Deportes
Ajedrez Clásico//
Kenneth Frey Beckman//
Entrenador de FIDE

La captura al paso

Esta maravillosa regla, que ahora forma parte integral y lógica del ajedrez, no siempre fue aceptada por la comunidad ajedrecística. La regla nació cuando los jugadores comenzaron a mover los peones dos casillas desde su posición inicial para agilizar la partida. Sin embargo, no parecía justo que este peón pudiera superar el control de un peón enemigo, por ejemplo, en la posición g2-h3 vs h4.

Ocurrió por primera vez en los años 1200 y la controversia fue tal que tardó seis siglos en ser adoptada universalmente. Todavía en los años 1800 no era plenamente aceptada ni en Inglaterra, Alemania o Italia. Esto tuvo sus efectos sobre la teoría de aperturas, porque podía jugarse 1 e4 e6 2 d4 d5 3 e5 f5 sin temor a la captura al paso.

Hay que reconocer que el asunto era delicado. Por ejemplo, la captura debía hacerse de inmediato. Caso contrario, el peón lógicamente estaba a salvo y el peón contrario ya no lo podía molestar. Por otra parte, si era injusto que el peón pudiera pasar impunemente a través del control de otro peón, ¿por qué las piezas si podían pasar a través de toda una serie de casillas defendidas sin ser molestadas?

Para ilustrar la complejidad del tema, reproduzco la ficticia historia narrada por Assiac en su “Placer del Ajedrez”. Se trata de dos profesores universitarios, uno de filosofía y otro de lógica. Alcanzaron la siguiente posición:

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Con su habitual carácter impulsivo, el profesor de lógica colocó ruidosamente su alfil en g2 y gritó: ¡“Jaque y mate en la siguiente jugada”!

“Perdón”, dijo el otro, cubriendo el jaque despreocupadamente con su peón dama. “De hecho, es usted quién está en mate”.

Demasiado aturdido para responder, el lógico miraba fijamente el tablero, mientras su colega proseguía con toda calma: “Permítame hacerle notar, querido colega, que, al colocar su alfil en la única casilla de escape, involuntariamente usted mismo se ha creado una red de mate.”

“Esto es perfectamente ridículo”, balbuceó el lógico cuando recuperó el habla. “¿Cómo me puede dar mate cuando usted mismo está en mate?”

“Pero, dijo el filósofo, al empujar mi peón dama, he dado el jaque fatal, y al mismo tiempo me he cubierto del jaque de su alfil.”

“¡De ninguna manera, respondió triunfalmente el lógico, su peón nunca llegó a d5; fue capturado al paso en d6! Ergo su rey siempre estuvo expuesto al jaque de mi alfil; ergo usted estaba en mate cuando creyó que me mataba. Los muertos no resucitan. L.Q.Q.D.!”

Los dos profesores pasaron el resto de la tarde discutiendo acaloradamente. Para terminar, tuvieron que recurrir al dictamen del mejor jugador y del secretario del círculo de ajedrez. Decidieron que la victoria era de las negras.

En efecto, por reglamento estamos obligados a aprobar la decisión. ¿Pero no le parece, amable lector, que subsiste un ligero tinte de injusticia?

Tablas. Reti 1921

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1 Ac4