Escenario

Jaxho y Macario Martínez nos sumergen en la intimidad de Crónica de una Vida, una canción donde confluyen el Son Jarocho, el Dream Pop y el duelo emocional

“Crónica de una Vida”: Jaxho y Macario Martínez fusionan Son Jarocho y Dream Pop desde la emoción

Jaxho y Macario Martínez

En un estudio improvisado y cargado de emoción nació Crónica de una Vida, un tema donde la tradición veracruzana del Son Jarocho se funde con las atmósferas oníricas del Dream Pop. Los responsables de esta atrevida combinación son Jaxho, originario de Veracruz, y Macario Martínez, cantautor que también ha bebido de las raíces jarocha.

“Desde que conocí a Macario supe que era el ideal para esta colaboración,” cuenta Jaxho. “Él tenía esta vibra huapanguera, y yo venía de la energía del fandango. Unimos nuestros universos musicales y todo fluyó muy natural y mágicamente.”

Por su parte, Macario recuerda cómo su experiencia en bandas de tintes alternativos se mezcló con las influencias tradicionales: “Siempre me ha gustado mezclar los sonidos que me conmueven. Crecí escuchando proyectos como Beach House, pero también el Son Jarocho y el Huapango. En esta canción hay mucho de Pink Floyd, hay folk, hay emoción. Y sobre todo, hay identidad.”

En ese cruce de caminos, el folclore no es un ornamento, sino un pilar emocional y técnico. “A veces la gente piensa que fusionar géneros es una moda, pero aquí hubo un proceso emocional real. Tuvimos que perder el miedo a experimentar, sin dejar de honrar nuestras raíces”, explica Macario.

Música desde la herida

Lo que distingue a Crónica de una Vida no es solo su originalidad sonora, sino la profunda carga emocional con la que fue concebida. Jaxho recuerda que compuso la canción hace cuatro años, en medio de una fuerte crisis personal. “Estaba viviendo un momento muy oscuro, me sentía perdido, comparándome con todos y sin sentirme realizado. Las palabras salieron como un desahogo, como una necesidad de liberarme.”

La pieza tomó forma definitiva cuando conoció a Macario, a quien le compartió la canción buscando una interpretación que le hiciera justicia. “Él tiene una sensibilidad muy especial. Le conté del tema, le dije que necesitaba a alguien que pudiera conectar con lo que yo había sentido. Y la respuesta fue inmediata.”

La conexión se profundizó cuando, justo un día antes de grabar las voces, Macario enfrentó una pérdida personal. “Había muerto mi perrito Greñas, que me acompañó por 16 años. No estaba del todo consciente ese día, solo sabía que necesitaba estar acompañado. Cuando empecé a cantar, todo conectó. Cada palabra tenía un peso emocional enorme. Lo que se escucha es 100% genuino.”

La frase central del coro —“vida, arráncame”— surgió también de un momento muy visceral para Jaxho: “Recuerdo estar en el mar, siendo arrastrado en un flotador, sin saber qué animal rozó mi pierna. Me generó mucho miedo. Esa sensación de ser llevado a lo desconocido fue la base. Luego lo conecté con la sensación de hundirme emocionalmente. Es una súplica y una declaración al mismo tiempo.”

Crónica de una vida

Sonidos artesanales, sueños contemporáneos

Lograr que instrumentos tradicionales como la jarana se integraran a una producción más atmosférica fue tanto un reto emocional como técnico. “La jarana tiene una afinación muy artesanal, es complicada de grabar bien. Pero es también parte de su belleza,” explica Macario. “Fue un trabajo muy delicado, pero al final encontramos la forma de hacerla convivir con sintetizadores, reverbs, efectos… y se volvió un instrumento protagonista.”

La idea de la utopía marina, que Jaxho ha desarrollado como parte de su proyecto artístico, también está presente. “Es mi manera de transportar mis raíces veracruzanas a la ciudad. Un universo melancólico, azulado, donde convive lo visual, lo teatral, lo personal.” Macario complementa: “Esa visión nos conecta. Yo también tengo raíces jarochas. Esta colaboración fue como regresar a casa, pero sin dejar de mirar al horizonte.”

Cuando se les pregunta qué quieren provocar en el público con esta canción, la respuesta es clara: resiliencia y empatía. “Queremos que escuchen la letra, que se identifiquen, que sepan que no están solos,” dice Jaxho. “Es una canción que habla de soltar, de sentir, pero también de seguir.”

Macario agrega: “En estos tiempos es fácil perder el rumbo, por eso necesitamos canciones que te abracen. Esta es una de ellas.”

Ambos artistas están trabajando en proyectos individuales, pero aseguran que esta no será su última colaboración. “Desde el principio hubo un match muy bonito,” dice Jaxho. “Estamos formando una especie de familia sonora, y eso lo hace más valioso.”

Finalmente, reflexionan sobre el lugar de la música alternativa en México: “Sí, hay espacio, y cada vez más gente quiere escuchar algo distinto. Aunque la industria está dominada por géneros urbanos, hay un público que busca estas fusiones, que se abre a lo emotivo, a lo íntimo.”

Y así, con la esperanza como motor, Jaxho y Macario despiden la entrevista. Lo hacen con la humildad del artista que sabe que su trabajo no es solo entretener, sino también acompañar, sanar y conectar con el alma de otros.

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