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Lejos de disolverse en su segundo álbum, Wet Leg se consolida como una banda que vale la pena escuchar

Así suena “Moisturizer”, el provocador nuevo disco de Wet Leg

Nuevo disco de Wet Leg
Nuevo disco de Wet Leg La banda británica lanzó su segundo álbum

En el torbellino del indie británico, pocas bandas han irrumpido con la mezcla perfecta de sarcasmo, sensualidad y riffs afilados como Wet Leg. Su debut en 2022 fue una bofetada fresca al tedio del alt-rock, un álbum viral que parecía haber salido de una conversación irónica entre amigas aburridas, sin más pretensión que divertirse.

Tres años después, Moisturizer confirma que aquella energía era genuina; ahora se presenta como una declaración de poder artístico.

Reseña del nuevo disco de Wet Leg

Rhian Teasdale y Hester Chambers ya no son las chicas que ironizaban de forma indirecta. Moisturizer las presenta como mujeres curtidas por la carretera, por la fama, y sobre todo, por el amor inesperado.

El álbum nace, sí, de un romance queer que transformó la perspectiva lírica de Teasdale, pero también del roce constante con la maquinaria de la industria. El resultado es un disco que deja atrás las burlas vacías y comienza a habitar los matices del deseo con la misma actitud punk que las catapultó a los Grammy.

Desde el primer track, “CPR”, el tono está marcado con guitarras que rugen, sintetizadores como sirenas de auxilio y una confesión frontal —“Estoy enamorada”— que suena menos a dulzura y más a colapso emocional. Y esa tensión entre el gozo y la crisiss se expande como humedad entre los 12 temas del disco y los 38 minutos de duración.

Lo más sorprendente de Moisturizer es cómo la banda transita del sarcasmo de su debut a una emocionalidad sin filtros. Canciones como “Davina McCall” y “Don’t Speak” desbordan ternura sin perder el estilo. Teasdale canta como quien bajó la guardia y, al mismo tiempo, conserva la lengua que la caracteriza.

Hay una voluntad constante de empujar los límites de lo romántico hacia lo ridículo, como si la banda quisiera desactivar el melodrama del amor con la misma pasión con la que antes despotricaban contra “babosos sin gracia”.

Moisturizer representa también un salto sonoro. La banda abraza sin pudor la distorsión noventera y los grooves bailables del Britpop. Si en el debut las canciones parecían garabatos guitarreros con letras chistosas, aquí cada pista suena como una composición cruda, pegajosa y contundente.

Canciones del nuevo disco de Wet Leg

Canciones como “Pillow Talk” y “Catch These Fists”  son bombas sonoras donde la batería y el bajo no descansan, y la producción abraza ese caos emocional con una nitidez especial. Ya no estamos ante un proyecto de amigas con guitarras, ahora se trata de una banda de cinco con músculo, propósito y colmillo.

Aunque hay menos diatribas contra “imbéciles” y más exploraciones sobre el amor, Wet Leg no perdió el gesto político que las define. En “Mangetout”, el desprecio regresa con precisión quirúrgica.

Lejos de disolverse en su segundo álbum, Wet Leg elige consolidarse. Moisturizer no recurre a baladas complacientes (bueno, quizá sólo a una) ni intenta replicar el debut, ahora se expande hacia territorios más carnales, más extraños, más propios. 

¿Qué tan bueno es el nuevo disco de Wet Leg?

Aunque Moisturizer es un paso firme hacia una versión más madura y expansiva de Wet Leg, no todo en el disco alcanza el mismo nivel de inspiración. Hay momentos —como el tema “11:21”— donde el tempo cae en una languidez que no termina de conectar con la electricidad emocional del resto del álbum. Su intento de construir una atmósfera etérea y vulnerable se siente forzado, más como una pausa innecesaria que como un clímax emocional. 

Moisturizer es arriesgado y divertido, pero también prueba que incluso las bandas más frescas pueden tropezar cuando la fórmula empieza a circular en exceso por su propio universo referencial.

Sin embargo, quien piense que Wet Leg fue una moda pasajera, tiene que escuchar su nuevo disco y quizá salgan convencidos de que vale la pena darle un oportunidad  a este segundo álbum que esquiva la maldición del debut inolvidable y establece un nuevo canon para el indie contemporáneo dejando como reflexión que sí se puede ser tierno y punk, queer y pop, serio y estúpidamente divertido al mismo tiempo.

El cierre con “U and Me at Home” resume todo. Entre guitarras, la banda confiesa su origen accidental y se ríe del vértigo de haber llegado tan lejos.

Wet Leg sigue siendo ese chiste interno que se salió de control; con ello se puede afirmar que el disco es bastante recomendable y que está listo para ser devorado por su circulo de fans y también por aquellos que dudaron en la persistencia de la banda británica. 

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