
Después de varios años, los personajes de Mirreyes contra Godínez vuelven a la pantalla grande y lo hacen en un escenario inesperado: Las Vegas. Para Michelle Rodríguez, la experiencia fue emocionante y profundamente significativa. “Muy emocionados, muy felices y también muy orgullosos, porque sabemos que a la gente le gusta mucho reencontrarse con los personajes y ahora nos los llevaron bien lejos”, comentó.
Regina Blandón complementó esa sensación al describir esta tercera entrega como un cierre a gran escala: “Esta película se siente como el cierre de una era. Que sea así, en grande y en Las Vegas, con una producción tan ambiciosa y extravagante, está increíble”.
El equipo recuerda con cariño los momentos de rodaje, sobre todo las escenas que resultaron imposibles de grabar sin ataques de risa. “La del funeral fue la más divertida. Nadie podía de la risa, ni las cámaras, ni nosotros. Nos tardamos años porque era imposible continuar”, confesó Blandón entre risas. Rodríguez, por su parte, señaló que lo vivido en el lobby del Caesars Palace fue inolvidable: “No solo nuestras caras eran genuinas de emoción por estar ahí, también las desveladas, los descansos tirados en el piso a las cuatro de la mañana mientras la gente nos veía. Es de lo más divertido que pasamos allá”.
Para Daniel Tovar, las secuencias con caballos fueron un reto inesperado y a la vez disfrutables: “Lo de los caballos estuvo chingón”. Mientras tanto, Roberto Aguire se queda con un recuerdo peculiar: “El brunch. Lo disfruté muchísimo en ese momento”.
Un crecimiento paralelo al de los actores
La película no solo refleja la evolución de los personajes, también la de los propios intérpretes. Blandón explicó que en esta entrega se enfrentan a conflictos más adultos: “En la primera, todo giraba alrededor de la diferencia entre un bando y otro. Ahora los problemas son más complejos, Mitch y Genaro están a cargo de la empresa, enfrentan responsabilidades distintas y eso refleja también la madurez que vamos adquiriendo todos”.
Aguire, en cambio, destacó el privilegio de haber acompañado a su personaje a lo largo de tres entregas: “En cine no siempre se tiene la oportunidad de explorar tanto a un personaje. Rich, aunque mantiene su esencia, en esta película enfrenta una crisis en el lugar que él consideraba su hogar: Las Vegas. Eso lo obliga a preguntarse ‘¿quién soy con mis amigos, con mi familia, ante la sociedad?’. Es un viaje muy humano”.
Para Tovar, ver la película terminada fue como mirarse en un espejo del tiempo: “A veces no nos damos cuenta de cómo vamos creciendo en la vida. Al ver esta entrega me cayó el veinte de cuánto hemos cambiado, no solo los personajes, también nosotros como personas. Creo que eso le pasará también al público: verán a los mismos personajes de siempre, pero en una situación mucho más grande, más compleja y también más emotiva”.
El elenco coincide en que esta cinta, además de ser una comedia con el sello característico de la saga, tiene un componente emocional que la convierte en un cierre nostálgico para la historia.
El reto de filmar en Las Vegas
Uno de los mayores desafíos fue trasladar la producción a un lugar tan icónico y demandante como Las Vegas. Blandón recordó las dificultades logísticas: “Literal nuestras visas casi no llegaban, ya estábamos buscando dónde filmar. Y cuando al fin se resolvió, nos tocaba grabar a las tres de la mañana porque el casino nunca cierra. Teníamos solo de tres a seis de la mañana para filmar. Ensayábamos antes para aprovechar ese tiempo. Además, hacía frío, ocho grados, y había escenas en traje de baño. Fue pesado, pero infinitamente divertido. Al final, era ir a trabajar con amigos”.
Tovar compartió la magnitud del esfuerzo de la producción: “Nuestros productores hicieron un esfuerzo enorme. Incluso me acuerdo que Chava Cartas nos dijo que ni Casino ni Ocean’s Eleven habían filmado en un casino real de Las Vegas porque es demasiado caro. Y nosotros lo logramos, filmamos en el Caesars Palace. Eso es un lujo para una película mexicana”.
Rodríguez agregó con orgullo que la recepción en Estados Unidos fue muy positiva: “La gente en el Caesars estaba contenta de recibirnos. Más que un simple ‘pasen’, nos dieron la bienvenida. Y eso demuestra que nuestra industria va por buen camino, que la comedia puede ser un pretexto para contar cosas importantes y que podemos ser bien recibidos en cualquier parte del mundo”.
Al finalizar la charla, los actores definieron la película en una sola palabra: “Loca”, “extravagante”, “gigante” y hasta “Elvis” fueron algunas de las ocurrencias que revelan el tono irreverente del filme. Pero más allá de las bromas, dejaron clara una invitación al público: “No se pierdan Mirreyes contra Godínez: Las Vegas, porque esta historia no solo hará reír, también emocionará a quienes han seguido a estos personajes desde el inicio”.
La cinta ya se encuentra en cines y, como ellos mismos aseguran, es perfecta para ir con amigos, familia o incluso compañeros de oficina. Una comedia mexicana que, con risas y nostalgia, busca conquistar nuevamente al público.