La noche de ayer decenas de fanáticos llegaron a la Arena Ciudad de México para ver a uno de los cantantes más aclamados y queridos del país: Luis Miguel. Se trató del penúltimo concierto de su gira, inicialmente estaba programado para el 28 de octubre, pero por cuestiones de salud lo tuvo que recorrer algunos días y claro que los fans estaban más que ansiosos por ver a “El Sol”.
El concierto dio inicio algunos minutos después de las 21:00 horas (hora de la cita) y Luis Miguel salió al escenario impecable con un traje completamente negro, corbata del mismo color y una camisa blanca.
Con su inigualable carisma se apoderó del escenario en cuestión de minutos, cantando “Será que no me amas” y posteriormente “Amor, amor, amor”. Aplausos y gritos fueron las muestras de cariño de los más de 20 mil asistentes hacia el artista.
En cada uno de sus conciertos reafirma por qué sigue siendo un fenómeno musical y por qué nuevas generaciones quedan cautivadas con su voz y talento. Es cierto que muchos niños y jóvenes ven a Mickey como un ejemplo a seguir.
Siguieron canciones como “Suave”, “Culpable o no” y “Te necesito”, las cuales fueron cantadas con el corazón por la audiencia, mientras Luismi mostraba su talento en el escenario y sonreía muy a menudo, pues a pesar de los años, su mirada sigue conquistando a la gente. El cantante se mostró contento y alegre mientras caminaba por la tarima y se movía de lugar para interpretar sus éxitos.
Temas como “Fría como el viento”, “Entrégate” y “Tengo todo excepto a ti” fueron coreados a todo pulmón por los asistentes, creando una atmósfera romántica y llena de melancolía cobijada por uno de los cantantes más emblemáticos de México. A pesar de su nula interacción con la gente, Luis Miguel logró una conexión genuina a través de cada verso y cada melodía.
El mariachi es indispensable en todos los shows de “El Sol de México” y la gente lo sabe, así que cuando llegó el momento fue mágico. “La fiesta del mariachi”, “La Bikina” y “La media vuelta” fueron canciones que formaron parte de esta etapa del show. El artista tuvo un ligero cambio de vestuario a camisa negra y chaleco del mismo tono. Los clásicos no se olvidan (sin importar el tiempo) y el concierto fue ejemplo de ello, ya que nadie dejó de cantar, gozar o tararear las canciones que encienden el espíritu mexicano.
La hora del fin estaba llegando y fue evidente cuando iniciaron las rolas que todos y todas atesoran: “No me puedes dejar así”, “La incondicional”, “Ahora te puedes marchar” y “La chica del bikini azul”. Después de una hora y cuarenta el cantante culminó el concierto, dejando a la multitud con ganas de más y por unos minutos se quedó en el centro del escenario para procesar lo que estaba viviendo. Con algunos besos al aire les dijo adiós y así fue como “El Sol de México” brilló una vez más.