
Por increíble que parezca la historia del recién y concluido Draft de la NFL 2025 no fue la primera selección global que recayó en la persona del quarterback Cam Ward, egresado de los Huracanes de Miami y que fue reclutado por los Titanes de Tennessee, no.
La historia se la llevó un tal Shedeur Sanders, si, el hijo del legendario y famoso Deion Sanders, ese fenomenal esquinero que jugó para Atlanta, San Francisco, Dallas, Washington y Baltimore. Sin más, uno de los mejores jugadores que ha pasado por la NFL.
Shedeur, mariscal de campo de la Universidad de Colorado, era visto y evaluado por los buscadores de talento y ejecutivos de la NFL como uno de los mejores prospectos en la posición, incluso para ser elegido en la primera ronda del evento, y no era para menos, sus números y actuaciones en sus últimos dos años como colegial le valieron establecer algunas marcas significativas, y a pesar de que esta generación de pasadores no era del todo una gran camada como en años anteriores, Shededur parecía destinado a ser seleccionado en una primera ronda por alguno de los varios equipos que carecen de un quarterback; sin embargo, fue impresionante y hasta sorprendente como todo el circo mediático que el mismo Shedeur y su padre montaron, se fue cayendo a pedazos conforme avanzó el evento.
Y quizá era de esperarse: la personalidad de los Sanders roza en muchas ocasiones con la extravagancia y la soberbia, tal cual como fue la personalidad de Deion en sus años dorados en la Liga.
¿LA CULPA ES DE PAPÁ?
Es por eso que uno se pregunta si la estrepitosa caída de Shedeur en el Draft, al grado de ser elegido hasta la quinta ronda por debajo de otros cinco mariscales, ¿fue culpa de él o de la imagen y actitud de su padre?
Quizá para responder a esa pregunta y entender el contexto de lo sucedido, habría que regresarnos 36 años en el tiempo, si, al mismo evento, al Draft de 1989, cuando fue elegido Deion Sanders.
Como un fenómeno colegial en su posición de esquinero para los Seminoles de Florida State, Deion era un objeto de deseo para muchos equipos, y él lo sabía. Su estrella, estilo y arrogancia estaban a la par de su innegable talento.
Mucho de lo anterior quedó de manifiesto tras sus demostraciones al correr las ya famosas 40 yardas, una prueba obligada para evaluar la velocidad de los jugadores. Su gesto pasó a la historia.
Poseedor de una velocidad endemoniada, y tras un primer intento, digamos normal, la multitud pedía que lo intentara una vez para bajar su tiempo en esas 40 yardas. Después de un rato, Sanders accedió, las corrió, bajó su tiempo y en vez de detenerse a hablar con personal de los equipos o la prensa, siguió su carrera para perderse en el túnel de salida de los jugadores con una mano en alto diciendo adiós, Era un fuera de seria, podía darse esos lujos.
Sin embargo su arrogancia llegó al límite cuando tocó el turno de las entrevistas personales con los equipos. Los Gigantes de Nueva York, en su ejercicio de scouteo, solicitaron una entrevista con Deion, misma a la que éste acudió.
No obstante, llegado el momento y con Deion ya sentado con los ejecutivos de los Gigantes y a punto de iniciar la plática, su parlamento fue tajante, les preguntó qué turno tenían en la primera ronda de ese año, el personal de los Nueva York respondió que el 10, a lo que Deion, en un gesto por demás soberbio, se levantó de la silla, y les dijo que para entonces él ya habría sido tomado por algún equipo. Se fue y dejó ahí a los representantes de los Gigantes sin haberle hecho siquiera una pregunta.
Y bueno, Sanders acertó, fue elegido como quinta selección global de ese año por los Halcones de Atlanta, y baste recordar que su primer balón que tocó en la NFL fue una espectacular devolución de patada para anotación.
Ese era el tamaño y figura de Deion Sanders, no en vano fue inducido al Salón de la Fama en su primer año de elegibilidad y elegido como miembro el equipo ideal de la NFL, digamos que el tipo se ganó a pulso su imagen y manera de ser, quizá era hasta válido comportarse así, pero del padre al hijo hay mucha diferencia, y no por llevar solamente el mismo apellido Shedeur será igual a su padre, y lo peor de todo es que al parecer ni Shedeur ni Deion lo ven de esa manera. Ahí comenzó la caída de este chico y, se acepte o no, la NFL lo castigó y ¡de que manera!
LA NFL NO PERDONA
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el grupo de dueños de la Liga y su personal en altos mandos, como gerentes generales y ejecutivos, son un auténtico “Club de Toby”, es decir, no cualquiera tiene acceso, y claramente Shedeur no llegó de la mejor manera para integrarse a este muy selecto grupo de la NFL, que de paso podemos decir que es la Liga deportiva más poderosa del mundo.
Y es que seamos realistas, Shedeur no es Deion, y por ahí tendría que haber comenzado. Quizá el primer error de este joven fue no participar en el Senior Bowl, un juego al que asisten los mejores jugadores egresados y que es presenciado por ejecutivos de todos los equipos, más tarde su sesión de entrevistas con equipos fue fatal, con un Shedeur sobrado y soberbio, incluso hablando hacia la cámara en vez de dirigir la mirada a su interlocutor en turno y hasta asegurando que él podría ser la diferencia para el equipo que lo eligiera. Eso no funciona así en ningún ámbito ya sea deportivo o de cualquier otra índole.
Además, no podemos pasar por alto que, incluso semanas antes del Draft, el mismo Deion Sanders aseguraba a los cuatro vientos que sus jugadores (el fenomenal receptor-esquinero Travis Hunter y Shedeur) eran los seguros elegidos número uno y dos en el Draft.
Ciertamente no se equivocó, Hunter fue segundo global en ser elegido al ser tomado por Jacksonville, pero su hijo pareció ser olvidado por los hombres que toman las decisiones en este Liga.
Otro punto en el que falló fue desairar la invitación de la NFL al evento del Draft en Green Bay. La Liga invita a jugadores que se sabe serán de los primeros en ser seleccionados, pero en vez de eso, Shedeur prefirió hacer su fiesta privada con su escenografía propia para esperar el momento en que, según él, sería la estrella del evento, algo que no sucedió.
Por eso, aunque lo nieguen, la NFL le aplicó el castigo de la indiferencia y nadie puede culparla, el chico lo provocó. Y es que un tipo que apenas llega al profesionalismo no puede hacerlo con esa actitud, autonombrándose como un “jugador legendario” ya desde ese momento cuando aún no ha hecho nada (no hay que olvidar que ya tiene su marca llamada Legendary) ni presentarse para hacer declaraciones con una enorme cadena de oro al cuello que, se dice, ronda los 100 mil dólares. Shedeur puede hacer lo que guste con su dinero, pero no para mostrarse así en un evento donde lo que realmente importa es el atleta por sus logros, no por su imagen fabricada y mucho menos por lo que tiene y de donde procede (es el hijo de una verdadera leyenda como Deion).
La realidad es que sus actitudes asemejaban en ocasiones el boxeador Floyd Mayweather jr, para quien al parecer lo único importante es el dinero y los reflectores.
DEL ESTRELLATO AL RIDÍCULO
Todo ello le acarreó pasar de ser un interesante prospecto, a una broma y hasta de seguimiento morboso para atinar y descubrir hasta dónde caería, pues pasaron rondas y rondas sin que al parecer lo voltearan a ver.
Quizá la situación rayó en la burla cuando un joven de nombre Jax Ulbrich (hijo de Jeff Ulbrich, coordinador defensivo de Atlanta) le llamó haciéndose pasar por un ejecutivo de Nueva Orleans prometiéndole sería seleccionado en breve, una situación que llegó cuando Sheduer ya se encontraba más que desesperado y, porque no decirlo, decepcionado, después de todo, ya habían sido seleccionados cinco mariscales de campo antes que él, aún cuando apenas días atrás era calificado como el quarterback número dos sólo por debajo de Cam Ward.
Antes que Shedeur se fueron Ward, Jaxson Dart, Tyler Shough, Jalen Milroe y Dillon Gabriel (este último a Cleveland), y no fue sino hasta la quinta ronda, en el turno 144 de 257 jugadores que son elegidos en total, que fue tomado por los Browns, si esos que mucho antes optaron por Gabriel en la tercera ronda con el turno 94, sencillamente por considerarlo mejor que Sanders, así de simple.
Cabe destacar que cuando Shedeur fue elegido era sábado, en un horario matutino, fuera de todos los reflectores, cuando lo mejor del show ha quedado muy atrás, cuando los únicos interesados en ese momento son los equipos y los jugadores que esperan una oportunidad; el gran público y la gran afición ya habían tenido su dosis de emoción la noche del jueves.
Sólo hasta ese momento en que fue que seleccionado, Shedeur pareció comprender que con la NFL no se juega, con sus procesos y protocolos, con sus reglas y sus tradiciones, porque uno se pregunta, ¿hasta dónde llegó el acuerdo para congelarlo dada su actitud? Valga decir que la celebración de Shedeur se vio hasta fingida ya en esas instancias.
LOS TOROS, DESDE LA BARRERA
Llamó la atención que conforme caía y caía más en el tobogán del Draft, algunas voces de la NFL se mostraban desconcertadas e incluso apoyaban a Shedeur y hasta calificaban de injusta la situación, entre ellos Jerry Jones, propietario de los Vaqueros de Dallas, y quien dice lleva una extraordinaria relación con Deion Sanders.
Y entonces uno se cuestiona: ¿y por que entonces los Vaqueros no tomaron a Shedeur si con tan buenos ojos lo veían?, después de todo, Dak Prescott entra en su décima temporada, ha sufrido lesiones y no tiene un suplente de confianza, digamos pues, un pasador al cual ir desarrollando a la sombra de Dak en Dallas. En todo caso, el hijo de Sanders habría encajado perfectamente en esa movida.
Días después fue Sean Payton, actual coach de Denver, quien salió en defensa de Shedeur, al señalar que los equipos se equivocaron al ignorarlo tanto tiempo, y que eso será como una motivación para demostrarles lo contrario a todos.
Payton argumentó conocer a Shedeur desde pequeño, dada su relación de amistad con Deion, destacando la ética de trabajo y carácter del chico (algo que no se pone en duda sabiendo quien es su padre), pero Payton quizá olvidó o pasó por alto la actitud, algo que no debe ser asunto menor para este coach, toda vez que es reconocido por su estricta disciplina, no en vano es un discípulo del legendario Bill Parcells.
UN DIFÍCIL RETO
Shedeur no llega con el pie derecho a la NFL, es un hecho, ahora debe remar contra corriente y demostrar si de verdad es ese “legendary” que argumenta o sólo un buen jugador de papá en la Universidad (Deion Sanders fue su único coach tanto en Jackson State como en Colorado).
El apellido pesa, pero hay quienes lo han sabido honrar como los Manning (Peyton y Eli con su papá Archie). En todo caso, y si es que lo sabe aprovechar es tener a un buen entrenador de mentalidad ofensiva como Kevin Stefansky, quien puede depurar el potencial de este, hay que decirlo, “difícil jugador” por aquello del ambiente en vestidores.
No obstante, la situación de Sanders se parece cada vez más a la de otro muy talentoso quarterback (y quizá más que el mismo Shedeur) que curiosamente tiene muchas similitudes: también llegó a Clevela e Shedeur: las declaraciones audaces, la imagen arrogante, el espectáculo, pero después de un par de temporadas fue dejado en libertad y se perdió del mapa de la NFL.
En fin, suerte para Shedeur Sanders, porque no creo que su papá le perdone no tener éxito en un lugar donde él triunfo como pocos.