Cierto, la pelea por el tercer lugar en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 nos recordó las grandes batallas de los 70, cuando los pilotos tenían monoplazas similares y podían pelear por posición. Algunas de las maniobras de Sergio Pérez y de Fernando Alonso remembraban a la lucha de Jacques Villeneuve y Rene Arnoux en el Gran Premio de Francia de 1979 (con sus justas diferencias, obviamente).

Lo que vimos en Interlagos el pasado domingo fue automovilismo puro. Con dos pilotos peleando la posición ferozmente, pero con un manejo limpio, respetando al rival. De aplaudirse.

Pero también nos sirvió para darnos cuenta de dos puntos en específico: ‘Checo’ cuidó al extremo su Red Bull Racing y su auto no es ni parecido al de Max Verstappen…

BANDERA VERDE… ‘Checo’ venía de un accidente en la primera curva del Gran Premio de México que le afectó fuertemente, no sólo en la pelea por el subcampeonato de pilotos, sino en la percepción de la prensa inglesa, que a veces parece ser más importante de lo que debiera para los equipos de Fórmula 1.

Así que el mexicano no podía arriesgarse a un nuevo retiro, y menos después de un tercer lugar en la carrera Sprint. Aguantó muchas vueltas detrás de Fernando hasta que encontró el momento indicado del ataque final, a dos vueltas de la bandera a cuadros, sin embargo, consumió sus neumáticos, lo que le dejó sin armas ante el brillante contraataque del español, quien a metros de la meta recuperó el pódium.

Esa mesura de ‘Checo’, aunque no fue tan manifiesta para el aficionado, fue vista por sus directores y jefes de equipo, quienes valoraron (y aplaudieron) que el mexicano asegurara los puntos…

ENTRADA A PITS… El segundo punto es algo que ya sabíamos, pero que los detractores del mexicano insisten en no ver. La paridad en los autos del Red Bull Racing no existe. En el caso puntual de Max, cuando el tricampeón consigue un rebase, de inmediato su motor le permite poner tierra de por medio y alejarse de la zona de DRS.

En el auto #11 de Pérez, esa potencia extra, no existe.

Aunque, repito, eso no debería de ser excusa para los resultados finales del tapatío. Si bien su monoplaza no es igual al de Max, si cuenta con las armas para pelear, siempre, por el pódium. El mejorar sus calificaciones le dará la oportunidad de no degradar sus neumáticos en las primeras vueltas y no verse en la necesidad de remontar, con los peligros que significa el estar en la mitad del paquete…

SALIDA DE PITS… Quien no la pasó nada bien en Brasil fue Mercedes. Un fin de semana que pintaba bien para Lewis Hamilton y George Russell terminó con un octavo y un abandono, respectivamente.

“Este auto no merece ganar carreras”, dijo Toto Wolff a la prensa internacional, para comprobar que el equipo trabaja en un auto y diseño completamente nuevo y diferente para el 2024.

El mandamás de la escudería de las flechas plateadas ha confirmado que el W15 tendrá una dirección totalmente opuesta a la del actual monoplaza, y que sus errores han servido para avanzar en el auto que competirá en la temporada más larga de la historia, con 24 Grandes Premios…

BANDERA A CUADROS… La temporada de NASCAR México llegó a su final el pasado domingo, con una ronda disputada en el óvalo del Autódromo Hermanos Rodríguez, como había sucedido en años pasados.

Poco que resaltar de una categoría que mantiene los chasises de hace muchos años y que no muestra mayor difusión, sin embargo, hay que descalificar el manejo de quien resultara campeón, Salvador de Alba. Germán Quiroga, uno de los contendientes al título, realizaba una carrera cerebral, que le mantenía en el paquete puntero en el último tiempo extra.

Salvador se colocó detrás de Quiroga y comenzó a golpearlo (porque eso de ninguna manera fue ‘bump’), hasta sacarlo del camino y terminar delante. Los oficiales no lo dicen, pero su manejo fue más allá de lo deportivo y pasará a la historia como una de las maniobras más sucias que yo recuerde.

• Así las cosas… sobre ruedas.