Escenario

‘La Dama del Silencio’: Un documental que reflexiona como los mexicanos entendemos los crímenes

ENTREVISTA. La cineasta María José Cuevas y la productora Laura Woldenberg nos hablan del documental del caso Mataviejitas que llegó este jueves a Netflix

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Imagen de la miniserie.

Imagen de la miniserie.

Cortesía

Uno de los casos criminales más polémicos en la historia de la Ciudad de México es, sin duda, el de la asesina serial Juana Barraza, mejor conocida por el mote de la Mataviejitas. La mujer de 65 años fue detenida en enero de 2006 y actualmente enfrenta una sentencia de 759 años de prisión por 16 homicidios en serie cometidos desde finales de 1990 contra mujeres de la tercera edad, así como de 12 robos a casa habitación. Pero ¿Qué hay de todo lo que sucedió alrededor de esta figura mediática? En Crónica Escenario charlamos con la directora María José Cuevas y la productora Laura Woldenberg acerca del recién estrenado documental de Netflix, La Dama del Silencio: El caso Mataviejitas, que desenmascara el dolor y las consecuencias sufridas por las víctimas que quedaron detrás de esta temible criminal.

María José y yo nos preguntamos mucho si valía la pena volver a contar una historia de algo tan mediático o si existía algo más que aportar pues siempre estamos interesadas en contar una historia que tenga una parte social o cultural. Al momento de leer sobre el caso y tener acceso por primera vez a todas las carpetas de investigación, nos dimos cuenta que era una excusa perfecta para hablar del sistema de justicia en México y que lo que se conocía era muy poco”, dijo Laura Woldenberg.

Todo el foco era sobre Juana Barraza y había muchas otras cosas que valía la pena explorar, como la falta de presunción de inocencia con ciertas víctimas que fueron arrestadas. Pero el foco era, desde el inicio, las víctimas y no tanto la asesina serial”, añadió acerca del enfoque del documental.

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Imagen de la conferencia magistral.

Para María José Cuevas el reto era abordar el tema sin darle el centro de atención a la asesina serial sino a todo lo que dejó el caso. “Claramente fue muy mediático porque en el país no teníamos asesinos seriales tal cual. En este caso en particular que estuvieron tras la pista de éste, la presión de los medios era infame y ellos mismos le ponen ese apodo. Me parece que la gran reflexión es eso, que detrás del nombre de Mataviejitas que se vuelve parte del imaginario colectivo, hay un gran dolor que no vemos. Consumimos toda esa información como audiencia sin pensar en lo que hay detrás de ello”, expresó.

Asimismo, la realizadora destacó que la Mataviejitas es el pretexto para mostrar las aristas no exploradas del caso: “Juana Barraza no es la protagonista, es solo un medio para entender la columna vertebral de la investigación. Por ello decidimos no entrevistarla y realmente enfocarnos en todo lo invisible de un caso tan visible. Teníamos muy claro que no queríamos hacer una apología de ella. Curiosamente, en el proceso donde nos metíamos cada vez más en la investigación, ella quedaba más lejos. Para mí, Juana es una sombra en esta narrativa a la que todos están buscando pero jamás buscamos que ella fuera el centro de atención”, destacó.

Woldenberg reflexionó acerca de la fiebre reciente de los documentales y series que abordan los casos de asesinos seriales: “La fascinación por el true crime es algo global, porque son historias que se cuentan de una manera atractiva para el espectador pero acá teníamos un interés de experimentar con el género de otra manera para darle espacio y voz a las víctimas generando una conversación con capas más sociales. Me parece que existen muchas maneras de contar una historia de este tipo”, dijo.

“Juana Barraza no es la protagonista, es solo un medio para entender la columna vertebral de la investigación”, destacó María José Cuevas

“Juana Barraza no es la protagonista, es solo un medio para entender la columna vertebral de la investigación”, destacó María José Cuevas

Cortesía

Incluso Cuevas declaró cómo la perspectiva de la fama criminal cambió por completo mientras filmaba el proyecto: “Dentro de mi propio proceso, en algún momento conocí a Juana Barraza en Santa Martha y fue muy raro porque, incluso dentro de la cárcel, era como una leyenda. Obviamente, después de ver y oír de ella en los medios, me impuso porque era alguien famosa y me daba esa sensación”, comentó.

A las pocas semanas, sucedió lo contrario con el familiar de una de las víctimas. Me senté a tomar un café con él y observé como 20 años después, seguía cargando con un gran dolor. Eso fue muy contrastante y me hizo borrar a Juana y la sensación de la celebridad, que tristemente es lo que más queda por la fuerza de los medios que se centran alrededor de esa figura en lugar de las penas que los que quedaron atrás viven”, continuó.

Hay una escena en el documental, cuando arrestan a Araceli Vázquez, que la avientan a una conferencia de prensa donde todos sus derechos humanos se violaron. Se ignoró la presunción de inocencia y se le metió a enfrentar a los medios sin ningún tipo de defensa. Esas son las reflexiones que intentamos aportar, como el rol de los medios y comunicadores al contar un relato como éste, crear un icono pop y no voltear a ver los daños que esto puede generar”, complementó la productora del filme.

Otro aspecto importante de La Dama del Silencio es que, para María José Cuevas, abre la opción para cuestionar el proceso de los falsos culpables en el sistema de justicia mexicano, como el caso de Araceli. “Nos interesa que la cinta genere ruido, polémica e indignación de cómo actúan las autoridades además de que es un factor constante. ¿Cuántas Aracelis o Mario Tablas no habrá en prisión que padecen lo mismo? Queda claro que siempre hay errores en los sistemas de justicia y deberían de revisarse siempre. Eso es parte del motor del documental, pues la presunta Mataviejitas fue algo que se volvió más importante que la misma Juana Barraza”, enfatizó.

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Fotograma del filme.

Casi dos décadas después de ser capturada, el caso de Juana Barraza sigue resonando en el presente por diversos factores. “En un país que sufre de tanta violencia como México, a pesar de que es un caso que sucedió hace 15 años, sigue mostrando un contexto similar en el sistema de justicia y en cuanto a la violencia. De hecho, ésta ha crecido de manera exponencial, alcanzando números escandalosos. Lo que intentamos es voltear justamente el foco a las víctimas, que sintamos el dolor detrás de los 49 asesinatos registrados y ponerles nombre y apellido”, apuntó Woldenberg.

Creo que es un reflejo del México de hoy. De entrada hay muchos personajes que forman parte del mismo que siguen en funciones y fueron responsables en su momento de todo ese proceso. Mucho de lo que vemos en este documental se puede trasladar al día de hoy con muchos casos y las fallas del sistema como la fabricación de culpables, la gente inocente encarcelada con sentencias injustas, donde la presunción de inocencia jamás se respeta y una buena parte de la policía que no está bien capacitada. Este pasado nos ayuda a entendernos más en el día de hoy”, expresó.

Todo proyecto enfrenta retos pero para María José hubo uno que fue el punto más complicado. “Definitivamente lograr el permiso para entrar a Santa Martha y hacer la entrevista con Araceli. Fueron varios meses, de hecho casi habíamos terminado casi toda la producción con las etapas de charlar y recreaciones y seguíamos sin acceso a este penal”.

También, encontrar el tono del documental no fue sencillo, si bien es un true crime, es diferente a ello porque es muy chilango y tiene de pronto momentos de humor involuntario de los personajes mientras nos muestra cómo operan las autoridades de una forma muy transparente, independientemente de que hicieran una buena o no tan buena labor. Entonces, hay momentos trágicos y dolorosos como también el humor involuntario que van provocando que el espectador viva diferentes emociones en el filme sin dejar de ser respetuoso con las víctimas”, recordó Laura.

Otra parte interesante es la forma cinematográfica en que Cuevas decide contar el relato. “En cuanto al estilo, creo que el documental juega con muchos. Me imaginé primero que tuviera todo un cuidado en su atmósfera para no caer en lo típico. Una parte clave fue la música de Enrico Chapela, donde queríamos conservar esta atmósfera de tipo detectives y cine noir, pues está centrada en cómo las autoridades atraparon a esta mujer. Fue algo complejo, porque en el proceso de edición trabajamos con maquetas y él llegó a reinterpretar lo que le presentamos, pero definitivamente fue un factor muy interesante para transmitir las emociones de las víctimas”, afirmó.

Creo que también el documental tiene varios tonos, como el universo de la lucha libre totalmente diferente, la investigación, de los falsos culpables y las víctimas pero también está presente la canción favorita de una de las víctimas, ‘Fumando espero’, que suena por ahí. Realmente, es el motor del mosaico de universos que la película tiene, cada uno muy particular”, sumó a su observación la directora.

Finalmente, Woldenberg ofreció una observación interesante que La Dama del Silencio ofrece a la sociedad. “Me parece que tenemos una responsabilidad de ver cómo entendemos la violencia, los crímenes y hay que ver cómo le damos la vuelta para que no se vuelva una cosa morbosa sino más bien una historia que genere reflexión para cuestionarnos a nosotros mismos. Eso va para todos, tanto para los que contamos la historia de esta forma como para quienes la consumen”, concluyó.