
Rodrigo Parra apareció como titular en la portería de Pumas con apenas 17 años. Una cifra récord en la historia reciente del club. Su irrupción en la Liga MX, sin embargo, no fue celebrada como un símbolo de renovación generacional, fue expuesta con crudeza cuando cometió errores en sus primeros dos partidos. La viralización de sus fallas desató memes, críticas feroces y burlas que lo convirtieron en tendencia nacional.
En pocas horas, el joven debutante pasó de ser una promesa a blanco de escarnio. El futbol mexicano presenció entonces la presión mediática cayendo con fuerza sobre los hombros de un menor de edad que aún no termina de construirse como persona ni como profesional.
Rodrigo Parra enfrentó el juicio inmediato de miles de personas que lo observaban en redes sociales, muchas veces sin considerar su edad ni contexto.
Caso Rodrigo Parra, portero de Pumas: ¿Cuál es el costo emocional de la exposición mediática a una edad tan temprana?
Para el neuropsicólogo clínico y deportivo Armando Rosillo Zárate, el caso de Parra es una alerta. Desde su experiencia en el trabajo con atletas de alto rendimiento, afirma que a esa edad aún se está consolidando la identidad personal y profesional, y ser observado y evaluado por miles de personas puede generar ansiedad, miedo al juicio y una presión desmedida por demostrar su valor.

En entrevista, el especialista advierte que, sin una red de apoyo emocional sólida, este tipo de exposición puede “desencadenar síntomas de estrés, retraimiento o incluso un abandono deportivo”.
Los errores de Rodrigo Parra con Pumas: el peso emocional
El primer fallo de Parra llegó en el debut ante Santos Laguna. Un mal control derivó en gol del rival. El segundo ocurrió contra Pachuca: una indecisión dentro del área terminó nuevamente en gol. Lo que siguió fue una reacción viral.
Miles de comentarios, capturas y burlas inundaron plataformas digitales. El rostro del joven guardameta, confundido y tenso, se convirtió en parte del espectáculo.
Rosillo subraya lo dañino que puede ser esto para un adolescente: “Cometer una falla frente a multitudes puede provocar vergüenza interna y pensamientos autocríticos como ‘no soy suficiente’ o ‘no pertenezco aquí’. Esta experiencia puede generar una asociación negativa entre rendimiento y visibilidad, afectando su confianza y su deseo de volver a competir”.
Rodrigo Parra: linchamiento digital
La salud mental de los jóvenes futbolistas no solo se ve amenazada en la cancha, también en el espacio digital, donde los comentarios son inmediatos y, muchas veces, crueles.
Armando Rosillo Zárate, neuropsicólogo deportivo, fue claro al señalar que las redes sociales al ser entornos de juicio inmediato, pueden convertirse en un espacio muy agresivo para los jóvenes deportistas. Los comentarios destructivos y burlas virales —explicó— pueden afectar su imagen corporal, autoestima, provocar ansiedad social, insomnio o incluso síntomas depresivos.
Uno de los mayores riesgos, según Rosillo, es que el jugador “empiece a creer que su valor personal depende de esos comentarios”. Por eso, enfatiza: “Es fundamental enseñarles a diferenciar lo que hacen de quiénes son”.

¿Cómo debería manejarse internamente un caso así para evitar daños duraderos?
Después de la derrota ante Pachuca, el técnico Efraín Juárez fue claro: “Estoy muy orgulloso de un joven de 17 años que yo pongo, y déjenlo en paz. Asumo toda la responsabilidad”. Fue un mensaje contundente.
Rosillo es enfático en este punto al señalar la importancia de que el entorno actúe como red de contención, no como juez. El mensaje debe ser: ‘fallaste y estamos contigo para aprender y avanzar’”.
Desde la psicología deportiva, se trabaja con la “reconstrucción cognitiva del error, la regulación emocional y la exposición progresiva a la presión”. Pero si estas herramientas no están disponibles o se activan tarde, los daños pueden ser duraderos.

Keylor Navas: ¿puede un ídolo salvar a un joven?
En medio de la crisis, surgió la posibilidad de que el club incorpore a un portero experimentado, incluso con nombre propio: Keylor Navas. Para Rosillo, este tipo de figura podría cambiar por completo el escenario emocional de Parra.
“La llegada de un portero experimentado como Keylor Navas podría representar un apoyo invaluable. Su experiencia internacional, su resiliencia y su rol como modelo permiten una mentoría natural que ayudará al joven portero a resignificar la adversidad como parte del desarrollo”.
Además, el neuropsicólogo deportivo explicó que compartir cancha con un ídolo mundial permite aprender observacionalmente, validar la emoción y construir una narrativa clara de que incluso los grandes cometen errores. “El mensaje debe ser: ‘no eres lo que te falló, eres todo lo que estás aprendiendo a manejar’”.
¿Se puede blindar a un joven deportista del juicio digital?
En un mundo interconectado, el escrutinio parece inevitable. Pero Rosillo plantea que sí hay formas de reducir el daño: “La clave está en la prevención, en la educación emocional. Desde etapas formativas se debe trabajar con los deportistas el manejo de críticas, el uso consciente de redes sociales y la capacidad de autorregulación”.
También propone que los clubes establezcan límites sobre la exposición pública de los jóvenes, protejan su privacidad y designen voceros oficiales que absorban parte de la presión mediática. “Figuras como el entrenador pueden cumplir ese rol”, como ya lo hizo Efraín Juárez al hablar públicamente por Rodrigo Parra.

¿Qué sigue para Rodrigo Parra, portero de Pumas?
Según Rosillo, la reconstrucción emocional es posible si hay acompañamiento real, no solo técnico. “Reconstruir la confianza es un proceso que combina trabajo emocional, acompañamiento constante y referentes positivos. Se trabaja en reconectar al jugador con sus logros, generar espacios controlados donde pueda recuperar la percepción de eficacia, y utilizar herramientas como la visualización, la respiración consciente y el refuerzo positivo”. Con eso, dice, Parra no solo podrá volver a competir, lo hará con mayor fortaleza interna.
El Club Universidad Nacional sabe trabajar con jóvenes a nivel mental y emocional. Sin embargo, hoy, más que nunca, el futbol debe comprender que formar jugadores no es solo entrenarlos para ganar: es enseñarles a perder, a resistir y a sanar. Y eso no se logra con estadísticas, sólo con empatía.