Deportes
'Para entender el deporte...'   ---

​Dr. Mario Antonio Ramírez Barajas

El deporte: esa pausa reflexiva en el reloj de la vida

"En el latido del esfuerzo, el hombre se encuentra y se pierde, y en ese juego eterno, halla el universo."

En la esquina de la existencia, donde la rutina se cruza con el tedio, hay un pequeño rincón que muchos pasan por alto. Ese rincón, iluminado por la pasión y el esfuerzo, es el deporte. Y no hablo del deporte que se consume desde el sofá, con una cerveza en la mano y gritos al árbitro, sino del que se vive, se siente y se practica.

El espejo del alma

Cuando uno se enfrenta a sí mismo en una pista de atletismo, en una piscina o en un gimnasio, se encuentra con un espejo. Un espejo que no refleja el rostro, sino el alma. En ese reflejo, vemos nuestras limitaciones, nuestros miedos, pero también nuestra capacidad de superación. El deporte, en su esencia más pura, nos muestra quiénes somos realmente. No hay máscaras, no hay disfraces. Solo tú y tu voluntad.

El deporte es mucho más que una actividad física. Es una filosofía de vida.

El deporte es mucho más que una actividad física. Es una filosofía de vida.

Foto: Autor.

El deporte es como esa vieja lámpara que teníamos en el desván y que, al encenderla, descubrimos rincones de nosotros mismos que ni siquiera sabíamos que existían. Es una introspección, un viaje hacia el interior que, paradójicamente, se realiza hacia el exterior, con cada zancada, con cada brazada, con cada salto.

Un puente hacia los otros

Pero el deporte no es solo un viaje hacia el interior. Es también un puente hacia los demás. En el terreno de juego, en la cancha o en el ring, encontramos a otros como nosotros, con sus miedos, sus esperanzas, sus sueños. Y en ese encuentro, en esa competencia, nace una conexión especial. Una conexión que trasciende las palabras, que se basa en el respeto mutuo, en el reconocimiento del esfuerzo del otro.

Millás podría comparar este encuentro con esos viejos cafés de barrio, donde las personas se reunían no tanto para beber, sino para compartir, para sentirse parte de algo más grande que ellos mismos. El deporte es ese café, ese lugar de encuentro, ese espacio donde, por un momento, las diferencias se desvanecen y solo importa el juego, el esfuerzo, la pasión.

La vida en movimiento

El deporte nos recuerda que la vida está en constante movimiento. Que no podemos quedarnos estancados, que siempre hay algo nuevo que aprender, algo nuevo que experimentar. Nos enseña que, al igual que en el deporte, en la vida hay que esforzarse, hay que luchar, hay que caer y levantarse una y otra vez.

Podríamos decir que el deporte es como ese reloj antiguo que heredamos de nuestros abuelos, que, a pesar de los años, sigue funcionando, sigue marcando el tiempo, sigue recordándonos que la vida no espera, que hay que vivirla con intensidad, con pasión, con determinación.

En conclusión, el deporte es mucho más que una actividad física. Es una filosofía de vida, una forma de entender el mundo, de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Nos enseña valores, nos da herramientas para enfrentar los desafíos, nos ofrece un espacio de encuentro, de reflexión, de superación. Y en ese viaje, en ese constante movimiento, encontramos la plenitud, la felicidad, el sentido de la vida. Porque, en el deporte, como en la vida, lo importante no es llegar a la meta, sino disfrutar del camino.