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No se engañen, en los negocios no hay moral

A un mes de iniciar la temporada NFL 2022 no podemos negar que dos son los temas que acapararon la atención durante la temporada baja, y aunque han sido resueltos de una u otra manera, siempre es interesante verlos desde otro enfoque más allá de la mera nota informativa. Sin más, nos referimos a la suspensión del quarterback Deshaun Watson por acoso sexual y la sanción a Stephen Ross, dueño de los Delfines, tras las escandalosas declaraciones y acusaciones del coach Brian Flores en su contra.

La principal, sin duda, fue la cascada de demandas por acoso sexual contra Watson, quien además también dio de qué hablar por su traspaso de los Texanos a los Browns. Con más de 25 mujeres que presentaron sus denuncias por su comportamiento durante sesiones de masaje, Watson pasó de ser la negociación del año al tipo más odiado por la complejidad del caso, del cual no vamos a entrar en detalles.

A la postre y tras ser absuelto penalmente por un gran jurado en Texas al no encontrar pruebas suficientes, y llegar a un acuerdo económico con 20 de las quejosas, Watson sólo enfrentó una demanda civil y una investigación solicitada de manera independiente por la NFL.

Al final, la juez Sue Robinson, encargada de la investigación, decidió aplicar una sanción muy moderada de apenas seis juegos de suspensión, una sanción que para muchos fue ridícula debido a la gravedad de la acusación.

En segundo lugar destacó el escándalo de la acusación presentada por el coach Brian Flores contra Stephen Ross, el dueño de los Delfines, de quien señaló que, en no pocas ocasiones, le ofreció dinero para que el equipo de Miami perdiera juegos de manera deliberada durante la última temporada y así tener acceso a mejores selecciones colegiales. El castigo de la NFL fue quitarle a los Delfines la primera selección colegial del 2023, la tercera del 2024, 1.5 mdd al propietario y su inhabilitación hasta la primavera del 2023 en reuniones de la Liga.

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Hasta ahí todo pintó como las grandes historias fuera de temporada, no obstante, la suspensión de seis juegos para Watson ha levantado ámpula en los críticos más reacios de la sociedad al asegurar que fue un castigo de mero trámite, casi una burla, dada la gravedad de las acusaciones sobre el comportamiento de Watson Y aunque el castigo puede parecer injusto o demasiado moderado, no han tardado en compararlo con la sanción impuesta al señor Ross, dueño de los Delfines, argumentando que pesa más la trampa que la culpa moral de un acosador.

EL SHOW ES PRIMERO

A ver, a ver, a ver, es cierto que lo sucedido con Watson no es un chiste, pero la acusación de Flores contra Ross es verdaderamente vergonzosa; y en este punto, a pesar de que la sociedad entera pida la hoguera como castigo para Watson, no vengan a hacerse los ingenuos ni de la vista gorda al no reconocer que el negocio del show pesa más que cualquier otra cosa en la liga deportiva más poderosa del mundo, al igual que en muchas otras organizaciones.

No nos hagamos tontos y reconozcamos que para la NFL el espectáculo es lo primero, y muy, pero muy difícilmente, prescindirá de una estrella en el campo que da ese brillo a este deporte. En pocas palabras, a la NFL le importa más tener en el campo a uno de sus grandes jugadores y no a un dueño más sentado en su palco. La NFL quiere show, y no lo sacrificará.

Sin embargo, la misma Liga ha manifestado su inconformidad con la sanción de sólo seis juegos de suspensión para Watson, pues el comisionado Roger Goodell cree que el castigo debería ser dejarlo fuera del emparrillado un año entero. Y en ese punto creo que a la Liga le salió el tiro por la culata, pues fue la misma NFL la que pidió se hiciera una investigación independiente y fuera conducida por una mujer, lo que daría mayor credibilidad al veredicto; sin embargo, la encargada de tal tarea, la juez Sue Robinson, fue muy clara al argumentar que, dados los anteriores casos de violencia de género, no existía un precedente como para imponer un castigo mayor.

Como era de suponer, el Sindicato de Jugadores no apeló la sanción, pues saben que Watson salió muy bien librado con apenas una tercera parte de la campaña fuera de acción.

Lo que llama la atención es saber si de verdad la Liga y Goodell quieren dejar fuera del show a uno de sus estrellas e imanes de taquilla y audiencia.

Ahora la NFL ha nombrado a un ex fiscal federal, Peter Harvey, para que escuche la apelación de la Liga y así buscar un mayor castigo para Watson, pero ¿la NFL está actuando de verdad o sólo es para demostrar que está en línea con la cultura de igualdad y defensa de género?

Mucho se ha dicho que dicho proceso de apelación podría ser muy largo, por lo que Watson seguramente sólo se ausentará esos seis juegos y en la semana siete estará de vuelta en la acción.

HAY JERARQUIAS

Y si aún existen dudas de la mano no tan dura de la NFL en cuanto a las sanciones contra sus estrellas, sólo recordemos lo sucedido durante la temporada 2020, aquella que se jugó en plena pandemia de Covid 19, cuando los protocolos fueron muy estrictos y se dijo que todo aquel jugador no vacunado tendría que estar apartado de sus compañeros, tanto en viajes como en juntas en salones cerrados y usar mascarilla en instalaciones y sobre todo en la banca a la hora de los partidos. Pues bien, baste señalar a dos estelares muy pesados, Aaron Rodgers y Kirk Cousins, mariscales de Green Bay y Minnesota, respectivamente, que aun haciendo público que decidieron no vacunarse, se paseaban sin mascarilla en la banda lateral durante los juegos, tal como lo vimos en transmisiones, y la Liga jamás los multó.

¿De verdad alguien cree que la NFL iba a prescindir de Rodgers?

Otro ejemplo bien claro de que la Liga jamás prescindirá de sus estelares fue lo que sucedió con Patrick Mahomes, el quarterback sensación de Kansas City, en el Super Bowl 55 y al final de la temporada de la pandemia de Covid. Para muchos fue más que claro que Mahomes no estaba al 100 por ciento en dicho juego; bastaba con ver su semblante pálido, ojeroso y lo más desconcertante, que a pesar de ir perdiendo, nadie, pero nadie, se acercaba a él en la banca para discutir el plan a seguir. Como si existiera una orden de no acercarse al jugador que era como un fantasma en la banca. Si alguien no lo cree, puede mirar los videos del juego.

Por eso, volviendo al tema de las sanciones fuertes, hay que decir que al parecer son para gente de pantalón largo como sucedió con el staff de coacheo de los Santos de Nueva Orleans tras ganar el Super Bowl 44 al darse a conocer el sistema de estímulos económicos entre sus jugadores defensivos por golpear y en dado caso sacar del juego a rivales clave.

En aquella ocasión, la NFL suspendió por un año al coach Sean Payton, de manera indefinida al coordinador defensivo Greg Williams y a varios asistentes más, después de todo, ellos no eran figuras que brillaran en el terreno de juego.

En cuanto a los jugadores, sólo fueron algunos encuentros y nada más.

Por esa razón, a la NFL no le conviene rascarle más en este asunto de la sanción a Watson.

Deshaun Watson

Deshaun Watson

Nick Cammett