizo “muy borracho”.

“Con mi vida de periodista fui muy feliz, me encantaba hacer eso, iba a giras de los candidatos a la presidencia y escribía cosas burlándome de lo decían”, narra.

“Había leído un manuscrito de Valle-Inclán que decía: el periodismo está muy bien para un escritor, lo puede llevar muy lejos siempre y cuando lo sepa dejar a tiempo. Y pese a que me gustaba muchísimo, me salí de Excélsior”, añade.

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