
Gonza Silva no oculta la emoción al hablar de su show sold out del pasado 22 de mayo en Ciudad de México. A unos días de haberlo vivido, confiesa que no esperaba esa respuesta del público mexicano, sobre todo porque su disco Pronto estaré bien aún no había salido:“Me hizo sentir muy afortunado. Me da mucha ilusión saber que mi música resuena en Ciudad de México, aunque aún no hayan escuchado mi último proyecto”.
Ese proyecto es su primer álbum de estudio y también un viaje íntimo al duelo que ha marcado su historia: la pérdida de su padre a causa de la depresión. Gonza no solo decidió nombrarlo en sus canciones, sino también usar su guitarra como puente sonoro para reconciliarse con el pasado: “Quise honrar su memoria usando su instrumento, que llevaba años abandonado. Lo encontré y le di vida en este álbum. La intención más grande es transformar el dolor y dejarle saber al que escucha que, a pesar de todo, pronto estará bien”.
Esa mezcla entre catarsis y esperanza atraviesa todo su trabajo. Temas como “Qué bien se siente volver” o “Luces de Bengala” no solo conmueven por sus letras, sino por su tratamiento sonoro, donde cada elemento —desde la voz hasta los silencios— parece estar calculado para generar una experiencia emocional completa. “Siento que estas canciones me tocan la puerta, no nacen solo de mí. Mi único trabajo es hacerlas llegar”, explica.
Para Gonza, cada tema es una criatura con vida propia:“La guitarra suena de una forma, pero cuando le agregas esta escarcha tecnológica, con diseño sonoro, se convierte en algo más. Son criaturas. Tienen textura, forma, incluso movimiento”.
Un mapa sensorial entre folk e indie latino
Aunque el universo sonoro de Gonza Silva remite a artistas como Bon Iver, Novo Amor o Noah Kahan, también reconoce la influencia directa de un talento nacional: “Un artista de acá de México que me inspiró mucho fue Arath Herce, de Veracruz”.
Sus canciones, además de emocionar, buscan construirse como mapas sensoriales. “La nostalgia, el duelo, el renacer, el porvenir... no tienen un solo color ni matiz. Por eso fui meticuloso con el arco del álbum. Empieza en un lugar, baja, se oscurece y luego sube hacia un porvenir”, señala. Esta estructura es parte esencial de su propuesta: una experiencia que se transforma con cada escucha.
Silva cree firmemente en la imperfección como sello de autenticidad. “Hoy la música se ha vuelto muy matemática, muy perfecta. Pero cuando tocas un instrumento, hay fluctuaciones en el ritmo, en la intención. Esas imperfecciones encapsulan lo humano, y eso es lo que intento transmitir”, afirma.
La ingeniería del sonido fue clave para lograr esa mezcla de folk íntimo y producción indie moderna. “Me costó mucho entender que grabar una guitarra no es solo apretar ‘Rec’. Hay miles de factores técnicos que influyen en cómo se siente una canción. Eso fue una gran revelación”.
De escribir solo en su cuarto a tatuajes compartidos con fans
Más allá de los escenarios y los estudios, la música de Gonza Silva ha logrado una conexión profunda con su audiencia. Varios fans incluso se han tatuado frases de sus canciones, como “Cariño y fe”. Ese gesto no pasó desapercibido para el artista, quien terminó haciéndose el mismo tatuaje:“Es un honor. Son frases que escribí en la intimidad de mi cuarto, sin saber si algún día tendrían valor para el mundo. Y ver que alguien las lleva en su piel… me hace sentir que pertenezco”.
Aunque ahora vive un momento de reconocimiento, su camino no ha sido fácil. “Hace dos años era mesero, limpiaba mesas. Me costó confiar en mi arte. Pero aprendí que si uno cree en lo que siente, si lo sostiene, puede llegar a lugares que jamás imaginó”.
Su gira por México, que incluye fechas en Guadalajara, Querétaro, Puebla y Monterrey, será también una oportunidad para estrechar lazos con públicos diversos. “La música es un puente que nos une y nos recuerda que no somos tan distintos”, comenta.
Como artista independiente, confiesa que los mayores retos han sido enfrentarse a la página en blanco y aprender a soltar. También reconoce que, en medio de la promoción y las giras, ha tenido que aprender a proteger sus espacios de inspiración: “Parece que no estoy haciendo nada, pero esos momentos de silencio son fundamentales para que lleguen nuevas ideas”.
Gonza Silva cierra con un mensaje claro:“Si estás pasando por un momento de confusión, de neblina mental, confía en el arte. A veces, el arte dice lo que la lógica no puede. A mí me salvó. Y espero que a quien escuche este álbum también le ayude a sanar”.