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Thunderbolts* ya está disponible en cines en México

Thunderbolts*: todo lo que debes saber de la nueva película de Marvel

Thunderbolts
Thunderbolts Así lucen los protagonistas de la nueva película de Marvel (Marvel Estudios)

La maquinaria de Marvel Studios vuelve a girar con fuerza gracias a Thunderbolts*, una cinta que, lejos de buscar el brillo titánico de los Avengers, se hunde en los escombros emocionales de personajes rotos, para encontrar ahí una inesperada chispa de redención durante 126 minutos de duración de la cinta.

En un momento en el que el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) parece haberse convertido en su propio laberinto narrativo, la película dirigida por Jake Schreier surge como un experimento necesario: un relato de antihéroes, traumas y cuerpos a medio camino entre la gloria y el olvido.

Con un tono irreverente y hasta melancólico, Thunderbolts representa un regreso a lo esencial para la franquicia. No porque la historia sea simple —que no lo es—, lo importante recae en que se atreve a contarla con un pie fuera del molde superheroico. La película no busca efectos deslumbrantes o cameos glorificados; apuesta, en cambio, por un elenco que transita más por las grietas de su humanidad que por sus habilidades extraordinarias.

Florence Pugh lidera esta sinfonía de fracturas interpretando a una Yelena Belova cansada de matar y rota por dentro. La actriz, nominada al Óscar, entrega una de las actuaciones más introspectivas del universo Marvel.

Florence Pugh
Florence Pugh La actriz interpreta a Yelena Belova (EFE)

La acompaña un reparto tan peculiar como magnético: Sebastian Stan como el Bucky Barnes más cínico y político que hemos visto; David Harbour repitiendo su papel de Red Guardian con una mezcla entre resignación y ternura; y Lewis Pullman, revelación de la cinta, como un hombre con memoria en blanco y poderes de proporciones casi mitológicas, bautizado únicamente como “Bob”. A ellos se suma una Valentina Allegra de Fontaine que Julia Louis-Dreyfus moldea con maestría en un retrato maquiavélico de poder institucional y manipulación emocional.

¿De qué trata Thunderbolts*?

En su núcleo narrativo, Thunderbolts* es un thriller psicológico disfrazado de película de acción. La premisa no podría ser más desconcertante: un grupo de personajes desechados por el sistema, reunidos en una base secreta bajo pretextos oscuros, con la instrucción implícita de eliminarse entre ellos. La artimaña viene desde las altas esferas: Valentina, directora de la CIA y figura siniestra de varias escenas post-créditos anteriores, intenta borrar los rastros de sus experimentos humanos fallidos con una limpieza total, mientras el Congreso de Estados Unidos comienza a acorralarla.

Entre los perdedores está Ghost, interpretada con sutileza por Hannah John-Kamen, la Taskmaster de Olga Kurylenko aún sin una identidad clara, y John Walker (Wyatt Russell), el ex Capitán América que jamás encajó en el traje ni en el símbolo. Todos ellos arrastran pasados turbios y heridas mal cerradas. Todos son piezas prescindibles en un tablero donde el objetivo es la eliminación mutua.

Pero lo que empieza como una lucha por la supervivencia se transforma en algo inesperado: una comunidad improbable de almas fracturadas que, por accidente o necesidad, empieza a construir vínculos reales. El guion, sin caer en sentimentalismos, insinúa que incluso en medio del vacío —ese enemigo final apenas nombrado— puede haber lugar para la empatía, la amistad y hasta el sacrificio.

¿Thunderbolts*, la salvación de Marvel?

Thunderbolts llega en un momento clave para Marvel. Después del cierre apoteósico de Avengers: Endgame, la franquicia se fragmentó en narrativas paralelas, multiversos excesivos y personajes desdibujados. Esta nueva cinta, con un presupuesto robusto pero una puesta en escena más contenida, se siente como un punto de inflexión: recupera el valor de los personajes por encima de las explosiones y vuelve la mirada hacia dentro, hacia las emociones.

Lo más interesante de la propuesta de Schreier es que no necesita gritar para ser escuchada. El director conjuga humor, acción y dolor con una sensibilidad que recuerda más a películas independientes que a una superproducción. Incluso el villano principal, una entidad conocida como The Void, se presenta más como una metáfora del colapso emocional que como una amenaza concreta.

Hay algo de ironía en que sean estos “nadies” quienes devuelvan algo de alma al MCU. Como una suerte de “Los Indestructibles” adolescentes, Thunderbolts explora la posibilidad de que el heroísmo no provenga del poder, sino del reconocimiento de las propias debilidades.

Thunderbolts*: Un asterisco que lo cambia todo

El título no miente: ese asterisco al final de Thunderbolts es más que un guiño visual. Esa nota al pie, ese añadido que normalmente ignoramos, tiene un mensaje que tendrás que descubrir al momento de verla y reflexionar al salir del cine.

En definitiva, Thunderbolts* no es una película perfecta, pero tampoco intenta serlo. Su valor reside precisamente en su imperfección, en su voluntad de buscar un nuevo lenguaje para hablar de los superhéroes cuando ya todo ha sido dicho. Tal vez no sea la cinta que redima al MCU en su totalidad, pero es, sin duda, una película que demuestra que aún quedan historias que vale la pena contar. Y ver, aunque el final deje mucho que desear.

¿Hay escenas poscréditos en Thunderbolts*?

Sí, como es costumbre tendrás que esperar para verlas.

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