Caminar por las veredas del Cementerio Morumbi regala paz. Se respira tranquilidad y el verde del pasto inunda la mirada. Justo en el medio del inmenso campo se puede ubicar un árbol, y a sus pies, la tumba 11 sobresale del resto debido a los arreglos florales, fotografías y una bandera de Brasil.

Estamos en las afueras de Sao Paulo, para honrar al mejor piloto brasileño de todos los tiempos, Ayrton Senna da Silva.

Han pasado 30 años desde el fatal accidente en la curva Tamburello (en Imola, durante el Gran Premio de San Marino) que arrebató la vida al entonces piloto de Williams, en el Campeonato Mundial de Fórmula 1.

• Fue ese 1 de mayo, en un fin de semana maldito, cuando nació la leyenda de Ayrton Senna.

Tres veces campeón mundial, Senna no sólo es un ídolo para los fanáticos al automovilismo, sino el referente de toda una nación… y tres décadas después, se mantiene.

Bandera verde… 

Ya había comentado que ese Gran Premio de San Marino estaba maldito, y aquí la explicación: el jueves se incendió el camión del equipo Pacific Racing, dejando a un par de mecánicos muertos; el viernes, en las primeras sesiones, Rubens Barrichello destruyó su Jordan para terminar en el hospital; el sábado, en la calificación, Roland Ratzenberger perdió el control de su Simtek y se impactó contra el muro de la curva Gilles Villeneuve para perder la vida; y finalmente, el domingo, ya en carrera, Senna sufrió una falla en la dirección de su Williams y se impactó contra el muro de la curva Tamburello, enlutando al deporte mundial.

Ayrton se fue tras 161 Grandes Premios arrancados (11 temporadas) en los cuales coleccionó 65 pole positions, 80 pódiums y 41 victorias, lo que le dejó dos subcampeonatos y tres títulos mundiales. Pero más importante, dejó millones de fanáticos a la Fórmula 1, gracias -principalmente- a la lucha que protagonizó con Alain Prost.

Senna fue uno de los “rainmasters” de la serie, y cada arranque era garantía de valentía y velocidad. No importaba si su auto era inferior, como en Toleman o Williams, o si su rival era un multicampeón, como Nelson Piquet o Prost; Ayrton siempre iba por la bandera a cuadros...

Entrada a pits… 

Desde su partida ha cambiado mucho la Fórmula 1, tanto en lo deportivo, como en el negocio. Los calendarios pasaron de 16 a 24 rondas. Antes el primer lugar se llevaba 10 puntos y sólo los seis primeros pilotos se llevaban unidades. Hoy se entregan 25 al ganador y el Top-10 colecciona puntos. Ya no existe el Gran Premio de San Marino, y en su lugar, este domingo, se disputará el Gran Premio de Miami, en un claro símbolo de la serie de que el deporte no manda, sino los dineros.

La carrera se lleva a cabo en un trazado callejero que no ha dejado satisfechos a los pilotos, y que deja una carrera carente de oportunidades de rebases. Espero equivocarme, pero de momento Miami no resulta atractivo en pista...

Salida de pits… 

Para sumar más a las diferencias entre los tiempos de Ayrton y los actuales, este fin de semana tendremos un programa atípico, pues se incluirá una carrera Sprint el sábado. Al ver muchas horas de las entrevistas a Senna y de conocer su pasión y hambre de triunfo, estoy seguro de que estaría en contra de este formato. Ayrton era un hombre de competencia, que estaba en contra de los dirigentes de la serie y a favor de los pilotos y el deporte.

Para los que hemos investigado sobre su vida nos parecerá un tanto irónico que sea en Miami donde se lleven a cabo ceremonias en su honor, a 30 años de su partida...

Bandera a cuadros… 

Sirvan estas líneas como un homenaje a uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. Un hombre que regresó a los fanáticos a las tribunas y que elevó a la Fórmula 1 al siguiente nivel en la escena mundial.

No puedo imaginar a la F1 actual sin lo construido por Ayrton. Su legado trascendió las pistas y su figura icónica es hoy una de las grandes columnas que soportan a los fans latinoamericanos.

• Que descanse en paz, en la calma del cementerio Morumbi, el legendario Ayrton Senna da Silva, tricampeón mundial de Fórmula 1.

Así las cosas… sobre ruedas.