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ENTREVISTA. Crónica Escenario habló con la productora Philippa Boyens, junto con el productor Joseph Chou y el director Kenji Kamiyama sobre el filme que estrenó este jueves

‘La Guerra de los Rohirrim’: El bello animé que reconecta con ‘El Señor de los Anillos’

Fotograma de La Guerra de los Rohirrim Es uno de los mejores filmes de animación en el año (CORTESÍA)

El universo de J.R.R. Tolkien sigue aumentando con la cinta animada El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim, que viene a reconectar con los fans de estos mundos y enmendar el camino que la serie de televisión tristemente ha perdido.

Para ello, está de vuelta la productora Philippa Boyens, junto con el productor Joseph Chou y el director Kenji Kamiyama, quienes hablaron con Crónica Escenario sobre el ambicioso proyecto que nos lleva a las praderas de Rohan mucho tiempo antes de que el anillo único cayera en manos de Bilbo Bolsón.

Ambientada 183 años antes de los acontecimientos de la trilogía original de películas, El señor de los anillos: La guerra de los Rohirrim narra el destino de la Casa de Helm Hammerhand, el legendario Rey de Rohan.

Un repentino ataque de Wulf, un astuto y despiadado señor de los Dunlending que busca venganza por la muerte de su padre, obliga a Helm y a su pueblo a hacer una última y audaz resistencia en el antiguo bastión del Hornburg, una poderosa fortaleza que más tarde será conocida como el Abismo de Helm.

Encontrándose en una situación cada vez más desesperada, Héra, la hija de Helm, debe reunir la voluntad para liderar la resistencia contra un enemigo mortal que pretende su destrucción total.

Uno de los principales retos de este filme era mantener la esencia de anime en la cinta respetando la historia de El Señor de los Anillos de Tolkien.

“Buscamos siempre crear una consistencia visual entre la trilogía y esta cinta porque son un universo compartido. Básicamente nos inspiramos en la generosidad de Phillippa y todos en Nueva Zelanda que compartieron los detalles de ese universo que crearon para ello. Ese fue el hilo común para poder hacer de Rohan algo familiarmente conocido en sus diseños, desde el paisaje, las armaduras y otros detalles como esos”, explicó Kamiyama.

“Ha sido una buena colaboración que nos ha posibilitado quedarnos en ese universo y ser consistentes con ello porque tenía que trasladarse a esta cinta de anime. En cuanto a la historia, creo que siempre buscamos ser fieles al material de origen de Tolkien, algo que no desconoce Phillippa”, siguió el director.

“Por lo que trabajar a su lado y de este equipo nos aseguró que no nos saliéramos del canon pero a la vez pudiéramos crear lo que mejor sabemos hacer, que es animé”, añadió.

Fotograma de La Guerra de los Rohirrim Un merecido homenaje a Tolkien. (CORTESÍA)

Boyens expresó la emoción que le daba ver este universo de vuelta en forma de animación. “Fue un proceso de aprendizaje porque tuve que confiar más en el proceso a diferencia de cuando te sientas y ves cómo se construye todo en un live action. Pero tenía una noción muy fuerte del maestro visual que es Kenji así que tuve fe en lo que iba a lograr con este universo, pero nunca imaginé lo bello que quedaría”.

“Y eso fue una de las cosas más grandiosas de trabajar con un gran director. Su imaginación siempre excede la tuya y eso es bueno. Y creo que una de las cosas más interesantes que sucedió en la creación de esta historia fue que primero llegó la forma y llegó primero, pues llegó la sugerencia de hacer un anime de El Señor de los Anillos y de ahí pensamos en este relato”, continuó.

“No sucedió al revés. Y esta historia de los Rohirrim en particular se sentía intrínsecamente correcta para la tradición del estilo de animación y dirección japonés que los caracteriza”, complementó la productora.

La Guerra de los Rohirrim marca el primer proyecto con una mujer como protagonista pues Hera, la heredera de Rohan es la guía del relato. Al respecto, Boyens declaró: “Ella creció de forma orgánica en esta historia. Me parecía intrigante e interesante tener una hija sin nombre, algo que no es desconocido en la literatura británica. Inmediatamente, al ver que eso sucede, uno desea saber más de ella. Y lo que encontramos fue que era un elemento central al conflicto y corazón de esta historia”, dijo.

“Todo comienza con ella usada como peón en la batalla entre el Rey de Rohan, Helm Hammerhand y uno de sus lords, Lord Freca. Y las demás capas de ella siendo una de las sobrevivientes de este conflicto que casi acaba con ellos. Cuando nos sumergimos en la historia, pensamos en qué pasaría si hubiera tenido una relación con el hijo de Freca que busca tener su mano. Y desde ahí, todo empezó a florecer. Kenji, como guionista, sabe cómo crear y llevar un conflicto, algo que captó para bien en la evolución de esta cinta”, afirmó a su vez Boyens.

“Estamos hablando de un personaje que la gente ama incluso para el corto texto en que aparece. Phillippa tuvo una gran visión al ver que ella era testigo de todo esto, dándonos así una puerta de entrada para contar su historia. Pudimos crear un canvas donde los personajes que la rodean entretejen todo alrededor de Hera como protagonista constante que atraviesa todo este arco de principio a fin. Siendo ella escritora de los otros filmes, pudo armarla sin alejarse de lo que es la esencia de Tolkien”, comentó a su vez Chou.

“Queríamos que Hera se sintiera real y eso lo apoyó mucho Kamiyama. Ya teníamos el elemento fantástico de este universo y le agregamos la animación así que poder crear un personaje así dependía mucho del guión. Por eso nunca quisimos que fuera una super guerrera princesa jefa de todos”, expresó Boyens.

“Buscamos darle un sentido más humano, llenarla de curiosidad y que fuera capaz de cometer errores para que el público sintiera una genuina conexión con ella. Esa era la naturaleza que le buscamos, que fuera alguien forzada a hacer decisiones imposibles”, añadió la productora.

Kenji, que previamente trabajó en expansiones de universos como el de Star Wars o Blade Runner, usó lo aprendido en ellas para implementarlo en La Guerra de los Rohirrim. “Trabajar en una franquicia tan querida como ésta, necesitas ser capaz de comprender por qué provoca eso”, comentó.

Fotograma de La Guerra de los Rohirrim Busca competir en la temporada de premios. (CORTESÍA)

“Eso te ofrece una perspectiva de la cinta que uno querría ver como fanática. El lado afortunado de todo esto fue que ya era seguidor del trabajo de Tolkin, de los libros y las cintas, así que solamente tuve que reconectar con ello para poder tomar esa postura y abordar este proyecto desde esa visión”, añadió.

Asimismo, tanto los productores como el director sacaron su lado más geek al entrar en detalle sobre la geografía de la Tierra Media y en dónde se localizan los Rohirrim.

“La historia habla del mundo de los hombres y por ello creímos que llevarla a anime era una gran decisión porque deja de lado ciertos elementos fantásticos como magos oscuros y demás para enfocarse en el conflicto interno de dos feudos que pelean por honor y lealtad, algo que hace eco de la gran tradición del cine japonés”, señaló Boyens.

“Los Rohirrim se ubican en este pequeño mundo dentro del magno universo de Tolkien, donde la arrogancia de algunos otrora personajes heróicos sucede al ponder en duda si es tan poderoso como cree y le permite reconocer su equivocación. Esto va acorde a la tradición que el novelista estaba creando desde siempre”, complementó.

“Hablar de la historia de Rohan es, sin duda, hablar de los hombres. Cuando ves la trilogía original, hablas de hobbits, elfos, enanos y monstruos, todo muy variado y visualmente interesante. Pero enfocarte solamente en la historia de este lugar, hace que adolezca de los elementos fantásticos”, señaló Kamiyama.

“Pero fue justo ese drama humanista y el conflicto derivado de sus emociones como la avaricia y el poder que fue fácil de identificar en tiempos contemporáneos. Poder crear todo este mundo alrededor de esa disyuntiva siempre fue atractivo”, aseveró.

Aunque pueden percibirse guiños de la escuela tradicional del anime en esta cinta, Kenji tuvo ciertos desafíos que enfrentar al encontrar su propio estilo para La Guerra de los Rohirrim. “Funciona muy bien para la fantasia y la ciencia ficción porque ya es un mundo imaginado antes”, dijo.

“Cuando entras a la animación, tienes cierto acuerdo con la audiencia de que es algo dibujado e imaginado y fácil de expander en la cuestión de tu propio universo. Te da cierta libertad de crear algo. El peligro en adaptar a El Señor de los Anillos es ser demasiado fantástico en el diseño visual y perder cierto sentido de realismo. El otro reto que presentaba este estilo era ser consistentes a las películas hechas antes”, siguió.

“Teníamos que encontrar ese balance entre la realidad en medio de la fantasía. Y una de las cosas más importantes que nos ayudó en el proceso de lograrlo fue el trabajo de los ángulos de cámara y los lentes que cada toma requeriría así como su exposición a la luz”, sumó.

“Eso proporcionó las herramientas para crear un efecto realista de movimiento de cámara así como de una iluminación diversa en lugar de tener una animación plana. Siempre fue importante describir el mundo de Tolkien, lo cual se diferencía de la mirada de Miyazaki, en términos de su producción comparada a lo que nosotros hicimos acá”, concluyó el realizador japonés.

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