
René Freire es un artista visual mexicano perteneciente al movimiento pictórico posterior al muralismo y a la ruptura. Su obra ha estado presente en el imaginario visual desde la década de 1970. Fue integrante del Grupo Suma (fundado en 1976) al lado de creadores como Óscar Aguilar Olea, Gabriel Macotela, Paloma Díaz Abreu, entre otras y otros más. Su trayectoria lo hace un referente del arte de finales del siglo XX y comienzos del XXI. En estos días expone la muestra “Freire. Pintura tridimensional” que se expone en la SAQ Gallery, ubicada en la calle de Salvador Díaz Mirón #128 en el corazón de Santa María la Ribera, en la Ciudad de México. Esta instalación es una crítica y denuncia al mundo moderno que habitamos en la actualidad. Sobre ello charlamos con Freire.
- La exposición contiene piezas de dos momentos, de antes de la pandemia y una de antes de la pandemia. Aunque son diferentes conservan el mismo eje rector, platícame sobre ello.
La exposición tiene que ver con un reciclaje de cartones, cajas de cartón, prácticamente basura, un montón de cajitas de cereal, de galleta. Hay papeles aluminio, y trabajé con estos materiales porque estamos viviendo un momento crítico, que no es otra cosa que la contaminación ambiental, por un lado, y el calentamiento global, por el otro, y quiero dar a conocer este terrible problema. Yo con esto no resuelvo nada, pero creo que sí señalo, al menos, esta realidad. También la exposición contiene una obra realista, en el sentido que tomo objetos de la realidad cotidiana y los intervengo con pintura acrílica. Este realismo nos acompaña en todo momento, es un realismo del siglo XIX o con el realismo mágico, es un realismo que es una denuncia y nos invita a una reflexión: somos seres humanos y necesitamos saber qué estamos haciendo con el planeta en este momento. Yo al menos lo narro en estas piezas, sé que con esto no arreglo absolutamente nada, pero al menos lo expongo.
-Me llama la atención que en algunas de las piezas de la instalación utilizas el cartón con el que reflejas, precisamente, esa realidad, y con esos cartones formas urbes, edificios, ciudades, rascacielos de este mundo en apariencia “moderno”, ¿qué piensas sobre esto?
Qué bueno que tú lo notas. Construir torres es un reflejo de esta realidad de la que hablo porque describo la ciudad donde vivimos. Aunque son lecturas que me gusta dejar abiertas al público, que cada quién les dé su propia interpretación. Por ejemplo, en otra pieza hay un cartón azul con unas plumas de palomas, porque estas aves son mis vecinas, mis inquilinas, incluso. Viven en mi casa, han llegado a vivir a ahí. Cada vez el espacio es más suyo y dejan esa huella que son sus plumas. Esa pieza creo que tiene seis o siete años y ese elemento es parte de la ese “montaje” realista que quiero conseguir. Otro elemento que utilizo sobre estas piezas que reciclo es la figura de los corazones, en la instalación hay una tabla llena de charolitas donde viene la carne en el supermercado, son charolitas de plástico que sabía que me servirían en algún momento, entonces las fui coleccionando y llegó el momento de intervenirlas. Muchos artistas han hecho corazones, no soy el primero, pero sí soy el primero en usar charolitas de plástico.
- ¿Cómo has hecho esto a lo largo de tu carrera, hacer este tipo de denuncia sobre la realidad que hemos habitado durante varias décadas?
Mira, en mis comienzos. Yo empecé mis estudios en San Carlos y previamente hicimos un grupo de arte que se llamó Grupo Suma. Primeramente, salíamos a pintar bardas en lotes baldíos, donde tuvimos mucho contacto con la gente de la calle que nos hacían todo tipo de preguntas y preguntas insólitas como: ¿y ustedes de donde son? O ¿qué quiere decir eso?, ¿por qué lo hace? Este contacto con el público, con la gente común y corriente de estas salidas fue importante para nuestra formación. Allí también recolectábamos basura, cosas encontradas en la calle para nuestras piezas. Usábamos también la fotocopia, para fotocopiar todo tipo de objetos que encontrábamos y hacíamos libros-objetos de artista. Justamente, en la primera exposición que hicimos como Grupo Suma yo usé cajas de cartón, que nos donó una fábrica y las forré con un papel kraft y ahí empieza este discurso de trazar círculos en las piezas, porque eran fragmentos de letras las que yo pegaba. Te estoy hablando de los 70. Y a lo largo de mi vida seguí usando materiales no convencionales y no puedo decirte insólitos, eran materiales de nuestra vida cotidiana y por ello he hecho muchos collages y aquí se puede ver algo.
- ¿Cuál es la peculiaridad de esta exposición-instalación y cuáles fueron tus influencias?
Yo no soy un pintor convencional que sólo pinta sobre lienzos, óleos, sobre tela, sino que voy un poquito más allá, pero al mismo tiempo considero que podría ser muy contemporáneo, o muy vanguardista. Creo que esto tiene más que ver con una academia del siglo XX, pues nací en el siglo XX, donde hubo muchas vanguardias, muchas escuelas y tendencias. Así que esto que yo practico hoy en día tiene más que ver con esas vanguardias de las que aprendí, de las que asimilé un lenguaje. No estoy encontrando el hilo negro, ni mucho menos, sino que es una continuación de muchas vanguardias. Alguien que usaba cartón y el collage, por ejemplo, era Fernando García Ponce, desde luego hay muchos otros de quienes aprendí. Picasso, ya en los años XX, estaba usando unos manubrios de bicicleta que los convirtió en un toro. Todo lo surrealista, el arte povera, Tápies y un montón de artistas como Miró usaron todo esto. En México hay menos, por ejemplo, Germán Cueto buscó otros caminos y para mí fue muy valioso toparme con maestros como Gilberto Aceves Navarro, que nos abrió horizontes, y no sólo nos enseñaba a dibujar, nos enseñaba a entender un mundo más amplio, que no era precisamente el de la pintura. Tuve maestros como Mexiac, un muralista de los importantes y quien también usaba materiales insólitos, no sólo papeles, sino también hacía escritura, collage, usaba las cajas. También Felguérez es importantísimo, es un referente muy importante y acaba de morir en estos días Alan Glass, quien usaba muchos materiales insólitos en su obra, y de todos ellos aprendí muchísimo.
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