Escenario

El cineasta Luis J. Arellano ha logrado posicionar su voz en festivales nacionales e internacionales con una propuesta fílmica que se adentra en el duelo, la maternidad, las emociones intensas y las contradicciones humanas.

Luis J. Arellano: “El dolor es un espejo que conecta mis historias”

Luis J Arellano

Luis J. Arellano, director, guionista y editor egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, se muestra sereno, pero emocionado al hablar de Largo Camino al Amanecer, su más reciente cortometraje, que lo llevó hasta los Sony Future Filmmaker Awards. “Fue muy grato que reconocieran el trabajo, pero lo más emocionante fue conocer a cineastas de todo el mundo, compartir procesos, ver cómo trabajan en otros contextos tan distintos al nuestro”, comenta.

La historia de Sara, la protagonista del corto, está marcada por el duelo, la violencia doméstica y la necesidad de justicia personal. ¿Cómo nació una trama tan potente? Luis lo explica con claridad: “Esta necesidad venía de un proyecto anterior, Mi Reino, un documental que también exploraba el duelo, pero desde la perspectiva de un hombre de más de 80 años que había perdido a su esposa tres décadas atrás. Con Largo Camino... quería explorar el duelo desde un lugar completamente distinto”.

Sara, madre de treinta y tantos años que pierde a su hija pequeña, se cruza con Carmen, una mujer víctima de violencia intrafamiliar con una bebé de apenas cuatro meses. A partir de ahí, la historia se transforma en un drama ético: ¿qué se justifica en nombre del amor o del dolor? La semilla del guion fue una escena cotidiana, pero inquietante, que Luis presenció en el Metro de la Ciudad de México: “Era una pareja con una bebé, muy de mañana. Tenían una expresión de agotamiento que me hizo pensar que algo no estaba bien. A partir de ahí comencé a escribir”.

De “Mi Reino” a “Largo Camino”...: dos piezas que dialogan

Ambos cortos comparten una raíz emocional profunda, aunque difieren en el abordaje. Mi Reino es memoria; Largo Camino..., presente. “La diferencia central es que aquí vemos al personaje cometer el error. En Mi Reino, Fernando recuerda. En Largo Camino..., Sara actúa. Comete un error trágico al querer reparar su pérdida apropiándose de la hija de otra mujer”, explica Arellano.

Su interés por lo emocionalmente complejo no se queda en la ficción. Ha trabajado como editor para plataformas como Netflix, Amazon y VIX, experiencia que lo ha nutrido enormemente. “Editar me ha dado ritmo, ojo, pero también me ha enseñado a cambiar de rol. Cuando estoy escribiendo, dejo de lado al director y al editor. Cada etapa del proceso necesita a un Luis diferente”.

Actualmente, trabaja en dos largometrajes en desarrollo: Silvia y el miedo y Fatherland. El primero, ambientado en Tlaxcala en los años 80, retoma temas de maternidad, género y folclore. “Silvia es una madre de tres que se enfrenta a los ideales tradicionales de lo que ‘debe ser’ una madre en la sociedad mexicana”, explica. El segundo, Fatherland, aborda la herencia violenta de padres a hijos varones, pero desde una mirada irónica: “Tiene un tono de comedia que hace contraste con el tema. Habla de lo que los hombres heredamos emocionalmente, y de cómo eso nos afecta”.

Las obsesiones del cineasta: familia, infancia y humanidad

Al hablar de sus influencias, Arellano es claro. Aunque le mencionan a Ari Aster como un referente, él señala otros nombres: “Ari Aster me gusta, pero no estoy tan dentro del género. Me marcaron más Werner Herzog, Thomas Vinterberg, Lars von Trier y Kiyokazu Koreeda. Sobre todo Koreeda, por cómo retrata la infancia y las relaciones humanas”.

¿Está construyendo una trilogía del duelo, como lo hiciera Von Trier con la depresión? Luis niega esa intención consciente. “No. Me di cuenta después de que terminé Largo Camino... que hacía espejo con Mi Reino. No lo planeé así. No estoy buscando construir una saga temática. Sale del inconsciente, creo”.

En todos sus trabajos, hay un hilo que se repite: las dinámicas familiares, los momentos que nos marcan desde la infancia, sean o no traumáticos. “Me obsesionan esos momentos canónicos que te transforman para siempre. No tienen que ser trágicos, pero sí definitivos. Eso me mueve”.

Antes de despedirse, deja un consejo para las y los jóvenes cineastas que buscan contar historias complejas sin caer en lo sensacionalista: “Investiga. Escucha. Empápate de las emociones reales. No te vayas al maniqueísmo. Mientras más tonalidades tenga una historia, más resonará con el público”.

Para quienes deseen seguir el camino de este talentoso realizador, Largo Camino al Amanecer ya ha tenido proyecciones en Shorts México y se espera que tenga nuevas fechas en festivales de Latinoamérica.

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