Cultura

Villoro: El éxito de los hombres a la mexicana pasa por la corrupción, es machista

El escritor re pública "Materia dispuesta", una versión revisada 25 años después - Dice no estar a favor de una revisión políticamente correcta de la literatura

Entrevista

Juan Villoro presentará la reedición de su novela el próximo miércoles en la Librería Octavio Paz.

Juan Villoro presentará la reedición de su novela el próximo miércoles en la Librería Octavio Paz.

Adrián Contreras

“¿Cómo aprendes valores en México cuando ves que en la lotería el valiente es el que empuña un cuchillo ensangrentado o cuando la idea de patriotismo es totalmente sanguinaria en la letra del Himno Nacional o cuando la idea de masculinidad es la de un Don Juan?”, expresa el escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) a propósito de la edición corregida de su novela “Materia dispuesta”, publicada hace 25 años.

La obra, que lanza la editorial Almadía, narra la vida de Mauricio Guardiola, un niño que crece admirando a su padre, Jesús Guardiola, a pesar de que éste lo lleva con sus amantes y que mira su cambio de opinión en aras de una aspiración de poder; además se observa una Ciudad de México cambiante y determinada por los sismos de 1957 y 1985.

“La novela es una reflexión sobre la masculinidad en una época en que creo que esto se hacía poco en la literatura, ahora es más común sobre todo desde la literatura de mujeres que es muy renovadora, pero antes no era habitual en la novela latinoamericana”, comenta Villoro.

En palabras del autor, que presentará su libro el miércoles 26 de abril a las 19:00 horas en la Librería Octavio Paz, Mauricio emprende de manera inocente su trayectoria en la vida queriendo aprender cosas y anhelando ser adulto.

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“Se apellida Guardiola porque hay un edificio muy famoso en México que es el Edificio Guardiola, frente a Bellas Artes, y su padre es un constructor de edificios. Por otro lado, en catalán ese apellido quiere decir alcancía, entonces el protagonista es como una alcancía esperando ser llenada de monedas, es materia dispuesta, una hoja en blanco en busca de sentido, de contenido, lo está buscando en este país ambiguo que no tiene una manera clara de darle valores”, indica.

Sobre el padre de Mauricio, comenta Villoro, le parecía interesante observar la vida de alguien que a todas luces es un triunfador.

–¿Cuestionas esa figura que indudablemente se liga a la corrupción?

–Es una persona exitosa, es un hombre que conquista mujeres, que tiene éxito profesional como arquitecto, que representa lo mexicano de manera retórica porque sus edificios son color rosa mexicano, es un popularizador o vulgarizador de la escuela de Luis Barragán, entiende que si sus edificios tienen un toque mexicano puede recibir más puestos oficiales para hacerlos…

“Entra en la charrería por oportunismo para tener contactos y lucir muy macho, es una persona que claramente es un modelo a seguir porque ha triunfado en la sociedad y su hijo lo adora, lo admira, pero no quiere ser así, sabe que es diferente”.

El Premio Herralde 2004 y Premio Crónica cuestiona esa vida que a todos se nos ha dicho que es la del hombre del éxito.

"... esto no era conveniente, lo suprimí, lo cual no quiere decir que esté a favor de una revisión políticamente correcta de la literatura".

Adrián Contreras

Ese éxito a la mexicana pasa por la corrupción, por el tráfico de influencias, por la impunidad, y el propio Mauricio se convierte en testigo y juez de su padre cuando empieza a dedicarse al video porque toma un video de una ruina prehispánica que está en el predio donde su padre construirá una obra, entonces la obra es detenida porque se sabe que ahí hay un remanente histórico”, narra.

–¿Los cambios a esta novela surgieron a partir de la relectura o ya te rondaban en la mente desde que la escribiste?

–Con la oportunidad de que volviera a circular la novela, regresé a ella y es como encontrarte a un pariente que tiene todos tus rasgos físicos y que proviene de ti, pero tiene una conducta muy personal, distinta e inesperada, tiene vida propia y dentro de esa vida propia vi detalles estilísticos que podía mejorar… recordé lo que decía José Emilio Pacheco: no me cansaré de corregirme.

“Había un par de descripciones gráficas del abuso infantil que me pareció importante suprimirlas por responsabilidad como autor”, responde.

Villoro aclara que no es una censura porque el personaje sigue teniendo la ambivalencia sexual desde el momento en que lo creó. En específico, uno de los pasajes que suprimió es cuando un adulto se baja los pantalones para que el protagonista y su amigo le hagan sexo oral.

“Me pareció significativo que no se diera una imagen de normalización del abuso, me parece que eso puede ser peligroso, eran escenas donde manejaba la sexualidad infantil con una gran inocencia y quedaba natural todo. Ahí hay que tener un poco de cuidado”, afirma.

–¿Alguien podría decir que son correcciones morales?

–Tenía ciertos alardes que me parecían innecesarios, cosas de lucimiento y adorno. Hay dos descripciones gráficas y como no hay una condena de esos hechos ni una crítica, no hay una postura clara del narrador al poner un personaje inocente ante situaciones de abuso, parecería que podía condonar ese abuso.

“La experiencia que he tenido del mundo, que es menos primitivo de aquel en el que crecí, me debe dejar la responsabilidad de decir: esto no era conveniente, lo suprimí, lo cual no quiere decir que esté a favor de una revisión políticamente correcta de la literatura. Recientemente escribí un artículo sobre los muchos cambios que se le han hecho a los artículos de Roald Dahl, gran autor de cuentos infantiles, ahí sí son cambios de cirugía mayor”.

El autor reconoce que en “Materia dispuesta” también hay actualidad, avances que hace 25 años eran poco previsibles.

Edición de Almadía.

Edición de Almadía.

“Hay cosas en la novela que ahora son más modernas que cuando se publicó, por ejemplo, hoy se habla de la indefinición sexual, se habla de la condición no binaria, del género fluido, y mi personaje podía desconcertar a algunos lectores porque entendía la sexualidad no como una determinación si no como una gestualidad, le podía interesar una cosa u otra, eso hoy en día es más común de lo que era cuando la escribí”, señala.

Por otra parte, añade, la idea de identidad es más cuestionada que cuando se publicó la obra.

“Parecía que lo mexicano era de una manera más definida de lo que es ahora, a la distancia me parece que hay más actualidad, pero también hay todo un horizonte que tiene que ver con los años en que transcurre la novela: mi personaje es hijo de un terremoto porque nace en 1957 cuando el Ángel de la Independencia se vino abajo y la historia lo acompaña 28 años hasta llegar al terremoto de 1985, es decir, la propia tierra donde él nace tiene una conducta ambigua, vacilante e incierta, no sabe cómo conducirse, tiembla”, apunta.

–Mencionas que si tu personaje no aprendió algo, el autor sí…

–¿Qué he aprendido yo? He convivido con una hija y eso ha sido lo más importante para mí, la novela tiene 25 años de publicada y mi hija 23 años de nacida, ella me ha educado y espero haber aprendido algo de ella.