Deportes
'Para entender el deporte...' --

Dr. Mario Antonio Ramírez Barajas 

"El eterno propósito de hacer ejercicio: ¿Por qué comenzamos y paramos una y otra vez?"

"Cada paso te acerca más a tu mejor versión"

"La danza anual de los propósitos"

Hagamos un ejercicio de memoria, querido lector. Cada año, sin falta, en la última semana de diciembre, armamos nuestra lista de propósitos para el nuevo año. En la cima de esa lista, reluciendo con un brillo prometedor, se encuentra la noble intención de "hacer ejercicio". Juramos que este año será diferente, que finalmente nos mantendremos activos, esculpiremos esos abdominales y conquistaremos nuestras metas deportivas. Pero, ¿qué sucede luego? Por qué, a medida que avanzan los meses, nuestra determinación se desvanece como una estrella fugaz en una noche de verano. ¿Por qué ese compromiso se convierte en una montaña rusa de emociones y decisiones? Acompáñenme en este paseo a través de la psicología de nuestros propósitos de ejercicio y descubramos cómo mantener esa llama encendida durante todo el año.

"La promesa de un nuevo comienzo"

Comencemos por el principio. Enero, un mes lleno de promesas y oportunidades, es el momento en que muchos de nosotros nos encontramos con nuestro futuro yo deportivo. Es el punto de partida, la página en blanco que estamos ansiosos por llenar con una nueva historia de superación. Durante esos primeros días, todo es entusiasmo. Compramos ese costoso par de zapatillas deportivas, nos unimos a un gimnasio o comenzamos a correr por el vecindario con la determinación de un maratonista. Pero, ¿qué sucede después de una semana o dos?

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La clave aquí es que nos hemos dejado llevar por la emoción del momento. Estamos impulsados por la idea de un "nuevo yo", y eso nos llena de energía. Sin embargo, esa energía inicial tiende a desvanecerse una vez que enfrentamos los obstáculos de la vida cotidiana. El trabajo, las responsabilidades familiares, el clima frío o simplemente el cansancio pueden desencadenar un respiro en nuestros hábitos de ejercicio. Aquí es donde debemos recordar que el ejercicio no es solo para enero; es una inversión a largo plazo en nuestra salud y bienestar.

"El poder de la consistencia"

¿Cómo superar ese ciclo aparentemente interminable de comenzar y detenerse? La respuesta está en la consistencia. En lugar de perseguir metas extremadamente ambiciosas que agoten nuestra motivación rápidamente, debemos centrarnos en la construcción de hábitos saludables. La consistencia es la clave para lograr un cambio duradero.

Un ejemplo inspirador es el del maratonista que entrena todos los días durante meses. No comenzó corriendo 42 kilómetros de inmediato; comenzó con distancias más cortas y aumentó gradualmente su resistencia. La consistencia en su entrenamiento lo llevó a cruzar la línea de meta en un maratón completo. De manera similar, nosotros podemos adoptar un enfoque gradual para nuestros propios objetivos de ejercicio. Establezcamos metas realistas y desarrollamos un plan sostenible que podamos mantener a lo largo del tiempo. No se trata de correr una maratón en enero, sino de hacer ejercicio de manera regular durante todo el año.

"Encuentra tu 'por qué' y mantenlo vivo"

Otro factor importante para mantenernos en el camino del ejercicio es conectar con nuestro "por qué". ¿Por qué queremos mejorar nuestra salud y estado físico? ¿Qué nos motiva realmente? Es fundamental que nuestros propósitos de ejercicio estén enraizados en razones significativas y personales.

Imagina a alguien que decide hacer ejercicio para poder jugar con sus hijos sin quedarse sin aliento. Su "por qué" es claro y emocionalmente poderoso. Cada vez que sienta la tentación de detenerse, recordará por qué comenzó este viaje en primer lugar y esa motivación lo impulsará a seguir adelante. Así que, tomemos un momento para reflexionar sobre nuestro "por qué" y mantengámoslo vivo en nuestro día a día.

"Celebra los pequeños logros"

Finalmente, celebremos los pequeños logros en el camino. A menudo, nos enfocamos tanto en el objetivo final que perdemos de vista los progresos que hacemos día a día. Cada entrenamiento completado, cada kilómetro recorrido y cada mejora en nuestro rendimiento son razones para celebrar. Estas pequeñas victorias nos proporcionan un impulso de motivación y refuerzan nuestra creencia en nosotros mismos.

En lugar de esperar hasta el final del año para sentirnos satisfechos con nuestro progreso, celebremos cada paso del camino. Hacerlo nos ayudará a mantener nuestra pasión por el ejercicio y nos recordará que cada esfuerzo cuenta.

Conclusión: "el viaje continúa"

En resumen, el ciclo de comenzar y detenerse en nuestros propósitos de ejercicio es un viaje común para muchos de nosotros. Sin embargo, podemos romper ese patrón y lograr un cambio duradero al enfocarnos en la consistencia, conectar con nuestro "por qué" y celebrar nuestros pequeños logros. El ejercicio no se trata solo de enero, sino de todo el año y más allá. Así que, querido lector, sigamos adelante con nuestro viaje de bienestar y recordemos que cada día es una oportunidad para ser la mejor versión de nosotros mismos. ¡El camino puede ser desafiante, pero los resultados valen la pena! ¡Vamos a ello!"