
Diez años de “Rock en tu idioma” no solo resumen una década de música en vivo, sino una profunda travesía emocional, artística y cultural. Para Sabo Romo, bajista, productor y fundador del proyecto, este cierre representa el fin de un ciclo tan poderoso como transformador. En entrevista, Sabo describe este momento como “un logro encomiable, maravilloso y alucinante”, no solo por la magnitud del concierto del 10 de septiembre en el Auditorio Nacional, sino por la conexión emocional y artística que se ha generado entre músicos y público.
El proyecto, que ha reunido a figuras icónicas como Cecilia Toussaint, María Barracuda, Bon y Hugo Rodríguez, ha servido como plataforma para reinterpretar y resignificar canciones que, aunque surgidas hace más de tres décadas, siguen conectando con nuevas generaciones. “No es solamente una colaboración escénica, es una forma de decirnos que seguimos aquí, con algo que decir y que compartir”, afirma Romo.
La despedida de Sabo del colectivo no es un retiro de la música, sino un impulso hacia nuevos territorios sonoros y emocionales. Como él mismo explica, su carrera ha sido una constante promiscuidad musical, colaborando con artistas tan diversos como Benny Ibarra, Alex Syntek o agrupaciones de rock experimental. En ese sentido, este adiós es también una bienvenida a lo desconocido, a lo que vendrá. “Lo desconocido no me da miedo. Me excita de una manera sobrenatural”, asegura.
Rock en tu idioma: de nostalgia a resistencia cultural
Desde su concepción, Rock en tu Idioma se presentó como una celebración de una época dorada del rock en español. Sin embargo, a lo largo de la década, evolucionó hacia una plataforma viva de resistencia cultural, donde la música dejó de ser un mero recuerdo y se convirtió en un espacio de encuentro entre generaciones.
“Esto se volvió una enciclopedia viva”, señala Sabo, citando una frase de su colega Chiquis Amaro, quien definió el proyecto como un tomo de consulta básica de la historia musical latinoamericana. Lo cierto es que canciones como El Final, No hay nada eterno o Bomba de Tiempo han vuelto a resonar con fuerza, incluso en jóvenes que no vivieron el auge original del movimiento.
Romo también reconoce que el contexto musical actual ha desplazado al rock en español de los reflectores principales. “El rock pasó por un hoyo negro importante”, comenta, señalando el auge del reggaetón, lo urbano y el regional mexicano. Sin embargo, lejos de verlo con nostalgia amarga, lo considera parte del ciclo natural de la industria. “La música es un vaivén sexy. Vendrá una nueva marea, y con ella cosas rescatables y emocionantes”.
La permanencia del rock, explica, depende de su capacidad para reinventarse sin perder su esencia. Cita como ejemplos contemporáneos a artistas como Paco Amoroso y Catriel, cuya propuesta tiene más en común con Luis Alberto Spinetta o Hermeto Pascoal que con lo que tradicionalmente se asocia al género urbano. “No hay que tenerle miedo al cambio, sino más bien abrazarlo con inteligencia”.

El legado de un colectivo: pasado, presente y futuro
Lo que empezó como una idea para rememorar el rock de los ochenta se convirtió en una hermandad artística. “Este proyecto se construyó con amor, respeto y pasión. Lo hicimos con amigos, con gente que nos admiramos profundamente”, comenta Sabo. Ese tejido humano es, quizá, el mayor logro de “Rock en tu idioma”.
Más allá del espectáculo en vivo, el proyecto deja una huella documental y emocional. Romo revela que hay dos discos sin lanzar y fragmentos de documental que podrían ver la luz en el futuro. “No es una bomba nuclear lo que viene. Hay instrucciones, hay legado, hay continuidad”, afirma con convicción.
Además, los músicos que formaron parte del colectivo siguen activos: La Lupita lanza nuevo sencillo, Ritmo Peligroso celebra 40 años con disco nuevo, Bon compone para cine, y cada uno continúa su camino con proyectos propios. “Se acaba Rock en tu Idioma, pero no nosotros. Seguimos aquí, vivos, con ideas, con música”.
Para Romo, la música ha sido siempre una forma de juego, de unión y de catarsis. Así define también este proyecto: un espacio donde se ha generado diversión, comunidad y recuerdos inolvidables. “Hemos logrado que papás, hijos y hasta nietos canten juntos las mismas canciones. ¿Qué más se puede pedir?”.
Finalmente, sobre lo que viene, Sabo es claro: “Vamos a barbechar la tierra para sembrar cosas nuevas”. Y con esa metáfora, deja claro que el final de este ciclo no es un cierre, sino una transformación. La historia continúa, solo que en otro tono, con otros ritmos, y con la misma pasión. Ya puedes comprar los boletos en SuperBoletos.
Nos vemos el 10 de septiembre, en el Auditorio Nacional, dice Romo con voz firme pero emocionada. Porque ahí, entre luces, acordes y ovaciones, se despide un proyecto que marcó a generaciones y se abre un nuevo capítulo para uno de los músicos más inquietos y creativos del rock latinoamericano.