Deportes
'Para entender el deporte...'

​Dr. Mario Antonio Ramírez Barajas

Ética y Competencia: Los claroscuros de la cultura en el deporte profesional

En el deporte, como en la vida, se corre siempre sobre una pista embarrada de dilemas éticos.”

El edén de la victoria: donde las serpientes llevan zapatillas

Imaginemos un paraíso. Pero en vez de manzanas, hay medallas de oro colgando de los árboles. La tentación aquí no es el conocimiento, sino la victoria. Serpientes con zapatillas deportivas susurran: "Un pequeño pinchazo y la gloria será tuya". En este Edén distópico del deporte profesional, donde se cruzan las líneas entre lo moral y lo inmoral en nombre de la victoria, la inocencia se pierde más rápido que un récord mundial.

Por ejemplo, la historia de un ciclista que, ansioso por sentir la euforia del Tour de Francia, se sumerge en el oscuro abismo del dopaje. Cuando cruza la línea de meta, su alegría no es pura; está contaminada por el pecado original del engaño. Pero aquí, la manzana es la sustancia prohibida y la serpiente es el sistema que insinúa que "todos lo hacen".

  • La lógica de la desesperación: ganar a cualquier costo

Imaginemos un entrenador que ejerce presión psicológica sobre sus jóvenes atletas, niños casi, diciéndoles que la derrota es inaceptable, que su valor como personas se mide por el resultado. A estos jóvenes se les educa en la lógica de la desesperación: ganar a cualquier costo, incluso si eso significa sacrificar su bienestar mental y físico.

Este enfoque no sólo desfigura la esencia del deporte, sino que también daña a los atletas en su desarrollo como seres humanos. Aprenden a relacionar el valor de la vida con la victoria, y, por lo tanto, la derrota se convierte en una forma de aniquilación del yo. Aquí la ética se retuerce, se distorsiona, como si estuviera atrapada en un espejo de feria.

  • La sombra sobre el estadio: el deporte y la sociedad

Las implicaciones de esta cultura ennegrecida se extienden más allá del estadio o la pista de atletismo. Son un reflejo de la sociedad, que valora a los individuos por su capacidad para ganar, incluso cuando ese triunfo está bañado en una luz ética dudosa. En este entorno, no es de extrañar que los atletas, así como los políticos o empresarios, sucumban a la corrupción. Después de todo, si la victoria es todo lo que importa, ¿por qué no tomar un atajo para alcanzarla, incluso si ese atajo está plagado de trampas éticas?

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Foto: Autor

Sin embargo, en este juego de sombras y luces, también encontramos ejemplos de integridad y honor. Atletas que se niegan a cruzar la línea ética, que muestran que la verdadera grandeza no reside sólo en la victoria, sino en el carácter. Como un corredor que se detiene antes de cruzar la línea de meta, para ayudar a un oponente caído. En ese momento, el deporte se redime a sí mismo, mostrando que incluso en su cultura comprometida, hay espacio para la ética y la decencia

  • ¿Quién es realmente el vencedor?

Debemos redefinir lo que consideramos "victoria" en el deporte. ¿Es simplemente una cuestión de cruzar primero la línea de meta, o hay algo más en juego, algo relacionado con la integridad, el respeto y el espíritu deportivo? Porque, si olvidamos estos valores, nos arriesgamos a perder no sólo la esencia del deporte sino también la brújula moral que debería guiar toda actividad humana. Y en ese caso, ¿quién es realmente el vencedor?