
El consumo de alimentos y bebidas endulzados con aspartamo pueden contribuir de manera significativa reducir la ingesta calórica y favorecer la pérdida de peso, de acuerdo con un estudio de la British Nutrition Foundation citado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDo).
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El análisis reveló que sustituir la sacarosa por este edulcorante bajo en calorías permite a un adulto de 75 kilogramos perder en promedio 0.2 kilogramos por semana. Los investigadores destacaron la estrecha concordancia entre las estimaciones de reducción calórica y la pérdida real de peso, lo que confirma la eficacia del aspartamo en programas de control dietético.
Uno de los principales beneficios, resaltan los especialistas, es que este edulcorante no afecta la palatibilidad de los alimentos. Su capacidad para imitar el sabor del azúcar y realzar notas cítricas o frutales lo convierte en un sustituto atractivo, además de que no contribuye a la caries dental.
El aspartamo aporta cuatro calorías por gramo, pero al ser alrededor de 200 veces más dulce que el azúcar, basta con utilizar cantidades mínimas, lo que prácticamente elimina su aporte energético. Desde hace más de tres décadas, la industria alimentaria lo emplea en refrescos, postres, lácteos, chicles, cereales, dentífricos y medicamentos como pastillas para la tos o vitaminas masticables.
Organismos internacionales han avalado su seguridad. El Consejo Europero de Información Alimentaria (EUFIC) lo considera un aditivo alimentario exhaustivamente robado en modelos animales y humanos. En tanto, la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard sostiene que su uso como herramienta para controlar el peso es razonable y respaldado por la evidencia científica.