Cultura

Valeria Luiselli presenta en México su performance “Echoes from the borderlands”

Explica que la idea es hacer una pieza sonora de 24 horas de la frontera, que reúna voces que expresen las problemáticas que aquejan la línea divisoria: desplazamientos, feminicidios y persecuciones, entre otras

Mujer sentada en una mesa con un micrófono delante
La escritora Valeria Luiselli en su presentación en la Feria del Libro de la Frontera. La escritora Valeria Luiselli en su presentación en la Feria del Libro de la Frontera. (Reyna Paz Avendaño)

Un viaje sonoro por la frontera entre México y Estados Unidos, un recorrido que compila voces tanto de archivo como actuales expresándose sobre las problemáticas que aquejan la línea divisoria creada por gobiernos: desplazamientos, feminicidios y persecuciones. Esa es la esencia de " Echoes from the borderlands", performance que realiza la escritora mexicana Valeria Luiselli y que se presenta por primera vez en México, en Ciudad Juárez.

“La idea es hacer una pieza sonora de 24 horas de la frontera, son 24 horas porque si pudieras manejar en línea recta a lo largo de la línea fronteriza, eso duraría el viaje. La pieza empieza debajo del mar, en playas de Tijuana, con sonidos de ballenas que fuimos a grabar y después, poco a poco, se adentra en el territorio, pasa por las garitas de Tijuana, luego a lo largo de todo Arizona y Nuevo México”, explica la autora de “Los niños perdidos”.

Luiselli junto con el compositor Leonardo Heiblum y el productor Ricardo Giraldo llevan cuatro años grabando y estiman que el proyecto abarcará diez años más. Hasta el momento, tienen 12 horas del viaje y el siguiente punto es Ciudad Juárez, en donde harán grabaciones y donde presentarán el trabajo hecho (en el Teatro Víctor Hugo Rascón Banda del Centro Cultural Paso del Norte).

“Presentaremos 12 horas comprimidas en una hora, de modo que se escuchará el mar, la migra, la garita, un centro de detención, los desiertos de Arizona donde hablamos con apaches de San Carlos sobre sus desplazamientos históricos y también sus mitos de origen. Luego bajamos a las minas de cobre de Arizona y se escucha una entrevista con un minero que habla del placer de perforar en Bisbee”, detalla.

Las ultimas grabaciones que ha hecho la autora son de una zona de prueba de misiles ubicada a un costado de una reserva de apaches mezcaleros. “Hay entrevistas con un par de estas personas que hablan sobre los años 40 cuando el ejército gringo lanzó la bomba atómica junto a ellos para practicar el lanzamiento en Japón, esa zona no está lejos de Ciudad Juárez, manejando son 3 horas”.

Luiselli aprovechará su estancia en el Feria del Libro de la Frontera para grabar el cambio de turno en una maquila de Ciudad Juárez, para después viajar a San Ignacio, Texas.

¿Incluyes grabaciones de archivos?

Hay mucho archivo histórico, discursos de Dolores Huerta defendiendo a los trabajadores mexicanos en California y quiero conseguir archivo, que ha sido imposible hasta ahora, de un caso paradigmático de violencia obstétrica contra diez mujeres mexicanas chicanas que en los 70 esterilizaron ilegalmente, hay casetes del juicio que perdieron estas mujeres, el juicio se llama Madrigal vs Mulligan.

“También hay muchas grabaciones de campo en donde aparecen voces humanas, además hay sonidos de lo no humano: lluvia, animales, viento, piedras, espinas en el desierto. La idea es que sea un retrato sonoro atento a este momento de la frontera, pero con conciencia histórica”.

Los retos de "Echoes from the borderlands" serán los viajes a Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León. “Son el doctorado del proyecto porque es la zona más complicada de la frontera para grabar porque es la parte con río, hay muchas zonas inaccesibles…nos hemos estado entrenando en cuatro años para esta siguiente parte que inicia este verano”, indica.

¿Observas una continuidad de problemáticas?

La pieza no impone una narrativa de lo que nosotros pensamos que son las problemáticas de la frontera. Llevamos cuatro años grabando y yo llevo más tiempo hablando con la gente. La pieza busca identificar, en viajes frecuentes a las zonas, cuáles son los problemas que percibe la gente y cuáles son las violencias estructurales que viven.

“Hemos identificado un puñado de cosas que se repiten. El desplazamiento de comunidades indígenas sobre todo en el siglo XIX y generado por la violencia minera que continúa. En el siglo XX, la industrialización de la frontera y la emergencia de las maquilas, trabajo que produjo sus propias formas de violencia. Y en el siglo XXI, el sistema carcelario de Estados Unidos.

“Esas formas de acumulación de capital que son resultado de violentar a las personas y al territorio, las trabajamos una y otra vez, están permeando en toda la frontera. También está la devastación de los ecosistemas que va unido a la devastación de la vida de las personas”, responde.

Cuando Luiselli concluya el viaje de 24 horas, le gustaría presentar su exploración sonora por radio, en estaciones locales de las zonas fronterizas, aunque también considera otras formas, por ejemplo, performance como el que ofrecerá en Ciudad Juárez.

“Presentar pedacitos en vivo nos gusta mucho porque los pensamos como performance de desarrollo, nos interesa el diálogo con el público, sobre todo cuando es fronterizo. Cuando estén terminadas las 24 horas, hay varias maneras: la más aburrida es un museo o galería como loop…y para pagar nuestros viajes son galerías las que nos dan fondos o show de performance que nos permiten continuar los viajes”, detalla.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Valeria Luiselli define a la frontera como un absurdo y como una idea formada entre México y Estados Unidos hace poco más de cien años.

“Si uno ve las fotos de archivo, del periodo en que estaban demarcando físicamente la frontera, son imágenes de ficción: ves a unos señores subidos a pináculos de montañas tratando de montar unos monumentitos para marcar latitudes y longitudes de la frontera porque alguien en la capital estaba imaginando y dictando un límite”, narra.

La investigación hecha por finalista del National Book Critics Circle Award evidencia que primero se colocaron montañitas de piedras como límite fronterizo, pero la erosión natural hizo que estos montículos se quebraran. “Después se hicieron obeliscos de mármol y la gente los veía bonitos, entonces los robaban, como medida preventiva les pusieron jaulas alrededor, pero tampoco funcionó. El amurallamiento fue un fenómeno muy posterior”, indica.

El primer tramo de barda es de los años 50 del siglo pasado, agrega Luiselli. “Fue entre Calexico y Mexicali. El material de esa primera valla fue la que desenterraron de los desiertos de California, los alambres de púas que habían utilizado los gringos para aprisionar a los japoneses”.

El segundo muro fronterizo fue hecho con pedazos de acero de las pistas de aterrizaje para helicópteros de la Guerra de Vietnam. “Es como una locura que cada vez se vuelve más complicada, una mentira que se vuelve cada vez más sofisticada”.

Un ejemplo del absurdo de esos muros es Tijuana, lugar significativo para Luiselli ya que parte de su familia habita ahí.

“La sensación es particularmente del ridículo porque la playa y el mar muestran esa absurda intervención humana: un muro que entra en el mar y que ya no sigue porque hay mar. Entonces ves el final del muro y es como cuando le levantan el telón al Mago de Oz, miras tras bambalinas y te das cuenta que es fake; se nota el absurdo”, expresa.

No obstante, los mexicanos han hecho de esa ciudad un punto de encuentro y de fandango fronterizo, añade la autora de “Desierto sonoro”. “Han encontrado la manera de hacer de un espacio violento, un espacio de encuentro. Para mí, esa zona muestra cuán absurdo es el muro”.

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