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​Dr. Mario Antonio Ramírez Barajas 

Entre la Abundancia y la Esencia: La Riqueza de la Salud

"En el ajedrez de la vida, la salud es el rey, la pieza más poderosa, sin la cual el juego pierde todo sentido."

El alma de la opulencia

En el viaje de nuestra existencia, la salud se dibuja como un hilo de Ariadna, ese que nos conduce, a través del enigma de la vida, hacia la salida de la plenitud.

Imaginemos la riqueza como una casa de muchos cuartos: en uno se apilan billetes, en otro, libros; hay una estancia para los afectos, otra para los recuerdos y así sucesivamente hasta completar el inventario de nuestras posesiones.

Pero la salud y una buena forma física, esas condiciones primordiales y esquivas, actúan como la puerta de entrada a cada uno de esos espacios.

El prisma de la existencia: reflejando cada matiz

Consideremos la riqueza financiera, acumulada a través del sudor de nuestra frente y la astucia de nuestra mente. ¿De qué sirve sin la salud y un buen estado físico para disfrutarla?

Como un espejo roto, nuestra fortuna reflejaría una imagen distorsionada si nuestro cuerpo y nuestra mente no están en sintonía. La riqueza intelectual, ese maravilloso universo de ideas y pensamientos, requiere de una mente lúcida y un cuerpo dispuesto para ser verdaderamente navegado. La riqueza emocional, profunda y compleja, necesita de un corazón fuerte y una mente clara para ser plenamente experimentada.

La riqueza social, con sus redes de complicidad y apoyo, se vuelve más rica y compleja cuando la salud y un cuerpo en forma nos permite estar presentes, realmente presentes, en el tejido de la vida de los demás. La riqueza cultural, esa amalgama de arte, historia y tradición, sólo se degusta en su totalidad cuando somos capaces de explorarla con todos nuestros sentidos afinados por un cuerpo y una salud en condiciones óptimas.

La salud y la forma física no son meramente un capítulo en el libro de nuestra vida, sino el papel sobre el que se escribe toda nuestra historia

La salud y la forma física no son meramente un capítulo en el libro de nuestra vida, sino el papel sobre el que se escribe toda nuestra historia

Ilustración AI/Autor

El camino menos transitado: la actividad física como inversión infalible

Y así, al igual que en una obra de teatro en la que los actores dependen de las bambalinas para sostener la trama, nuestra riqueza corporal es el telón de fondo que sostiene cada acto de nuestra vida.

La actividad física se convierte, entonces, en una coreografía diaria, un ritual que trasciende el mero ejercicio para convertirse en una práctica de autoafirmación y preservación.

La riqueza espiritual, la temporal, la natural, la ética y la moral, todas estas dimensiones de nuestra riqueza personal, orbitan alrededor de nuestra salud y forma físca, como planetas alrededor de un sol. Sin ella, el sistema entero corre el riesgo de desintegrarse en el vacío.

La narrativa del ser: la salud como protagonista

Así, la salud y la forma física no son meramente un capítulo en el libro de nuestra vida, sino el papel sobre el que se escribe toda nuestra historia. Al cuidar de nuestra salud, al honrar nuestro cuerpo y mente con la actividad física, no sólo estamos evitando el declive o la enfermedad; estamos abrazando la riqueza en su forma más pura, esa que permite disfrutar cada una de las otras riquezas con las que la fortuna nos ha bendecido o maldecido.

Porque, al final del día, en ese momento en que el sol se pone y nos encontramos a solas con nosotros mismos, lo que realmente cuenta no es lo que hemos acumulado, sino lo que hemos podido vivir, sentir y compartir. Y en ese recuento, la salud es, sin duda, nuestra más preciosa y verdadera riqueza