Escenario

Askenazi reflexiona sobre las dualidades y los roles construidos por la sociedad en El rey de la fiesta

ENTREVISTA. El cineasta habló de su más reciente filme junto a su protagonista Giancarlo Ruiz, quien destaca por interpretar a dos personajes

El hombre en el espejo
El filme ganó el Cabrito de Oro 2021 a la Mejor Película del Festival Internacional de Cine de Monterrey. El filme ganó el Cabrito de Oro 2021 a la Mejor Película del Festival Internacional de Cine de Monterrey. (CORTESIA)

El rey de la fiesta, tercer largometraje del director Salomón Askenazi, llega a las salas de cine este jueves 20 de enero, bajo el sello de Cinépolis Distribución, después de haber recorrido diferentes festivales de cine, entre los cuales estuvo el Festival Internacional de Cine de Monterrey, en donde ganó el Cabrito de Oro 2021, máxima presea que otorga el festival.

En Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con Askenazi y con el protagonista del filme, Giancarlo Ruiz, acerca de este proyecto que habla de la dualidad de las personas, de las crisis emocionales y de la posibilidad de tener otra vida.

La historia se enfoca en Héctor, un hombre cincuentón que vive una crisis de identidad al darse cuenta de que está aburrido de su trabajo y que su familia apenas lo soporta. Rafael, su hermano gemelo, es su socio y su opuesto total: Es mucho más relajado, excéntrico, se niega a sentar cabeza y sigue de fiesta perpetua. Cuando Rafael tiene un accidente aéreo en un viaje al que no le avisó a nadie, Héctor decide hacerse pasar por él para poder vivir una nueva vida. Así, poco a poco se libera de sus ataduras, descubre lo que su familia realmente piensa de él, comienza a sentirse más libre y finalmente se acerca más a su hija. Tras algunos días de vivir de esta manera, las consecuencias de este intercambio de identidad comenzarán a salir a la luz teniendo impacto directo en todas las personas que están cerca de él.

Comenzando la charla, Salomón nos habló de ese interés particular que parece demostrar por esta cuestión de la dualidad, mismo que también trabajó en su anterior largometraje, Dos veces tú (2018): “Es un tema que he trabajado ya aunque no de manera tan consciente. Pero admito que estoy muy clavado en este tipo de historias que hacen la pregunta del ‘¿qué pasaría si…?’ para ir más allá de las narrativas convencionales. En el caso de este filme, también me atrajo el hablar de las dualidades de las personas y de cómo muchas veces nos encerramos en un rol que creemos tener porque la sociedad nos construye así. Este guion me dio la oportunidad de trabajar cómo estas dos probabilidades, sin caer en juicios de bueno o malo, pueden funcionar”.

A su vez, Askenazi explicó un poco más acerca de su protagonista, Héctor y cómo él se enfrenta a esta cuestión de vivir una vida que lo tiene atrapado y el mundo de posibilidades que se le abre ante la ausencia de su gemelo. “Héctor pareciera estar aprisionado en ello, en ser un hombre de familia, en hacerlo todo bien, tener un trabajo estable, en su rol de jefe responsable, con todos esos candados mentales que no lo dejan salir de lo mismo hasta que se da cuenta de esa otra parte que representa su hermano, la que comienza a saborear y que le va demostrando que para ser feliz a veces no podemos ser tan rígidos pues hay muchos caminos para tratar de afrontar lo que es la vida. Ahí también existe una dualidad basada en la toma de decisiones donde aprende a que tener todo muy planeado en su día a día no siempre es lo mejor. Creo que así, la gente puede identificar qué tanto hay de Héctor o de Rafa en uno mismo y cómo ajustarlo para poder alcanzar a ser una versión ideal de uno”, expresó.

Por su parte, la estrella de la fiesta, Giancarlo Ruiz, compartió la experiencia que tuvo al realizar este doble rol tan complejo de los gemelos y lo que implicó hacer esa deconstrucción de uno de ellos. “Fue un gran reto. Creo que es un sueño para cualquier actor el tener la oportunidad de hacer un doble papel, pero conlleva una gran responsabilidad hacerlo. Es curioso porque, mientras estábamos filmando la cinta nos dimos cuenta que no sólo era hacer a Héctor y Rafa, sino que había una delgada línea en la que existía Héctor haciéndose pasar por Rafa, lo cual detonó en muchas situaciones que no estaban en el guion que se fueron dando durante la grabación, desde los manierismos y la forma en que Héctor se comportaba cuando era Rafa”, dijo.

Ruiz continuó, enfatizando la importancia que estas disimilitudes adquirían para el relato. “Con ellas se creó la necesidad de marcar las diferencias entre ambos, no sólo en la manera de vestir o comportarse sino también físicamente como las posturas. Uno está siempre encorvado mientras que el otro se para de forma recta, por ejemplo. Entonces esa cuestión de la transformación de Héctor era una cuestión más psicosomática en la que, a través de los años de cargar con tanta frustración que nomás guardaba ahí, creciendo en su estómago, de repente encuentra el punto de detonación. Curiosamente es a través de ello que se da cuenta de que necesita hacer cambios en su vida para estar bien con él mismo, con su vida y decisiones”, explicó.

Curiosamente, la película comienza con un audio muy particular del filósofo Alan Watts que sirve como una introducción hacia este dilema de la dualidad que caracteriza al filme. Salomón ahondó en ese planteamiento y en cómo funciona para la historia de su largometraje. “El audio de Watts que oímos al inicio habla mucho de cómo estamos en control sin realmente saberlo. Parecería que estamos a la deriva, sin ningún tipo de plan en este mundo pero su teoría plantea que realmente también somos creadores de todo y realmente estamos escondiendo nuestro poder para que el viaje de la vida sea más sabroso. Para mí, como realizador, esa idea también implica una dualidad en la que tengo que pensar como padre de familia pero también como cineasta. Siempre he tenido ese dilema de si estar más en un rol que en el otro. Pero he aprendido que el balance permite estar en ambas cosas, en un estado cómodo para llevar la vida”, ahondó.

Por su parte, Giancarlo afirmó que esa dualidad es algo que la sociedad maneja siempre, especialmente en una profesión como lo es la actuación. “Creo que todos los días todas las personas de alguna manera utilizamos máscaras que usamos para enfrentarnos al trabajo, a los amigos y demás. Me parece que diariamente creemos que somos de cierta manera y estamos proyectando cierta imagen o etiqueta personal que nosotros no llegamos a percibir pero las demás personas con quienes interactuamos lo reciben. Y como actor, las dualidades las vives a cada rato cuando estás trabajando en una película o audicionando, entonces siempre andamos fraccionando nuestra personalidad. Cuando terminas un proyecto toca reconstruirse a uno mismo, vas identificando y encontrándote a ti mismo a través de los personajes a los que das vida”, enfatizó.

Para concluir la amena charla, el director y el actor confesaron lo que harían si en este mundo de seres duales, se encontraran con alguien exactamente igual a ellos. “No sé cómo sería ese encuentro en persona, no sabría como reaccionar ante esa dualidad. Pero sí debo decir que soy de los que creen que dentro de nosotros tenemos dos halos que son el alma animal y la divina que todo el tiempo están peleando ya sea por placeres físicos o espirituales. Es una especie de lucha de dos personalidades internas”, dijo Askenazi. Mientras, Ruiz lo tomó con filosofía, como si el papel de Rafa se apoderara de su vida por un momento. “Yo creo que le daría un abrazo y le diría ¿dónde has estado toda mi vida? Hay que jugar tenis”, mencionó entre risas. 

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