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Cuando el dinero vale más que un Super Bowl

Jugador que prefiere el dinero a ganar campeonatos

¿El triunfo o el dinero?, ¿La fama o el poder? Quizá la mayoría de los mortales se inclinarán por lo material, es la manera en que han sido moldeados por la sociedad y su formación, sin embargo para los que realmente buscan trascender, saben que una cosa va acompaña con la otra, es un complemento y si lo saben manejar ambas llegarán.

Lo anterior no es otra cosa que una reflexión para abordar el más reciente y costoso berrinche en la NFL, una tendencia que aparece y parece muy preocupante en la actualidad entre los jugadores estrella de la Liga, y es la obsesión por convertirse, cueste lo cueste, en el mejor pagado en la posición que desempeña.

BERRRINCHES, LA TENDENCIA

Hasta hace unas semanas la duda que flotaba sobre la Liga era si Pittsburgh le cumpliría a TJ Watt, el ciertamente efectivo ala defensivo, su capricho de convertirse en el jugador mejor pagado (no quarterback) de toda la NFL.

Después de tensas semanas de negociaciones lo logró, y por fin puso fin a su ausencia de los llamados de su equipo a los entrenamientos voluntarios y obligatorios, es decir, justo a tiempo para iniciar en los campamentos con miras a la campaña 2025.

Ciertamente, cada jugador tiene razón de buscar la más alta remuneración posible en una carrera deportiva tan corta por la demanda física que representa el golpeo en este deporte; no obstante, hasta dónde está llegando esta tendencia nociva de poner el dinero por encima de la esencia del deporte: ganar, ser campeón.

Al parecer, en la actual NFL, eso ha cambiado de manera radical en los últimos años; no se culpa a nadie, después de todo la sociedad actual se rige por una sola ley, la del que más tiene.

Y si no lo creen, baste mirar el caso de Myles Garrett, el poderoso ala defensivo de Cleveland, que en un principio dijo que quería ser canjeado a otro equipo para buscar ser campeón, pues claramente los Browns están muy lejos de una meta tan ambiciosa.

La directiva lo hizo el jugador mejor pagado no quarterback en su momento con 40 mdd anuales y el asunto quedó cerrado; Garrett sabe que no aspirará a un título con su equipo, pero parece satisfecho con que ha resuelto su vida y más allá con creces.

Y entonces, ¿dónde quedó todo ese discurso de la oportunidad de ir por un título? Mentiras, sólo mentiras; una cascada de dólares silencia toda deportividad competitiva para algunos atletas, así de cruel pero real es el deporte actualmente.

Insistimos, no está mal, es su derecho, ¿pero qué tan válido es o se ve en un deportista que llega a la Liga para ganar un título, no para presentarse año con año a su equipo, hacer su trabajo, cobrar una millonada y pues, hasta donde alcance?

Cuando Watt entró en la disputa por su nuevo contrato con Pittsburgh fue claro, quería ser el mejor pagado o un cambio a otra franquicia. La presión fue tal que la familia Rooney terminó por ceder a su capricho y tuvo que darle los 41 mdd anuales para ponerlo un “escaloncito” arriba de Garrett; de ese tamaño es el ego hoy día entre los jugadores.

Y como siempre he dicho, ¿cuál puede ser la diferencia entre un millón, más o menos, cuando la cifra total es de 40 mdd? Realmente ninguna, pero al parecer es el título tonto de ese orgullo de ostentar la etiqueta de “el mejor pagado”.

Lo curioso de lo anterior es que Watt sólo rebasó a Garrett en la cantidad anual, más no así en la suma total asegurada, donde el jugador de Cleveland sigue siendo el número uno con

123 mdd, contra los 108 mdd del ala defensivo de Pittsburgh, quien incluso está por debajo de otro caprichoso, el ala defensivo Nick Bosa, de San Francisco, con 119 mdd garantizado, pero sólo 34 mdd anuales. Cuando vemos este juego de números se aprecia a leguas que es una mera guerra de egos.

Bosa, que hace un par de años se puso en el mismo plan para forzar su extensión de contrato, al final de cuentas lo logró, pero su ausencia de los campos de entrenamiento del equipo le cobraron factura, pues tuvo una discreta campaña y apenas el año anterior empezó a recuperar su nivel.

Y es que eso es lo que sucede con quienes se obsesionan con ese mega contrato y olvidan su verdadera razón de ser en la NFL: disputar y tratar de ganar un Super Bowl.

JAMÁS FUERON LOS MISMOS

No es una mera suposición, casi todo aquel jugador que presiona para obtener más allá de lo razonable termina por jugar a un nivel por debajo de lo que había mostrado. Ejemplos hay muchos, y quizá uno muy claro fue el de Ezequiel Elliott, el otrora fabuloso corredor de Dallas que hizo vibrar a su afición, incluso como novato.

Llegado el momento de buscar una extensión de su acuerdo, presionó demasiado y al final ganó. Jerry Jones, el dueño de los Vaqueros, le dio lo que pidió, pero el llamado Zeke jamás volvió a jugar igual, al final fue dado de baja.

Al parecer ese ego, esa ambición los pierde. Zeke, quien hacia un duo formidable con Dak Prescott en Dallas, bien pudo enfocarse en buscar ese campeonato, pero prefirió el dinero del mundo. Lo consiguió, cierto, pero no dejó de ser una simple anécdota.

Otro caso similar fue el del rapidísimo receptor Tyrek Hill, que en vez de permanecer en Kansas City y ganar más títulos al lado de Pat Mahomes, prefirió los dólares con Miami pero no tener la oportunidad de buscar otro campeonato. Cabe mencionar que Hill ya tendría tres Super Bowls en su haber, pero prefirió el dinero.

Casos más recientes son los de los receptores Deebo Samuel y Brandon Aiyuk con San Francisco. Samuel presionó en su momento tras su formidable campaña del 2021, incluso sugiriendo un cambio de equipo. La directiva le cumplió, pero Samuel jamás volvió a tener una temporada como aquella. Conservaba su peligrosidad, pero su consistencia jamás regresó. En cuanto a Aiyuk, llevó su capricho al límite de ausentarse de los entrenamientos en 2024; logró su objetivo una semana antes de arrancar la campaña, pero su nivel fue muy bajo al regresar al campo y una lesión lo dejó fuera de combate de toda la temporada. Aún se ignora cuándo podrá volver a jugar.

UNA COSA, TRAE LA OTRA

No obstante, lo que muchos tratan de ignorar, porque lo saben, pero no quieren recorrer todo el camino de esfuerzo, es que una cosa trae la otra, y si ganan en el campo la fortuna llegará a raudales.

De lo anterior también sobresalen historias específicas. Cuando llegó el momento de la extensión de contrato de un joven Mahomes, tras sus cinco años de novato en Kansas City, tiempo en que ya había ganado uno de dos Super Bowls, la fortuna tocó a su puerta sin siquiera pedirlo. Su calidad y juego le recompensaron con el contrato total más grande de la historia: 450 mdd por 10 años.

Otros casos son los de Tom Brady o Peyton Manning, quienes jamás presionaron para ser los mejor pagados en su posición, incluso, rebajando su salario para que sus equipos fueran más competitivos y completos. Entre los dos suman 13 Super Bowls disputados y se les recuerda más por su juego y no por los millones que obviamente se embolsaron; porque nadie puede negar que si nominalmente tenían un sueldo en el papel, por fuera han de haber sido premiados generosamente por las directivas de sus equipos. Eso es un hecho.

Y si aún se duda de que una cosa trae la otra, baste señalar que son ex estrellas a las que la fortuna les sigue sonriendo. Brady es actualmente el comentarista de tv mejor pagado de la historia, y Manning es una máquina de hacer dinero con su imagen en comerciales, empresas, academias deportivas o donde se presente.

Como en todo, siempre hay lecciones y ejemplos, algunos las aprenden y aplican, otros las pasan por alto. El caso de Brock Purdy, el talentoso pero menospreciado quarterback de San Francisco, es un caso para ilustrar que si cumples, las fortuna llega.

Al ser un jugador de séptima ronda y con el salario más bajo de todos los mariscales de campo titulares, Brock jamás hizo un comentario que dejara ver algún enojo o inconformidad; cuando le llagaron a preguntar al respecto, el sólo respondía que se dedicaba a jugar lo mejor posible, que si algo había aprendido de sus padres, era que en su momento le dijeron que él sólo se preocupara por jugar, que las cosas llegarían por si solas, y llegaron. Con la disputa sobre su extensión de contrato en marcha, Brock nunca se ausentó de los campos de entrenamiento voluntarios u obligatorios; siempre estuvo presente, pues como decía, el quería estar con su equipo.

Su actitud le valió un contrato de 265 mdd por cinco años (53 mdd anuales) y 176 mdd garantizados, un salto cuántico al comparar su salario base que era de 985 mil dólares anuales en su contrato de novato.

La realidad es que cada jugador es libre de elegir su camino, pero mientras que algunos prefieren la vía corta de la presión para obtener lo que quieren, otros se lo ganan a pulso, y al final de la historia son estos últimos los que permanecen en la memoria deportiva de la NFL.

JUGADORES MEJOR PAGADOS POR POSICIÓN (salario anual)

QB Dak Prescott, Dallas 61.6 mdd

RB Saquon Barkley, Filadelfia 20.6 mdd

WR JaMarr Chase, Cincinnati 40 mdd

TE Trey McBride, Baltimore 19.3 mdd

OT Penei Sewell, Detroit 30 mdd

G Trey Smith, Kansas City 23.5 mdd

C Creed Humphrey, Kansas City 18 mdd

CB Sauce Gardner NY Jets 30.1 mdd

S Antoine Winfield Jr, Tampa Bay 21.5 mdd

DE TJ Watt, Pittsburgh 41 mdd

DT Chris Jones, Kansas City 31.7 mdd

LB Fred Warner, San Francisco 21 mdd

K Harrison Butker, Kansas City 6.5 mdd

P Michael Dickson, Seattle 3.9 mdd

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