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CORTE Y QUEDA. La nueva entrega de la heroína rosa de Hollywood llegó recientemente a las salas de cine como una propuesta disfrutable para los amantes de la saga

‘Bridget Jones: Loca por él’: Nunca es tarde para volver a amar

Fotograma de 'Bridget Jones: Loca por él' (CORTESÍA)

En el 2001, la actriz Renée Zellweger daría vida por primera vez al emblemático personaje de las novelas de Helen Fielding, Bridget Jones, una treintañera, soltera y de hábitos poco saludables que la consagró como una importante actriz de nuestra generación, consiguiendo llevar a la icónica dama a nominaciones por el Oscar, Globo de Oro y BAFTA.

Veinticuatro años después y ocho después de su última aparición en cines, está de vuelta para darse un segundo aire en Bridget Jones: Loca por él.

El director Michael Morris toma la batuta en esta adaptación con una vasta experiencia en series (Bloodline, Better Call Saul) y una ópera prima que alcanzó una polémica nominación al Oscar para Andrea Riseborough en el drama Mala suerte, buena suerte (2022).

Esta vez abraza la comedia y trae de vuelta a nuestra británica favorita en una etapa diferente de su vida: con poco más de cincuenta años, afrontando los desafíos de la vida moderna mientras hace malabares con las responsabilidades de la maternidad de sus dos hijos con Mark Darcy.

Sin embargo, parecería que la alegría de su hogar se ha ido ante la ausencia de Darcy y ahora, la señora Jones se embarcará en un nuevo viaje donde aprenderá importantes lecciones sobre empezar de nuevo, aprender a soltar y como nunca es tarde para volver a vivir la vida.

Gracias al gran papel de Zellweger, que se siente como si nunca hubiera dejado el rol, sumado al factor nostalgia que explota la cinta de forma inteligente sin que influya directamente en la trama del filme, hacen de este cinta un gran regreso/cierre para el personaje.

LA MÚSICA, MÁS QUE VITAL

Uno de los más grandes aciertos que esta cuarta entrega tiene es el volver a usar el soundtrack de forma eficiente para ayudar a narrar la historia de Jones, elemento que se había quedado muy a la orilla en las dos anteriores secuelas. Pero aquí, desde el comienzo se siente esa vibra, cuando “All by myself” vuelve a hacer su aparición en la solitaria vida de Bridget.

Pero el relato se complementa de bella forma con canciones como “Pearls” de Jesse Ware, “Worth it” de RAYE y “Toes” de Glass Animals, que se suman a clásicos como Arteha Franklin, Madonna, o el ya tema clásico interpretado por Robbie Williams, “Have you met miss Jones?”, que ayudan a darle identidad a la historia.

Y es que ese choque entre lo juvenil y moderno con lo clásico es algo que permea todo el relato. El dilema de Jones ahora se plantea no entre el siempre pragmático Darcy y el alocado Daniel Cleaver (Hugh Grant como él mismo), siendo inapropiado como siempre, si no entre el serio pero de buen corazón profesor Wallaker (Chiwetel Ejiofor) y el ‘eye candy’, joven y bello, Roxster (Leo Woodall), un estudiante coqueto con el que tiene atracción inmediata.

UNA MADRE TENTADA

Este conflicto se desarrolla de manera distinta para Bridget, quien en su etapa de madre no sólo enfrenta la dulce tentación de ser atraída por alguien más joven, sino que también enfrenta las consecuencias de lo mismo.

Por otra parte, está la cuestión con sus hijos, especialmente el mayor que tiene un gran problema con la pérdida de su padre. Ni qué decir de la particular dinámica reflexiva con su más viejo amigo Daniel, que junto a Bridget admite que el tiempo no ha pasado en vano. Es esa complejidad picaresca que nos remite a la primera película la que hace que esta entrega se sienta tan natural y llena de vida.

¿QUÉ HUBIERAN HECHO USTEDES?

Ni qué decir de los papeles de Chiwetlel Ejiofor y Leo Woodall. Acostumbrado a hacer papeles dramáticos o de villano, Chiwetel demuestra una sensibilidad interesante al mostrar dos caras de un personaje que, al ser amante de la ciencia, no cree en los espíritus o la religión. Sin embargo, poco a poco se va soltando hacia algo nuevo.

Por su parte, Woodall exuda su sensualidad y la lleva a buen puerto, siendo el oscuro objeto de deseo no sólo de nuestra protagonista sino de todas las mujeres que lo conocen, incluso de algunas damas en el público que seguramente soltarán suspiros al verlo. Entre ambos hay un equilibrio entre juventud y madurez, entre lo que fue y puede ser, que resulta muy interesante para la trama.

UNA PELÍCULA DIGNA

Además, otra virtud es que el guión es tan bien desarrollado y presenta de buena forma a Bridget que aún sin saber nada de ella, genera una empatía inmediata con el público. Eso ayuda a que las peripecias de la británica se sientan auténticas, pero también el drama y los momentos de reflexión, mismos que aparecen en la segunda mitad del filme, el cual adquiere un tono más serio pero que sobrevive gracias a la chispa de Zellweger y Ejiofor en pantalla.

Existe un buen balance entre comedia y drama, llenando no sólo de momentos graciosos al más puro estilo de Bridget Jones, sino también la necesaria emoción para provocar por momento un par de lágrimas mientras aprendemos, junto a la protagonista, que a pesar de las dificultades, nunca es tarde para volver a amar y rehacer aquello que nos hace seguir vivos.

Así, Bridget Jones: Loco por él se convierte en una digna entrega para la disparatada mujer que la protagoniza y para todos aquellos que han acompañado a esta peculiar heroína por tantos años, recibiendo con brazos abiertos a todos aquellos que quieran leer su diario.

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