A pesar de que las autoridades ecuatorianas desalojaron con antelación a la mayoría de los 14 mil habitantes de las comunidades de Juibe, Bilbao y Cusúa, cercanas al volcán Tungurahua, éstas desaparecieron luego de que el coloso sorprendió la madrugada de ayer a los pocos lugareños que seguían en la zona y con un rugido expulsó cenizas, piedras y gases, lo que causó cinco muertos y al menos 60 desaparecidos, indicaron equipos de rescate.
El presidente ecuatoriano Alfredo Palacio, declaró ayer como zona de desastre a las provincias de Tungurahua y Chimborazo, además de algunos cantones de Bolívar y Cotopaxi, tras ser evaluados los daños causados por el volcán que al entrar en erupción lanzó piedras incandescentes que alcanzaron hasta ocho kilómetros de altura.
El gobierno comprometió ayuda inmediata frente a la erupción que causó la desaparición de los poblados de Juibe, Bilbao y Cusúa, ubicados en la franja de más alto riesgo, en las faldas del volcán.
Aunque no se ha confirmado oficialmente, hay una denuncia de autoridades locales por la muerte de cinco personas por quemaduras al haberse negado a evacuar su hogar, mientras que la Cruz Roja busca a 60 desaparecidos.
DAÑOS. El sistema vial e hidrológico de la zona está muy afectado y varios sectores permanecen sin energía eléctrica ante la caída de los cables que proveen el servicio.
La ceniza, de acuerdo con reportes emitidos por medios locales, superó los 20 centímetros de alto y su caída no ha cesado.
El volcán se mantiene en aparente calma, aunque los informes técnicos recomiendan permanecer en alerta ya que es impredecible lo que pueda ocurrir, dado que está latente otra erupción de proporciones más grandes.
Los equipos de rescate continuaban buscando gente perdida mientras un jefe de policía local dijo que un puñado de hogares había sido sepultado por el material que arrojaba el volcán.
El material expulsado por el coloso creó un dique que bloqueó el río próximo de Chambo, mientras los asustados pobladores huían del área con sus pertenencias atadas al cuerpo y bajaban al ganado.
El proceso eruptivo del Tungurahua inició en 1999 y tras siete años de relativa calma, hizo una erupción de baja intensidad el pasado 14 de julio, pero la ocurrida ayer superó las expectativas.
Cubiertos por manto de ceniza
Habitantes de zonas aledañas y cercanas al volcán Tungurahua cubrían sus cabezas con periódicos y mantas la ligera llovizna de ceniza volcánica mientras buscaban en las orillas de los caminos rurales alimentos para sus animales
“Que nos ayude el gobierno, que haga algo por los pobres”, dijo Pedro Mazabanda, con el rostro y las manos cubiertos por el polvo gris.
El director del Instituto Geofísico, Hugo Yepes, aseguró que la erupción provocó una lluvia de cenizas con restos volcánicos “tan gruesos como limones o naranjas, muchos de los cuales perforaron los techos de las casas”.
Los pueblos y los campos están cubiertos por cenizas, en las pocas poblaciones en donde la gente se atreve a salir a las calles organizan trabajos comunitarios para limpiar las vías a fin de evitar que con el paso de los vehículos se levanten nubes de polvo o se tapen los drenajes.
La mayor parte de negocios de poblaciones como Quero, Patate y Baños estaban cerrados. Sólo las farmacias atendían, aunque no les quedaban mascarillas ni gafas para protegerse de las cenizas.
Asimismo pozos con agua quedaron obstruidos por capas de ceniza, por lo que las autoridades alertaron a pobladores para no ingerirla.
Copyright © 2006 La Crónica de Hoy .