Cultura

En México, el cuento está anquilosado: Daniel Sada

© No hay avance en su estructura y, además, faltan publicaciones para su difusión, añade © Presenta su libro Ese modo que colma, conformado por once relatos

El cuento contemporáneo en México está anquilosado, ha caído en formulismos y en las décadas recientes no ha mostrado avances en su estructura, en cambio, en Estados Unidos prevalece una tradición constante de cuentistas como Edgar Allan Poe, Truman Capote, William Faulkner, F. Scott Fitzgerald y Tobías Wolf, indicó el escritor Daniel Sada.

Sin embargo, explica, la novela nacional se ha convertido en un territorio de experimentación importante a lo largo del siglo XX y parte del presente.

Por esto, asegura que el mercado editorial en el país camina con la inercia de la novela, como si estuviera de moda. Incluso desde que las editoriales españolas participan activamente en nuestro país, predomina la propensión por la escritura de novelas, abundó. “Los editores ya no quieren publicar cuentos porque no se venden tanto como las novelas, de hecho hay pocas revistas que se dedican a su difusión”, enfatizó al hablar de su reciente libro Ese modo que colma.

En opinión del autor, en México no existe una tradición lectora de cuento, debido a que no existen publicaciones que difundan este género. Incluso, “fuera de Letras Libres no veo un lugar o publicación donde se le dé cabida”, apuntó.

RUEDAN POR LA CABEZA. En este sentido, Daniel Sada señaló que a partir de este escenario le surgió la idea de crear nuevas formas de escritura en torno al cuento. Experimentar en los terrenos del lenguaje, como lo demuestra en su más reciente publicación, conformada por once relatos.

Editado por Anagrama, los cuentos narran varias historias. Una, en forma de corrido, la de una jovencita que adora el baile y enfrenta la muerte de una manera inusitada; la del hombre que pelea con su mujer y casi intima con su suegra octogenaria o la historia de una hielera repleta de cervezas donde se encuentran tres cabezas en plena fiesta de narcotraficantes.

Así, cada una de estas historias guarda una edificación peculiar: “son estructuras distintas porque tengo la teoría de que el cuento se ha anquilosado por la repetición de viejas fórmulas: el final sorpresa, el cuento de tesis, el falso final y la clásica de planteamiento, desarrollo y desenlace”, dijo.

Sin embargo, para el autor lo importante es la lectura de historias inolvidables, “cuentos que después de ser leídos, siguen rodando por la cabeza”. Y esa es la mejor definición de cuento que ha encontrado y corresponde a Edmundo Valadés: “Un buen cuento es aquel que se lee de una sentada y no se olvida nunca”, señaló.

SATURADO DE NOVELAR. Sada también explicó que a lo largo de sus historias utiliza dos elementos de forma recurrente: los puntos suspensivos y los dos puntos. “Se trata de un recurso retórico que permite interrumpir una idea y continuarla de manera indirecta. Su uso data de novelas y poemas del siglo XVI, pero ahora lo aprovecho y lo traigo a la modernidad”, destacó.

El también autor de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe explicó que en los últimos años “me había abocado a la novela, pero ya estaba saturado, quería quemar historias, resumirlas, condensar lo más posible y dejar el impacto de las historias en su forma condensada”, apuntó.

Ese modo que colma es el cuarto libro de cuentos de Daniel Sada y detalló que también lo pensó como una forma de posicionar su faceta como cuentista, dado que su primer premio -el Xavier Villaurrutia- lo obtuvo con la antología de cuentos Registro de causantes.

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